Armstrong no fue el único
Resulta hipócrita pretender que no ganó sus siete maillots amarillos en igualdad de condiciones
Nadie tiene un mejor récord en la mayor carrera ciclista del mundo que el siempre agresivo Lance Armstrong. Ganó el Tour de Francia siete años consecutivos desde 1999. Armstrong ha negado siempre las acusaciones de dopaje, pero ahora ha abandonado todo esfuerzo por defenderse a sí mismo. Como resultado, la USADA propone vetar a Armstrong y despojarle de los siete maillots amarillos que ganó en el Tour. Esta desposesión retrospectiva de los títulos es altamente cuestionable. Nadie puede reescribir la historia del Tour entre 1999 y 2005 decretando la exclusión de Armstrong de la misma.
El hecho es que, con drogas o sin ellas, Armstrong ganó esos Tours. Nadie más lo hizo. Premiar en su lugar a los ciclistas que quedaron en segundo lugar es abrir la caja de Pandora. Si Armstrong es despojado del Tour de 1999, por ejemplo, el título debe ir a Alex Zülle, quien admitió haber utilizado el año anterior el estimulante sanguíneo EPO. Jan Ullrich, que terminó segundo en 2000, 2001 y 2003, resultó luego implicado en una investigación por dopaje en España. Y también lo fue Joseba Beloki, que quedó en segundo lugar, tras Armstrong, en 2002. Ivan Basso, segundo tras Armstrong en 2005, fue penalizado por dopaje en 2006.
La triste verdad es que en aquellos años Armstrong no fue ni el primero ni el último entre los profesionales de la bicicleta ampliamente tocados por las drogas. Esas contiendas han quedado para siempre empañadas. Pero resulta hipócrita pretender que Armstrong no los ganó en igualdad de condiciones.
Londres, 25 de agosto
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