Etiopía Vis à Vis: en busca de nuevos talentos musicales
Addis Abeba, la capital de Etiopía, 14 grupos locales y tres días de conciertos en tres lugares diferentes de la ciudad. Entre el público, un grupo de programadores de algunos de los festivales españoles más importantes, que buscan bandas interesantes para llevarse a España y que, al final, elegirán a dos ganadores que también tocarán en el concierto anual África Vive. Se trata del festival Vis à Vis, organizado por Casa África (*) por tercer año consecutivo. En 2010 se celebró en Senegal; el año pasado, en Cabo Verde, y hace unos días fue en Etiopía, con la colaboración de la SGAE-Fundación Autor, AECID y la embajada española en Addis Abeba. Además, el Vis à Vis se integró con el Acacia Festival etíope. "Se buscan nuevos músicos, no consolidados y aún no conocidos en España", describe la organización en su web. "Casa África desarrolla este programa de apoyo a la internacionalización de la música africana para equilibrar las oportunidades de estos músicos, que en muchas ocasiones se enfrentan a una situación compleja y desfavorable."
En esta ocasión, asistieron representantes de festivales como Etnosur, Imagina Funk, Pirineos Sur, Territorios, Periferias o los festivales internacionales de jazz de Madrid y Jazz&Más de Canarias. Fueron estos programadores los que eligieron a los 14 grupos etíopes finalistas entre todos los que pudieron subir sus datos y su música a la web del Vis à Vis. En la noche del 2 de febrero comenzaron las actuaciones en el Jazzamba Lounge Club, en un hotel del centro de la ciudad, que se había llenado para la ocasión y donde destacaba la presencia de muchos extranjeros entre el público. Los primeros en subir al escenario fueron Nubian Arc, una banda de ethio-fussion jazz que gustó y cuyos integrantes, si uno cerraba los ojos, podían ser etíopes, españoles o estadounidenses, según comentaban algunos de los programadores españoles. Tras ellos, fue el turno de Saba Kahsay, joven intérprete de soul de cantar dulce y bonita voz pero que supo a poco.
Addis Acoustic Project tocando en el Jazzamba (Foto: Joan Tusell / Casa África)
Tras la sala Jazzamba, la acción se trasladó al Fendika, un bar bastante más pequeño y tradicional en el que los artistas tocaban y cantaban a pocos centímetros de la primera fila del público, formado por varias docenas de personas y con una mayor proporción de gente local. Aquí el ambiente resultó más íntimo, más cercano y casual y más cálido en todos los sentidos, algo que se combatía con cerveza y un vino etíope dulce que causaba furor entre los españoles.
Y aquí tuvo lugar uno de los descubrimientos del Vis à Vis: el dúo Munit & Jörg, formado por la cantante Sefanit Musfin -apodada Munit-, etíope de nacimiento pero que ha vivido gran parte de su vida en Estados Unidos, y la guitarra de Jörg Pfeil, un alemán que lleva instalado en Addis Abeba desde hace siete años.
Vídeo: Munit & Jörg / YouTube
Munit & Jörg, que se definen como una banda de soul etíope acústico, se metieron en el bolsillo desde el primer momento a un público que no pudo resistirse al encanto y la alegría de Munit. Temas en amárico y en inglés, canciones que mezclaban los dos idiomas, palabras en español y un despliegue de gestos, risas y sonrisas que sedujeron de inmediato a la audiencia. Tras la impresión causada por este dúo, la música tradicional etíope de Zena Bel Band consiguió entusiasmar sólo al público local.
"Nuestro fuerte es que tenemos influencias de jazz y también mucha improvisación y conseguimos que el público cante con nosotros", comentaba Munit, que también ha actuado en Estados Unidos. "Cuando vamos fuera, quizá haya quien no nos vea como música africana porque no somos a lo que están acostumbrados, pero es bueno complicar la cuestión de la 'música africana', porque este es un continente complicado con todo tipo de gente y de ritmos". Munit es licenciada en Economía y Ciencias Políticas y ha trabajado y sigue colaborando con organizaciones internacionales de Ayuda al Desarrollo.
La noche siguiente se inició de nuevo en el Jazzamba con la actuación del Addis Acoustic Project, quienes por primera vez en el festival mostraron una verdadera fusión de instrumentos y voz tradicionales etíopes con el jazz más internacional. Después siguieron Urban Vibes, con una original mezcla de hip hop etíope, jazz y rock; y Ebony J, una cantante de origen inglés.
Más tarde, de vuelta en Fendika, surgió la otra sensación del festival para los programadores españoles: la actuación de Ethiocolor, un grupo liderado por Melaku Belay, quien precisamente administra el Fendika. Es un proyecto que reúne a varios bailarines, músicos y cantantes etíopes tradicionales. Lo más llamativo es la danza en la que dos mujeres y dos hombres -incluido Belay- realizan un despliegue físico abrumador en la que destaca la 'eskista', un movimiento muy enérgico de hombros y cuellos. A través del baile, los artistas representan escenas de la vida rural etíope -como una gallina que camina en busca de agua- y también muestran escenas de la vida social, como una 'lucha' entre los dos bailarines por el favor de una mujer.
Vídeo: Joan Tusell / Casa África / YouTube
La vida de Belay podría ser objeto de una película. No tenía hogar y se crió en la calle, aprendió a danzar colándose en bodas y otras celebraciones y solía dormir en la acera cerca del Fendika, que finalmente ha acabado dirigiendo. "Es un lugar para la danza tradicional, en Etiopía no se respeta a los bailarines tradicionales, no se les paga: los jóvenes etíopes quieren ser modernos". Belay reconoce que sus bailes y disfraces no son verdaderamente representativos de la realidad. "En las zonas rurales aún existe pero no tienen estos trajes ni se hace de esta manera, esto es un espectáculo a partir de la tradición". Belay y otros miembros de Ethiocolor están muy reconocidos en su país y han actuado en otros lugares de África, Europa y Estados Unidos, donde aparecieron en el New York Times.
"A parte de la energía, que era superpotente, mezclaban muy bien el rollo ethio-jazz con el folclore. El baile era increíble a nivel físico, quizá las coreografías no eran perfectas pero había una gran corriente de energía, muy intenso, una música como una locomotora". Así lo describió, Gonzalo Maestre, un batería que acompañó al grupo experimental español de jazz Dead Capo. Esta banda participó en el Acacia Festival y sorprendió positivamente con versiones y mezclas arriesgadas como música surf y jazz.
El día siguiente el Vis à Vis se trasladó a los jardines del club Tropical Gardens, donde puestos de comida y bebida, talleres y atracciones para los niños y pequeñas tiendas creaban una atmósfera más típicamente festivalera. Aquí tocaron los últimos participantes en el Vis à Vis además de otros artistas del Acacia Festival. Para el Vis à Vis tocaron Ears Up, una banda germano-etíope de funky jazz; Dankira Band, Wudasse y la igualmente germano-etíope Jazzmaris -en la que también toca el guitarrista Jörg Pfeil- todas ellas de ethio-jazz; el rapero MC Siyamregn y el grupo de ethio-salsa Eshee Havana, que mezcla miembros etíopes e internacionales procedentes de Alemania, Finlandia o Estados Unidos.
Al final, los programadores españoles eligieron como ganadores a Ethiocolor y Munit & Jörg. "Ethiocolor me dejó 'flasheado', hacía mucho tiempo que no entraba en un sitio y me impactaba así", comentaba Luis Lles, del festival Periferias. "También me han gustado Munit & Jörg, el Addis Acoustic Project y Jazzmaris, pero esperaba encontrar más variedad, jazz, hip-hop, R&B que fueran más rollo etíope".
Lles señalaba que quizá los participantes en el Vis à Vis habían querido sonar occidentales a propósito porque sabían que estaban siendo juzgados por programadores españoles. "He echado en falta una verdadera fusión, había cosas muy etíopes y cosas muy occidentales, y no sabes si esto es representativo de todo o si son los únicos que se han enterado de la convocatoria".
Urban Vibes tocando en el Jazzamba (Foto: Joan Tusell / Casa África)
Una gran parte de la población local no podía permitirse la entrada al exclusivo Tropical Gardens y la audiencia estaba de nuevo formada por muchos extranjeros y por etíopes de las clases más altas. "No preguntes sobre política", advirtió de entrada Meron, una de las asistentes, de 46 años y que sólo quiso dar su nombre de pila y definirse como mujer de negocios. "Creo que los artistas sabían que veníais y han querido sonar más occidentales para vosotros", coincidió Meron sobre las actuaciones. "El verdadero jazz etíope es alucinante, la música etíope es muy difícil y muchos artistas no tienen los suficientes recursos".
De hecho, las dos bandas elegidas por los programadores españoles tienen experiencia internacional y Munit y Jörg han vivido la mayor parte de sus vidas fuera de Etiopía, por lo que parece que no se corresponden con el objetivo original del Vis à Vis de encontrar nuevo talento etíope y ayudar a desarrollar la música en este país.
La falta de acceso para una mayoría de los habitantes de Addis Abeba y el hecho de que varias de las bandas contaran con miembros internacionales pusieron de relieve las dificultades a la hora de organizar un festival puramente etíope, en un país en el que además una mayoría de la población vive en la pobreza y el Gobierno limita muchísimo la libertades políticas y de expresión. "Es lo que hay, no podíamos permitirnos montarlo por nuestra cuenta", reconocía Luis Padilla, secretario general de Casa África, "Pero sí, estamos convencidos de que estas actividades contribuyen a una mayor apertura del país". "La población local se puede beneficiar de todo lo que contribuye al desarrollo, da más turismo y ofrece más oportunidades", comentaba Padilla. "Y también era interesante la posibilidad de compartir con las autoridades otras formas de trabajar y una mayor apertura, aunque sin meternos en muchos 'jardines complicados", añade.
(*) Esta crónica ha sido posible gracias a un viaje a Addis Abeba pagado por Casa África
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