Música vis a vis

Tras la actuación pero antes de saber que eran las elegidas, Ruth De Freitas se daba por más que satisfecha de haber podido "poner un pie" en Johannesburgo y tener contacto con otros jóvenes músicos. El trío de la ciudad más austral del continente se formó hace apenas un año por lo que lo del pasaporte a los festivales españoles le parecía a la sudafricana de ascendencia portuguesa "un sueño".

Este año no ha habido escenarios de paja pero sí unas vistas nocturnas de infarto sobre la ciudad más moderna del continente. "África es una mina musicalmente, cada tribu tiene su ritmo", explica el canario Ramírez, para quien la grandeza de muchas de las propuestas es que la tradición se mezcla bien con "la electrónica, lo moderno, el jazz, con todo".

Y Sudáfrica, con 11 lenguas oficiales y otras tanto etnias reconocidas no es menos. De zulús a xhosas, el idioma materno de Nelson Mandela con su carcterístico sonido de chasquido que inmortalizó la gran Miriam Makeba en su "The click song", el panorama local se llena de mucho hip hop, de rock, pop y jazz que van mucho más allá del folkorismo o incluso de los ya clásicos Ladysmith Black Mambazo que encandilaron a Paul Simon a mediados de los 80.

Está claro que los programadores no se dejan sorprender por unos ritmos hiphoperos o un vestuario de estampados casi imposibles de llevar en un panorama occidental, ni tan siquiera por el ambiente cuando más de uno entre el público se anima a seguir el ritmo para disfrute personal y colectivo. Con los primeros compases, el jurado se mira entre sí y con un sólo gesto descarta a la banda que, ajena a las notas, lo da todo, como se dice en estos casos. Por el contrario, la sala se enciende y el jurado advierte que lo que está sonando es "diferente", aunque quizá la técnica pueda pulirse. Por usar algún referente, la iniciativa está a medio camino entre los televisivos "Tienes talento" y "Operación Triunfo" pero sin cámaras en los dormitorios ni mala baba de los miembros del jurado, que se refieren a los descartables con un poco hiriente "más de lo mismo".

El nombre de los ganadores no se decidió hasta no sólo ver y escuchar a los grupos en el escenario sino conversar con ellos fuera de foco. A la llamada del Vis-a-Vis sudafricano respondieron 88 músicos que colgaron sus actuaciones en la página web. De ahí, los programadores escogieron la docena de semifinalistas en una votación colegiada aunque teniendo en cuenta las preferencias de sus respectivos festivales. Hay alguna banda que parece haber estado toda la vida ante el público y se mueve por el escenario con tanta soltura que queda claro que hay cosas que no se aprenden en academias, mientras que algún virtuoso músico se adivina como amenaza de una dormida general en cualquier festival. No todo es la técnica, coincide el jurado. Después de las actuaciones, la iniciativa también ha contemplado reuniones con los grupos para ayudarles a elaborar un book para festivales o pulir la puesta en escena. "Queremos dar un paso más", cuenta el responsable del Canarias Jazz&Más, para que "España se convierta para estos grupos africanos en un trampolín al mercado europeo y no dejar sólo que sea una iniciativa de conciertos puntuales".