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Los reyes del siglo XXI buscan trabajo

Guillermo lidera una generación que debe dar sentido a la monarquía

Mábel Galaz
Los príncipes Felipe y Letizia, a su llegada a la ceremonia de entronización.
Los príncipes Felipe y Letizia, a su llegada a la ceremonia de entronización.PATRIK STOLLARZ (AFP)

Los veteranos ya lo saben y a los que llegan ahora les toca encontrar la respuesta. Beatriz de Holanda se despidió del país en el que ha reinado durante más de 30 años advirtiendo de que “el poder no puede dotar de contenido hoy a la Monarquía”. Un mensaje y un recordatorio al nuevo rey. Guillermo-Alejandro tiene ante sí la comprometida tarea de dotar de un nuevo sentido a la institución para justificar así que siga existiendo. En las calles de Amsterdam hubo gritos de júbilo pero también voces discordantes. Algunas llegaron desde el Parlamento. Dieciséis de sus integrantes se negaron a jurar lealtad al nuevo rey.

En una entrevista realizada a Guillermo-Alejandro días antes de su entronización ya abordó la misión que le toca. “Si el Parlamento decidiera democráticamente que el rey debe convertirse en una figura ceremonial, no tendría inconveniente en firmar esa ley”, dijo. “Hasta la entrega de insignias tiene su importancia”, añadió. O lo que es lo mismo, Guillermo está dispuesto a revisar sus tareas de acuerdo con el Gobierno.

En este tiempo de cambios los pequeños detalles son importantes y más en una institución que se comunica de esta manera con los ciudadanos. Los holandeses valoraron, por ejemplo, el pequeño gesto de Máxima que repitió traje el lunes en un intento de apostar por un cierto recorte, aunque los gastos de la entronización han sumado 11 millones euros y la exposición de las joyas de los Orange ha sido deslumbrante.

Guillermo y Máxima son el prototipo de pareja en la monarquía del siglo XXI. Ella es una universitaria que conoció a su marido en una Feria de Sevilla y que tuvo que ganarse el favor de la reina para que aceptase su llegada a la familia real. Guillermo pertenece a la Casa Orange que tuvo que convivir en el pasado con algunos escándalos. El más sonado, el protagonizado por Bernardo, marido de la reina Juliana, pillado en un caso de soborno. Y es que jóvenes plebeyas llegadas a familias reales con problemas son factores comunes en algunas monarquías. Así, no hay ningún príncipe casado con una igual y la única princesa heredera, Victoria de Suecia, lo hizo con su entrenador personal. También las hay que son divorciadas (Letizia), madres solteras (Mette Marit) e incluso divorciadas y abuelas (Camila).

También es cada vez más común que conforme las familias crezcan haya ovejas negras. En Bélgica, Reino Unido y en España algunos miembros de la realeza se han visto en apuros con la justicia.

Por todo ello los otros príncipes herederos saben que, de alguna manera, el futuro de Guillermo y Máxima será el suyo. A ellos les toca marcar el camino a seguir, si bien los hay que todavía dudan si llegará algún día su hora. Es el caso de Carlos de Inglaterra que a sus 64 años sigue esperando turno mientras su hijo, Guillermo gana popularidad ayudado por el gancho de su esposa desde hace dos años Kate Middleton. Y es que el Reino Unido no se acostumbra a abdicar como en Holanda. Parece que el gesto de Beatriz podría ser imitado por otras cabezas reinantes, conscientes de que su tiempo ha pasado y les corresponde a otros reinventar la monarquía.

Guillermo llega al trono con un 69% de aceptación. En otros países las encuestas ofrecen datos preocupantes para quienes están en el trono. Al menos Guillermo parte con viento a favor en la tarea que ha emprendido.

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Sobre la firma

Mábel Galaz
Fue la primera mujer en pertenecer a la sección de Deportes de EL PAÍS. Luego hizo información de Madrid y Cultura. Impulsó la creación de las páginas de Gente y Estilo. Ha colaborado con varias cadenas de televisión y con la Cadena Ser. Ahora escribe en El País Semanal.

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