El gobierno chino 'retiene' a sus millonarios en una isla
Hainan se convierte en el paraíso favorito de los millonarios asiáticos, donde mansiones, barcos y grandes hoteles crean una atmósfera de lujo
Palmeras, playas de arena dorada, mar y sol. Son ingredientes que han convertido parajes naturales de todo el mundo en destino preferido de turistas y viajeros en busca del paraíso sobre la Tierra; desde el Caribe a las islas del Pacífico, desde las costas africanas a las del Mediterráneo.
China también quiere su paraíso junto al mar, pero dotado de todos los lujos, y lo está creando en Hainan, una isla tropical situada en el mar del Sur de China, que se ha transformado en los últimos años en destino preferido de muchos millonarios chinos, que la visitan varias veces al año para alojarse en sus hoteles de lujo o en las residencias que han adquirido gracias a las fortunas que han acumulado aprovechando el meteórico desarrollo que ha vivido el país asiático en las tres últimas décadas.
Separada unos 50 kilómetros de China continental, frente a la costa de Guangdong, Hainan es el nombre de la isla y el de la provincia –la más pequeña de China-, que incluye también otras islas. Su superficie es unas nueve veces la de Mallorca. Tiene 8,6 millones de habitantes
El Consejo de Estado Chino fijó como objetivo a finales de 2009 lograr que Hainan se convierta en destino preferente para el turismo internacional, en un intento de emular a países de la zona con excelentes paisajes, playas de aguas cristalinas y mucha más tradición turística como Tailandia, Malasia o Filipinas. Desde entonces, se han multiplicado en Hainan los congresos y las ferias, centrados especialmente en el lujo, como la que acogió a principios de abril, en la que los protagonistas fueron, según remarcaron sus organizadores, “los superyates, los aviones privados y el estilo de vida”. Su objetivo: elevar aún más el perfil de la isla como destino de los ricos y millonarios chinos.
Superyates como el Onyx, de 38,5 metros de eslora, con “cuatro plataformas plegables, que crean terrazas laterales exclusivas en el puente principal” estuvieron a la venta por unos módicos 13,5 millones de euros. Más de 130 de los más lujosos barcos de recreo del mundo fueron expuestos para deleite de los potentados chinos, y en el aeropuerto internacional de Sanya, la segunda mayor ciudad de la isla y centro turístico, fueron desplegados 21 de los más avanzados aviones de negocios. Hubo galas, fiestas y eventos, esponsorizados por marcas como Chopard, Pernod Ricard, Mandarin Oriental, UBS y BMW.
El Gobierno quiere que Hainan se erija en la Riviera china, y no está escatimando esfuerzos. El primer hotel internacional en la isla fue abierto en 1996. En la actualidad, en Sanya hay 13 hoteles de cinco estrellas y 20 de cuatro, y los campos de golf y los puertos deportivos han florecido por toda la costa. Cerca de otra treintena de hoteles han sido construidos según los estándares de cinco estrellas, y están a la espera de ser clasificados. Casi todas las grandes marcas están en Hainan, como Hilton o Marriott, que tiene tres establecimientos y dos más en proyecto.
El dinero vuela en esta isla tropical. El precio medio de una habitación en un cinco estrellas durante las pasadas fiestas de Año Nuevo chino fue de 3.668 yuanes (460 euros). Otro de los ganchos de Hainan son sus tiendas libres de impuestos. La de Sanya recibe cada día unos 10.000 clientes.
Desde que la campaña de promoción comenzó hace tres años, la economía de Hainan ha crecido un 35% por encima de la media del país. Pero este desarrollo veloz ha tenido su lado negativo, como la inflación –un 5,4% en Sanya en 2011 (13,7% en los alimentos)- y una disparidad creciente entre ricos y pobres; algo que no ha sentado bien en Pekín, donde el Gobierno ha hecho de la lucha contra las desigualdades una de sus prioridades. Los precios inmobiliarios residenciales han subido un 50% en los dos últimos años.
El ansia por hacerse rico ha hecho famosa la isla por sus continuos engaños a los visitantes, tanto extranjeros como chinos, hasta el punto que muchos han prometido no volver. Y algunos en el sector turístico temen que la furia constructora de hoteles de lujo esté creando una burbuja. Sanya tiene mayor densidad de hoteles de gama alta que Pekín o Shanghai.
El informe Hurun -realizado por el empresario británico Rupert Hoogewerf, que publica en China revistas de lujo- calcula que hay 60.000 chinos con un capital superior a 100 millones de yuanes (12,5 millones de euros). De ahí que los fabricantes de yates y aviones privados tengan las miras puestas en el país asiático para captar clientes a los que vender sus productos, como Charles Zhang, fundador y presidente de la compañía de Internet Sohu.com, uno de los flamantes compradores de yates en los últimos años.
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