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Columna
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Peligrosos

Si se castiga tanto, y con razón, al que bebe en exceso cuando conduce, aún más habría que perseguir a los energúmenos que dejan tirados a sus animales.

Rosa Montero

La Asociaciones de Protección Animal de la Comunidad de Madrid han lanzado una campaña contra el abandono de animales (para entrar, busca en Google ¿Te abandonaría él por un veraneo?),esa bárbara práctica a la que tan aficionados somos en España, país que ostenta el mayor número de abandono de mascotas de la Unión Europea. Cada año, 300.000 animales sufren ese destino cruel, 10.000 de ellos en la Comunidad de Madrid. Arrojados a la intemperie, muchos son atropellados o martirizados y mueren lentamente de hambre, de heridas, e incluso de la pena misma del abandono. Por no hablar de los peligrosos accidentes de tráfico que provocan. Si se castiga tanto, y con razón, al que bebe en exceso cuando conduce, aún más habría que perseguir a los energúmenos que dejan tirados a sus animales.

Y lo peor es que, con la crisis, los abandonos aumentan. Las protectoras están saturadas, su financiación se ha reducido a la mitad y no hay recursos para contener esta avalancha de pequeñas tragedias, el sufrimiento de esas criaturas peludas a las que verás vagar como almas en pena por calles y arcenes, o cuyos cuerpos destrozados intentarás esquivar mientras conduces hacia tu destino de vacaciones. Y si acaso te parece que este drama es baladí frente a “la que está cayendo”, perdóname que te diga que no has entendido nada. Porque si una persona es capaz de arrojar a un destino tan feroz a un animal indefenso con el que ha convivido, para marcharse después de veraneo tan campante, es que también abandonará al abuelo en el hospital y jamás mostrará la menor solidaridad, la menor empatía ante otro ser humano. Mantente alerta: desconfía del vecino al que casualmente se le volatiliza el perro en vacaciones y demuestra tu desprecio por estas prácticas. Defendámonos de estos miserables. Son peligrosos.

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