Un político ejemplar

He leído algo sobre José Mujica, mandatario de Uruguay. El político gobierna su país razonablemente bien. Los indicadores económicos no son malos, el índice de desempleo es muy bajo y el nivel de felicidad de los uruguayos es de los más altos del mundo, según The Economist. Dentro de la lista de países con menos corrupción, el suyo aparece en los lugares más altos, y es el más transparente de Sudamérica. Dentro de esta lista de Transparency International está también muy por encima de España.

Pero quiero referirme a la austeridad con la que vive y a su vocación política. Su hogar es una sencilla casa sin excesivos lujos y dona parte de su sueldo como presidente. No voy a dar más detalles de cómo vive este gran hombre. El que quiera conocer más de sus actos, que lea. Aquí no hay espacio para describirlos. Pero una cosa sí es segura: no es un político corrupto. Y lo que más me gusta de él: ¡no usa corbata!

No pretendo que nuestros políticos vivan como Mujica. Que vayan del extremo de privilegios en el que están ahora al otro. No pido que se pongan un hábito de monje y que hagan voto de pobreza. No es eso, pero sí que lo tomen como ejemplo en el sentido que utiliza su cargo y su verdadera vocación política para mejorar la situación de sus ciudadanos y no para enriquecerse. Estoy seguro de que cuando deje el cargo no formará parte de ningún consejo de administración de una empresa internacional o de un banco. José Mujica, ¡un ejemplo! Muchos políticos, ¡vaya ejemplares!— Ángel Serrano Vida.