La obligación de ser madre
La nueva ley del aborto impone a las mujeres la obligación de ser madres, independientemente de cuál sea su voluntad y sus condiciones de vida. La nueva ley no protege al concebido no nacido; coarta a la persona, a la mujer. Y ahora yo me pregunto, ¿qué hay de los hombres? Porque si ese chavalillo que deja embarazada a una adolescente —ahora incapacitada para decidir sobre su vida—, opta por hacer las maletas e ir a por tabaco, nadie lo perseguirá hasta el infinito con ese discurso constante y lastimero del derecho a la vida y al papel de las mujeres en cuanto a la maternidad se refiere. Gallardón se ha afanado en recordarnos que somos las mujeres quienes debemos asumir el peso de la vida; quienes estamos obligadas, por ley, a renunciar a todo por un embarazo. Los hombres, no. Sobre nosotras recae la lacra del egoísmo y la crueldad si decidimos abortar. Y ahora esa lacra se ha convertido en delito. Pero no para ellos.
¿Por qué nosotras somos diferentes? ¿Por qué yo, como mujer, tengo que asumir la obligación de ser madre?— Isabel Villar Hernández.
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