Lorca, Machado y un niño de seis años
Me alertó hace unos días mi compañero Fernando Navarro del tratamiento que el manual de primero de primaria de Anaya hacía sobre la muerte de Federico García Lorca y el exilio de Antonio Machado. Otra compañera, Elsa García de Blas, dio noticia ayer de la retirada de los libros por parte de la editorial. Anaya va a revisar esos textos, brevísimas biografías de ambos autores en las que se obvia que ambos sufrieron la represión de un régimen ilegítimo que debía su poder a un alzamiento militar que provocó una Guerra Civil y cuarenta años de dictadura. Da la casualidad de que es el libro que ha estado manejando mi hijo este año. Ayer mismo tenía delante la página de Machado.
Recuerdo que vimos hace no mucho la página sobre Lorca. Estaban con el célebre poema de los lagartos: “El lagarto está llorando / la lagarta está llorando, / el lagarto y la lagarta / con delantalitos blancos” (por cierto, en el libro dice “delantitos”). Eché un vistazo por encima al texto sobre el poeta y me llamó la atención la frase sobre su muerte, que cito: “Poco después de terminar su última obra de teatro, La casa de Bernarda Alba, Federico murió, cerca de su pueblo, durante la guerra en España". Reconozco que no me metí a explicarle que no había muerto, sino que lo habían matado, en parte por pereza. Ponte a explicarle a un niño de seis años que a ese poeta lo habían matado unos compatriotas porque pensaba diferente a ellos, porque era homosexual y republicano, y que esos hombres habían dado un golpe de Estado, que se habían alzado en armas contra un Gobierno legítimo y habían provocado una guerra que se cobró cientos de miles de vidas.
Por esa misma dificultad, admito también que en parte me puedo creer las explicaciones la editorial Anaya sobre los textos: “Un niño de seis años no entiende qué es el exilio, por eso no se le dan más detalles. El profesor, si quiere, amplía la información”. Es cierto, pero luego, ellos mismos se desmienten al ordenar la retirada de los ejemplares que queden por ahí y su “destrucción” -por cierto, pueden pasar por mi casa cuando quieran, y les doy otras direcciones-.
Pero, ya alertado de la polémica, intenté explicar a mi hijo de seis años que Machado no se marchó a Francia y murió allí con su familia, sino que se tuvo que exiliar para que no lo represaliaran como republicano que era. Más o menos, esta fue la conversación:
- Machado no se fue con su familia, sino que se tuvo que ir porque corría peligro de que lo mataran.
- ¿Quiénes?
- Los que gobernaban entonces España. Y gobernaban porque habían dado un golpe de Estado.
- ¿Y qué es un golpe de Estado?
- Pues mira, en España había un gobierno porque había ganado las elecciones. ¿Sabes lo que es votar? Pues los españoles votaron y eligieron un Gobierno, pero unos cuantos no estaban de acuerdo con ese Gobierno. Entonces, con la ayuda de los militares, se rebelaron e impusieron con las armas un Gobierno que les gustaba más. Y muchos que no estaban de acuerdo con ese nuevo Gobierno, tuvieron que huir para que no les mataran o les metieran en la cárcel.
- Ahhh.
Bueno, no entré demasiado en detalles, en que hubo una guerra, por ejemplo, no soy un experto en el tema. Tampoco es que el chico mostrara una reacción indignada, ni que pidiese detalles exhaustivos de lo que ocurrió. Supongo que, en el fondo, le dio bastante igual. Pero al menos le quedó claro que Machado no se fue porque quiso. Y no fue demasiado difícil. Supongo que tampoco lo habría sido para la editorial redactar esas notas con un poco más de precisión. Supongo.
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