Anglicismos y traducciones
Las traducciones de palabras inglesas o su empleo directamente sin ofrecer traducción es un motivo de reproche periódico por parte de los lectores. Reproduzco tres ejemplos.
Un caso motivo de debate ha sido el de las declaraciones del portavoz de la Comisión Dennis Abbott sobre una manifestación del ministro de Educación español en la polémica sobre las becas Erasmus. Xabier precisa en un mensaje que la traducción dada por gran parte de medios a las declaraciones del portavoz de la Comisión es incorrecta. El citado portavoz dijo: I don't know how to put this more diplomatically, but that's rubbish. No sé cómo expresarlo de una forma más diplomática, pero decir eso [que habrá menos beneficiarios] es basura, fue la traducción dada en el vídeo que publicó este diario. También se hizo en un titular de portada del digital. En el artículo, el titular era otro y en el texto se daban dos alternativas a la traducción de "rubbish": basura o disparate. Los diccionarios también ofrecen el término basura como traducción literal de la palabra. Sin embargo, explica el lector, el sentido de la expresión idiomática (que no literal) es que "es un disparate", o si se prefiere, "una chorrada", algo suficientemente descalificativo. A raíz de este episodio, el diario publicó una entrevista con el citado portavoz en el que manifestaba que con esa palabra me refería a la pregunta que me hacía un periodista sobre la posibilidad de que se redujeran los fondos. No al ministro. Si quisiera meterme con él lo habría dicho claramente. Vengo del norte de Inglaterra y ahí nos gusta llamar a las cosas por su nombre. Prefiero hablar con un lenguaje que entienda la gente y no con tecnicismos. Además, luego me han explicado que la palabra basura en español suena mucho más dura que en inglés. Algún colega me ha sugerido que la traducción más adecuada sería sinsentido y aseguraba que no volvería a utilizar este tipo de expresiones. La próxima vez usaré otro tipo de lenguaje. Me he sentido mortificado porque la gente se haya podido sentir ofendida por mis palabras.
Joaquín Rábago, por su parte, subraya que cada vez son más observables en los periódicos - por desgracia, también en EL PAÍS- las malas traducciones en textos tomados directamente del inglés. Sin ir más lejos, en el caso concreto de su periódico, he visto frases como "atender un servicio religioso", en lugar de "asistir a" o "cargar por la elección electrónica" en lugar de "cobrar " (dinero).
Raquel López critica el uso perezoso de anglicismos, particularmente en el consultorio del suplemento Negocios. Leo cosas como: las nuevas habilidades o skills, un management audit y sesión de feedback. Respecto a skills, resulta grotesco que se repita la palabra en inglés cuando ya se ha dicho en correcto castellano. Igualmente, no hace falta pensar mucho para llegar a la conclusión de que management audit es lo mismo que evaluación de la gestión, y para feedback existen en español palabras como valoración, evaluación, etc. No entiendo el porqué de este tipo de jerga, totalmente innecesaria, en esta y otras piezas.
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