Barrios cinco estrellas
Asociaciones de comerciantes y Ayuntamientos podrán crear zonas urbanas dotadas con servicios públicos especiales
Mejores servicios, mayor vigilancia, seguridad y limpieza, un diseño urbano más moderno, jardines cuidados, una regulación ordenada del transporte... Ventajas de este tipo son las que ofrecen los barrios premium, un modelo impulsado por los comerciantes con el apoyo de los Ayuntamientos, que pronto podrían proliferar en España.
La idea no es original ni nueva. Ciudades como Londres, Nueva York o Toronto han puesto en marcha sistemas de gestión mixta para las áreas comerciales en los llamados Business Improvement District (BID), que vienen a ser entidades dirigidas privadamente y autorizadas públicamente. Son las asociaciones de vendedores quienes asumen las tareas de mejora del barrio y para ello pagan impuestos especiales a cambio de recibir servicios públicos de valor añadido.
El PP ha dado el primer paso para la creación de estos espacios cinco estrellas. Lo ha hecho a través de una proposición no de ley que se ha discutido en el Congreso de los Diputados. El modelo se inspira en los supercomplejos de ocio que con tanto ímpetu se han expandido en el extrarradio de las grandes ciudades y aspira a revitalizar zonas urbanas.
Tener mejores servicios, como es obvio, no sale gratis. Su coste se sufragará con una tasa extra que pagarán las asociaciones comerciales del distrito si así lo aprueban. Además, será obligatoria. No valdrá la vieja triquiñuela de oponerse a pagar y al tiempo aprovecharse de los beneficios. Los ciudadanos de a pie, por una vez, no tendrían que rascarse el bolsillo para hacer frente a más impuestos.
S in el rimbombante nombre que se esconde bajo sus siglas, algo parecido a los BID son el Barrio de las Letras, en Madrid, y Barna Centre, en Barcelona. La diferencia es que en estos casos la gestión es privada.
No cabe duda de que iniciativas como las de los distritos premium generan un entorno de compra más agradable y mejoran la estética de un espacio que es de todos, pero ello no debe ser excusa para tener guetos en los que se concentre todo aquello que los comerciantes no quieren ver cerca: suciedad, pobreza o mendicidad.
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