12 fotosTacloban quiere salir adelanteLos habitantes de la zona más afectada por el tifón Haiyan, que asoló Filipinas hace siete meses, intentan recuperar la normalidadXaume OllerosTacloban - 02 jul 2014 - 19:27CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceCesar Baltazar lee un libro dentro de una casa en ruinas en junio de 2014 en Tacloban, Filipinas. Él perdió la suya en el barrio de Magallanes y también su empleo en una tienda cercana. “Aquí no vive nadie, estoy tranquilo y leo".Xaume OllerosMensajes de aliento escritos en uno de los barcos en el barrio Hanibong, en Tacloban, Filipinas. "Crece, Tacloban" y "Tacloban, Dios te ama", se lee.Xaume OllerosUna mujer lleva en brazos a su bebé por las calles de Tacloban. La particularidad de Haiyan fue que su potencia generó tres olas consecutivas de alrededor cinco metros de altura e impactó contra las casas arrastrando todo lo que encontraba a su paso, de oeste a este del archipiélago filipino.Xaume OllerosUna señal advierte de la política del Gobierno acerca de la reconstrucción de la zona dañada: no se rehabilitarán las casas que se encontraban en los primeros 40 metros de costa hacia el interior.Xaume OllerosMarcar Lorence M Bonife (derecha), de 16 años, reconstruye con ayuda de un su casa en la aldea de Palo.Xaume OllerosUn hombre camina entre las ruinas del barrio de Hanibong, donde quedan cinco barcos varados.Xaume OllerosSulpicio Cator, de 37 años, y su hijo Joshua Cator, de siete, se esconden del sol. Sulpicio perdió a su esposa e hija durante el tifón y su pierna derecha quedó paralizada al electrocutarse con un cable.Xaume OllerosUnos niños juegan al baloncesto en el barrio de Magallanes, también afectado por Haiyan.Xaume OllerosUn niño se dispone a cepillarse los dientes en el 'barangay' número 88 de Tacloban.Xaume OllerosUna mujer deposita unas flores para un familiar enterrado en una fosa común improvisada en una rotonda de Palo, Filipinas.Xaume OllerosVecinos de Magallanes compiten en un juego de mesa.Xaume OllerosUna familia realiza actividades domésticas en la chabola donde vive desde que perdieron su vivienda por el tifón, en Tacloban. Frente a ellos descansa uno de los barcos varados que aún quedan por la zona.Xaume Olleros