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Ecclestone y un exsocio se pelean por 34 millones

El dueño de la fórmula 1 asegura ante el juez que fue chantajeado por el banquero Gerhard Gribkowsky que lleva 18 meses en la cárcel

Bernie Ecclestone testifica contra el banquero Gerhard Gribkowsky.
Bernie Ecclestone testifica contra el banquero Gerhard Gribkowsky.JOERG KOCH (REUTERS)

Las acusaciones de soborno planean sobre el magnate de la fórmula 1, Bernie Ecclestone. Su antiguo socio, Gerhard Gribkowsky, lleva 18 meses encerrado por sus negocios sucios cuando era jefe de riesgos en el ruinoso banco público bávaro BayernLB — entre 2003 y 2008—. El miércoles dio la campanada al admitir en el juicio contra él que se había dejado sobornar por el dueño del Mundial. ¿La cantidad? 34,6 millones de euros que, obviamente, ocultó al fisco alemán.

La incriminación llega justo cuando Ecclestone proyecta la salida a Bolsa y por eso no ha tardado en defenderse. Ha sugerido que la denuncia es una estrategia de los abogados para reducir la pena a la que se enfrenta Griwkowsky, que “lleva todo este tiempo sin defenderse”.

Nacido hace 81 años en una familia de pescadores, Ecclestone controla la fórmula 1 con mano de hierro. Según los detalles con los que Gribkowsky adornó su confesión, esta es una organización “en la que lo de menos son las carreras de coches”. Se trata, dice “de generar cantidades disparatadas de dinero”. También asegura que los jefes de la empresa “hacen lo posible para que las escuderías se enfrenten entre sí y no se planten en grupo contra la organización ni pidan más dinero por publicidad”. Acusaciones, reconoce, difíciles de probar porque “Ecclestone no es un hombre de papeleo. Solo usa el móvil (...) y lo demás son acuerdos orales”.

La historia de Gribkowsky comenzó cuando BayernLB se quedó con las participaciones en la fórmula 1 del multimillonario Leo Kirch, cuyo imperio se hundió hace 10 años. Gribkowsky recibió el encargo de apuntalar la influencia del banco en el rutilante negocio de las carreras de coches. Pero Ecclestone no veía con buenos ojos la presencia del banco en los consejos de administración de su intrincado negocio. Así que un día se reunió con Gribkowsky y le propuso trabajar de consejero. “Yo dije que sí. Me pidió un precio y le dije: 50 millones de dólares [39,4 millones de euros]”. Gribkowsky recibió 34 millones de euros, se pasó al otro lado y consiguió que el banco vendiera sus participaciones en la fórmula 1. El BayernLB es un banco muy mal gestionado que en los últimos años ha necesitado millonarias inyecciones de dinero.

El año pasado, Ecclestone declaró ya ante un tribunal de Múnich que la verdadera víctima era él. Aseguró que fue el banquero quien lo chantajeó para obtener el lucrativo puesto de consejero. Se sabe que Gribkowsky se llevó el dinero a Austria y lo metió en una fundación para no pagar impuestos. Sobre el papel, el dinero se destinó a ayudar a niños con cáncer. Gribkowsky dice que se empleó para eso y que además su propio hijo padeció la enfermedad. Sea como sea, la Fiscalía ve un delito de evasión fiscal.

Y cuando por fin consiguió que el BayernLB se desprendiera de su parte de la fórmula 1 Gribkowsky presionó al banco para que el magnate percibiera una comisión. De modo que Ecclestone no solo logró que vendieran al inversor que consideró más oportuno, sino que además percibió más de 65 millones. Gribkowsky se enfrenta 9 años de cárcel.

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