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EXTREMISMOS

Hungría solo mira a la derecha

Jobbik, tercera fuerza con 44 diputados, aún mantiene grupos armados en las calles El blanco de sus iras son principalmente las minorías étnicas como gitanos y judíos El conservador partido gubernamental Fidesz también practica un nacionalismo populista

Miembros de la proscrita milicia del partido Jobbik, en Budapest en 2007.
Miembros de la proscrita milicia del partido Jobbik, en Budapest en 2007.REUTERS

Una luz de alerta se encendió en el seno de la Unión Europea el pasado noviembre, cuando los medios de comunicación se hicieron eco de que un diputado húngaro había pedido que se elaboraran “listas” de los judíos residentes en el país. Las declaraciones de Márton Gyöngyösi, destacado miembro del partido ultraderechista Jobbik, Movimiento por una Hungría Mejor, resucitaron oscuros fantasmas del pasado y provocaron una catarata de críticas en su país, primero, y en toda la Unión, después.

¿Qué clase de partido puede hacer este tipo de declaraciones en el seno de la democrática UE? Pues una formación que, a pesar de su eurofobia, tiene tres europarlamentarios en Estrasburgo después de que en 2009 obtuviera un 14,77% de los votos. Además, Jobbik es, con 44 diputados, la tercera fuerza en el parlamento húngaro tras las elecciones de abril de 2010. Es un partido ultraderechista, "de un nacionalismo agresivo", antijudío y antigitano, según el austriaco Anton Pelinka, profesor de Ciencia Política y Nacionalismos en la Universidad Central Europea de Budapest. Los gitanos, la principal minoria étnica de Hungría, con un 6% de la población (unas 600.000 personas), son el blanco principal de las invectivas de Jobbik, de las que tampoco se libran la gran banca ni las multinacionales.

Explicar el auge de Jobbik por la crisis es demasiado simplista Dániel Róna, doctor en Ciencia Política y coautor del estudio           El secreto de Jobbik

Esta formación también auspicia una milicia privada —que se autodenomina Guardia Húngara— que sigue patrullando a pesar de haber sido prohibida en 2009. Sin ir más lejos, el pasado marzo 100 personas juraron como miembros del grupo en pleno centro de Budapest. Uniformados con guerreras y gorros militares, se dedican a amenazar y atacar a gitanos de las provincias, especialmente al este de la capital. Ante su visión es imposible no acordarse de los nazis de las SS.

En Hungría gobierna con mayoría absoluta el partido conservador Fidesz, que tiene un componente nacionalista muy fuerte. Pelinka, al igual que la mayoría de los analistas, afirma que una de las razones por las que un partido tan radical se ha convertido en la tercera fuerza en siete años, reside en la crisis económica, "de la que culpa al Partido Socialista", que gobernó entre 2002 y 2010. Sin embargo, este profesor añade que, antes del estallido de la crisis, ya había un "agresivo nacionalismo húngaro" latente. "Es un nacionalismo lleno de odio hacia los países vecinos, los judíos y los gitanos". Por eso, Pelinka entiende que la crisis solo ha sido la llave que ha abierto "la caja de Pandora".

GÁBOR TOKA - UNIVERSIDAD CENTRAL EUROPEA DE BUDAPEST

Dániel Róna, profesor de Ciencia Política de la Universidad Corvinus de Budapest y coautor del estudio El secreto de Jobbik, tilda de "simplista" explicar el ascenso de esta formación por la recesión o el desencanto con los partidos tradicionales. El experto sostiene que fue crucial que Jobbik aprovechara "el momento justo", en agosto de 2009, cuando parte de la sociedad culpó de unos crímenes a los gitanos. Según Róna, había una "demanda de un nuevo partido" porque ni los socialistas ni los conservadores del Fidesz habían afrontado nunca los enfrentamientos "entre los gitanos y el resto de la población".

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El gubernamental Fidesz, aunque rechaza el extremismo contra gitanos y judíos, le sigue el juego a Jobbik en muchos aspectos. El profesor Gábor Toka, experto en comportamientos electorales de la Universidad Central Europea de Budapest, destaca el carácter "antidemocrático" del partido gobernante.

El Gobierno de Fidesz trata de ganar terreno a Jobbik y también explota el victimismo histórico húngaro

Desde su llegada al poder con mayoría absoluta, la formación del primer ministro, Viktor Orbán, está acometiendo una serie de reformas constitucionales que se observan con preocupación desde la UE, como dar la nacionalidad a las minorías húngaras de los países vecinos. Asimismo, el partido del Gobierno no deja de referirse a las "injusticias" del Tratado de Trianón, firmado en 1920, tras la Primera Guerra Mundial por el que Hungría perdió el 72% de sus 325.000 kilómetros cuadrados de territorio, un 64% de su población y numerosas fuentes de materias primas. Con esta estrategia, Fidesz trata de quitar votos a Jobbik aunque los expertos consultados tienen dudas de que pueda conseguirlo. Más bien al contrario, temen que solo sirva para que avance aún más la extrema derecha.

A dos años de las elecciones legislativas, pese a todo, el apoyo a Jobbik se ha estancado o incluso ha decrecido, según diferentes encuestas. El profesor Róna, sin embargo, vaticina un futuro "seguro" a la derecha radical porque cree que ha conseguido formar un cuerpo electoral sólido. "El que les ha votado dos veces, tiene bastante claro a quién hacerlo en los siguientes comicios".

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