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Los despidos masivos de José Luis Moreno: ¿crisis o despilfarro?

El productor televisivo se deshace de la mitad de sus trabajadores en dos ERE Los empleados le acusan de arruinar la compañía con sus caprichos de millonario

El productor José Luis Moreno, durante la presentación del programa 'Tú sí que vales', en septiembre de 2011
El productor José Luis Moreno, durante la presentación del programa 'Tú sí que vales', en septiembre de 2011GTRESONLINE

Para la empresa es una situación desesperada que obliga a despedir plantilla. Para los trabajadores, un dispendio de años del dueño de la compañía que la ha conducido a la ruina. El cómico y empresario del espectáculo José Luis Moreno ha presentado dos expedientes de regulación de empleo (ERE) que en solo dos años dejarán en la calle a casi la mitad de sus trabajadores (47 de 99). Se trata de despidos por causas económicas debido a las pérdidas que su factoría ha registrado en los tres últimos ejercicios y que ascienden a 8,5 millones de euros. Los empleados afectados aseguran que esos resultados se deben en parte a los caros gustos de Moreno. Le acusan de gastarse en los últimos años centenares de miles de euros en alquiler de aviones o joyas. Y siempre con cargo a su grupo.

Los dos ERE presentados por Moreno afectan a la compañía más importante de su grupo, Kulteperalia, en cuyos estudios y con cuyo personal se han grabado algunas de sus series más conocidas, como La que se avecina (emitida por Telecinco), Las chicas de oro, el remake de la serie estadounidense que Televisión Española dejó de programar ante sus escasos índices de audiencia, o Escenas de matrimonio, en su momento una de las series de mayor éxito entre las diferentes parrillas.

Los afectados por los despidos aseguran que el empresario es quien se ha encargado de descapitalizar la compañía con su gestión. Kulteperalia, según los trabajadores, es la empresa que efectivamente se encarga de realizar y grabar esos programas y, hasta 2011, contaba con 99 empleados. Sin embargo, una vez grabadas, esas producciones las comercializan otras dos empresas del grupo. Alba Adriática –en cuya plantilla solo consta un administrativo y una secretaria de dirección– aparece como la productora de La que se avecina, A ver si llego y Escenas de matrimonio, por ejemplo. La productora de Las chicas de oro tampoco es Kulteperalia sino Crystalforest, otra de las compañías del cómico que carece de empleados.

Esa estrategia empresarial parece reflejarse en las cuentas del grupo, el dato en el que Moreno se ha basado para justificar los ERE. Según la documentación presentada por el productor, mientras Kulteperalia dio unas pérdidas de 4,1 millones en 2011, Alba Adriática y Crystalforest aportaron beneficios (928.814 euros y 139.984 euros, respectivamente). La facturación neta de estas dos últimas en 2010 fue de 7,1 millones y 2,6 millones a pesar de no tener apenas plantilla. La de Kulteperalia, la firma que pone los trabajadores y los platós, se quedó en 470.843 euros.

"Tiene un punto maquiavélico criticar a la empresa que les mantuvo mientras pudo"

Sin embargo, las iras de la plantilla se centran en la cuarta empresa del grupo, Gecaguma, cuyas pérdidas, de 1,8 millones de euros, también incluye el empresario en la memoria justificativa de los despidos. A pesar de que, según el Registro Mercantil, su actividad, como la del resto de sociedades, es la producción audiovisual, sus trabajadores son cinco limpiadores, dos conductores, un jardinero, dos cocineros, un gerente y un encargado de oficios varios. Esa empresa, que a todos los efectos forma parte de la factoría, no tiene otra función que dar servicio al domicilio de Moreno. Y por ahora, no ha sufrido ningún recorte de plantilla.

La función real de Gecaguma, según las alegaciones de los trabajadores, demostraría que “una muy relevante parte de la actividad” del grupo Moreno “no persigue la obtención de beneficios sino que es únicamente generadora de gasto, puesto que el fin es atender las necesidades personales [de Moreno] mediante la prestación de servicios de seguridad, limpieza, mayordomía, servicio de conductores, cocina, etcétera”, prosiguen. “No se puede imputar a pérdidas una actividad por la que la sociedad no recibe contraprestación alguna”, concluyen.

Según la contabilidad del grupo, solo entre el 1 de enero de 2009 y el 16 de agosto de 2010, Gecaguma llegó a gastar más de 700.000 euros en vuelos privados contratados con la empresa Executive Airlines. También constan gastos por valor de 2,9 millones de euros contratados con otra de estas empresas de alquiler de aviones, Tag Aviation, entre julio de 2008 y enero de 2010. Con El Corte Inglés, entre enero de 2006 y diciembre de 2010 las compras ascienden a 1,2 millones. También hay partidas importantes de gastos de joyería y de alquiler de yates.

“No ha existido ningún tipo de despilfarro”, asegura José Luis Moreno sin confirmar ni desmentir esos gastos. “Yo puedo y debo coger aviones privados, comprar coches de mayor o menor cilindrada o incluso una bicicleta, pero hace años que mis viajes no salen de la Península”, continúa. “Tiene un punto maquiavélico criticar a la empresa que les ha mantenido mientras ha podido”, añade. Después zanja: “No tengo que justificar nada”. “Esas acusaciones”, las de los trabajadores, “las tendrán que demostrar en los tribunales”, prosigue. “Nosotros no hemos traído la crisis”. El empresario culpa de los despidos a la caída de la publicidad que impide a las cadenas comprar sus productos. Señala que las autonómicas tienen con él “una deuda de tres o cuatro millones” cuando “ni siquiera saben si van a sobrevivir”.

El cómico se muestra conciliador y asegura que, en cuanto las aguas vuelvan a su cauce, volverá a contratar a los despedidos y que así lo ha acordado con algunos de ellos. Los empleados, sin embargo, aseguran que la única diferencia entre los que han pactado con la empresa y los que no lo han hecho es que, en lugar de cobrar los 20 días por año trabajado que prevé la ley en estos casos, cobrarán 22 y los salarios que se les debe desde diciembre. Los demás se quedan solo con la indemnización legal. Sus nóminas impagadas deberán pelearlas en los tribunales.

Inmune a las modas

Según su propio relato, el ventrílocuo José Luis Moreno se estrenó en el mundo del espectáculo en la adolescencia como cantante de ópera de éxito, antes de licenciarse en medicina, donde se especializó en neurocirugía. Le molesta que se pongan en duda esos datos de su biografía, o que habla 13 idiomas (en antena, efectivamente, ha demostrado su soltura en al menos cinco). Lo que nadie pone en cuestión es su olfato por satisfacer los gustos del gran público (ha producido teatro, óperas, zarzuela, giras de cantantes folclóricas, amén de sus conocidos grandes éxitos —y algunos fracasos— en televisión), la obsesión con la que supervisa al milímetro todos sus negocios y su nivel de exigencia para con sus empleados. Ha recibido múltiples quejas de

la Unión

de Actores, ha declarado como imputado en el ‘caso Palma Arena’, ha sufrido un violento asalto en su propio domicilio y ha sido investigado por Hacienda en varias ocasiones, pero Moreno parece irreductible. Un superviviente, como los géneros que le han hecho rico, inmune a toda moda.

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