La (mejor) vida está en los detalles
Individuales y con presencia colectiva. Con presencia colectiva y sin empujar en la calle. Acabados cuidados pero económicos e ingeniosos: planteamiento y detalles cuidados que le hablan al usuario en estas viviendas de protección oficial en Palma de Mallorca.
Primero el edificio trató de crecer y sus arquitectos dibujaron vuelos sobre la calle, la mitad cerrados, el resto excavados, como terrazas. Los huecos hacen hablar al inmueble y dejan que la calle le hable a él. A cada ocupante de una manera. Así, este edificio de viviendas se presenta más como una suma de individuos que como una unidad. Las terrazas, excavadas en la fachada, subrayan esa individualidad y marcan la expresión del edificio. Pero hay más vida. Y está en los detalles:
1-Valorar la esquina y dividirla. Las vistas están repartidas, pero también aprovechadas. Es importante mirar a dos fachadas, poder observar el paso de la gente y el recorrido del sol. El compromiso de este edificio es con sus inquilinos y con la calle, pero no a través de su fachada: es el volumen entero el que trata de entender el lugar desdoblándose (para acompañar a la calle y ampliar ventilación y vistas de sus habitantes) y, sin embargo, compactándose (excavando sus huevos para no molestar).
2-Celosía económica en la escalera. Ese detalle deja pasar el aire y la luz. No enclaustra. Remite al lugar (la tradición mediterránea). No gasta de más. Acompaña y diferencia. Recuerda a quien sube por la escalera que alguien, en un estudio de arquitectura, pensó en él.
3-Cocina-mirador. Lejos de las tendencias de tantos libros de decoración que bautizan las cocinas como el nuevo corazón del hogar, en los pisos de protección oficial las cocinas alcanzan a ser, en general, poco más que salas de máquinas, cárceles para quien trabaja en ellas. Aquí la cocina tiene el mejor lugar, vistas que además están enmarcadas.
4-Jambas de la cocina. No solo el apoya-platos de la cocina está cubierto de mármol para protegerlo y hacerlo durar. Esa piedra noble trepa por las jambas de ese hueco para completar un trabajo humilde pero bien hecho. Intenso y de agradecer a los arquitectos Pep Ripoll y Juan Miguel Tizón y su equipo.
Precio por metro cuadrado según estudio Ripoll-Tizón: 410,6 euros.
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