El heredero del mito del fútbol francés
Con un codiciado potencial en las venas, Enzo Zidane podía aprovechar su doble nacionalidad para jugar por su Francia natal o por su España adoptiva. El lunes se decidió
La gran promesa... ¿Española?
Enzo Fernández es un centrocampista de 18 años que debe su nombre a un astro uruguayo; su apellido, a una mujer almeriense; su físico, a sus abuelos argelinos y su talento, a una leyenda francesa. Solo por eso, el hecho de que el chaval se haya decidido por fin con qué país jugar sería digno de cierto mérito. Pero Enzo Fernández se apellida en realidad Enzo Zidane, y su padre, Zinedine, es más que una leyenda: es un mito; la cara que se proyectó en los Campos Elíseos cuando Francia ganó el Mundial de fútbol de 1998, lo memorable de cuando el Real Madrid ganó la Copa de Europa. Con tan codiciado potencial en las venas, Enzo podía aprovechar su doble nacionalidad para jugar por su Francia natal o por su España adoptiva. El lunes se decidió. “Ha decidido llevar la camiseta bleu”, anunció el técnico de las categorías inferiores francesas. El titular se había creado. El debut era imparable.
¿Imparable?
Lo complicado, en el fondo, es pensar en un momento en el que Enzo Zidane no estuviera debutando. Dada la importancia de su padre en tantos países, se lleva hablando de él prácticamente desde que Veronique, su madre, de El Chive, Almería, le diera a luz. Se hizo un documental cuando empezó a jugar al fútbol, titulado Dans les pas de papa, en el que se dividía la pantalla para comprar la naturalidad con la que padre e hijo ejecutaban las mismas jugadas: el toque de pecho, el de cabeza... Todos se sincronizaban con asombrosa exactitud. Hasta el giro marseille, por el que Zinedine es conocido. En 2007, un vídeo de YouTube recopiló sus jugadas más imprevisibles de un partido contra el Barcelona: al poco, había acumulado cinco millones de visitas. En España, donde el chico ha vivido durante más de una década y donde lleva jugando años con el Real Madrid, se le empezó a llamar El Heredero.
¿Historia del fútbol?
No es la primera vez que una saga futbolística pasa por el aro dinástico. Hay casos arquetípicos como los Cruyff: el padre, Johan, uno de los más grandes futbolistas de la historia, y Jordi, el hijo, jugador a secas. O hiperbólicos como los Maldini: Cesare jugó dos mundiales y ganó una como técnico, Paolo fue capitán y, ahora, Christian piensa ser el primer nieto que redondea la saga. El caso de Enzo podría ser cualquiera de esos. Se estrenará esta semana en Clairefontaine pero, por tener, tiene hasta un hermano pequeño, Theo, de 15 años, que también juega al fútbol. Si uno no recoge el título de ídolo del fútbol de su padre, el otro lo hará.
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