Los rescatadores del futuro
Conservar y difundir el patrimonio son las salidas de la arqueología española ante la falta de excavaciones
Este reportaje forma parte del proyecto final de la asignatura de Digital de los alumnos de la 25ª promoción de la Escuela de Periodismo UAM / EL PAÍS 2011
En el mundo del patrimonio histórico hay quien piensa que las épocas de crisis son buenas. Los periodos de desarrollo económico suelen destruir mucho material. Otros no comparten la premisa. Si no se excava, la arqueología sale mal parada. En los últimos veinte años, muchos licenciados en Historia han trabajado en yacimientos recuperando los restos del pasado. El boom inmobiliario favoreció las excavaciones, especialmente a partir de 1985, cuando entró en vigor la ley de Patrimonio, que obliga a los constructores a contratar arqueólogos para que prospecten el terreno. Ahora sobra gente. La crisis del ladrillo ha frenado el volumen de trabajo. Este año se han construido 86.000 viviendas frente a las 865.561 que se levantaron en 2006, cuando la edificación alcanzó su máximo histórico. El nuevo panorama ha obligado a los excavadores a revisar el futuro de la arqueología, que apunta hacia la divulgación y conservación.
El auge de la construcción favoreció las excavaciones arqueológicas
España es el segundo país con más bienes culturales declarados por la Unesco
"Lo importante es que el arqueólogo sepa diversificarse", señala Dans socióloga del CSIC
"En arqueología no hay fórmulas mágicas", advierte Eva Parga Dans, socióloga que trabaja para el CSIC, en el Instituto de Ciencias del Patrimonio. "Al ser un sector altamente especializado es muy importante saber diversificarse". Eva reconoce que no son buenos tiempos para el patrimonio histórico. En 2008 escribió un informe en el que contabilizó 273 empresas arqueológicas nacidas en los últimos 20 años. Pretende actualizarlo en 2012, aunque adelanta que muchas están atravesando serías dificultades. Cree que los arqueólogos deberían abrir nuevos frentes en el turismo cultural, la restauración de las piezas y la divulgación de conocimientos.
El arqueólogo de los nuevos tiempos tiene más en común con Livinstone y Stanley que con Indiana Jones. Los dos exploradores decimonónicos dedicaron toda su vida a buscar nuevos caminos. Y en esas anda, Jaime Almansa un madrileño de 28 años, que fundó hace uno JAS, una empresa de arqueología pública. Una nueva corriente que surgió en Inglaterra y que consiste en involucrar a los vecinos en las excavaciones, sensibilizarles con su pasado y puedan sacar rentabilidad al patrimonio cultural de su municipio. Las visitas turísticas en España representan casi un 12 % del PIB y ocupa uno de cada 15 puestos de trabajo, según datos de Tourism Council en Reino Unido. "Es interesante dar un nuevo impulso al turismo cultural porque genera importantes actividades económicas", señala Araceli Peneda, presidenta de la asociación Hispania Nostra, que se preocupa por el patrimonio histórico y una de las redactoras de la ley de Patrimonio, aún vigente.
La fiebre de la construcción dio empleo a miles de licenciados en Historia. En 1975 apenas llegaban a las 300 excavaciones, pero en 2005 había más de 10.000. César Martínez lleva ligado a la arqueología 30 años. En esta última década ha tenido que dar un giro a su oficio. Al igual que Jaime, apuesta por la arqueología publica, pero también ha encontrado un hueco en el mercado gracias a la tecnología. En 2000 estudió informática y ahora programa aplicaciones para empresas dedicadas a la arqueología. "Cuando excavas encuentras mucha información y debes completar cartas de campo, planos, fichas y fotografías. "Yo creo bases de datos que la optimicen", afirma sentado en la mesa de un café en la estación de Atocha. César vive en Ávila y viaja todos los días a la capital para trabajar. Asegura que sin la experiencia y conocimientos en ambos campos no hubiera sido tan efectivo. "Es la ventaja del valor bisagra".
La divulgación de la Historia es otra vía que está dando salida a los arqueólogos. Arqueopinto es un laboratorio especializado en la difusión de conocimientos. Lo dirige Manuel Luque en Madrid. Este historiador cada mañana enseña a grupos de escolares a hacer fuego y a cazar con las armas que los estudiantes han confeccionado, al igual que hacían nuestros antepasados hace 10.000 años. Otra empresa que trabaja con el mismo criterio es ERAS, en Cádiz. Tiene 130 empleados. En 2009 recibieron un premio de la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación que otorga la Universidad de Zaragoza, por su vocación docente.
España tiene 43 bienes de interés cultural declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Ocupa el segundo lugar de la lista, por detrás de Italia que cuenta con 47. El patrimonio histórico puede convertirse en un importante motor para nuestra economía. Este tipo de turismo arrastra un buen numero de profesiones: arquitectos, restauradores, constructores, fotógrafos...No obstante, en Francia e Inglaterra los monumentos históricos reciben más visitantes.
Cansada de no encontrar trabajo en yacimientos, Nuria Martínez ha vuelto a las aulas para estudiar restauración. "Me interesé por la conservación cuando entré en contacto con el almacén del museo", admite esta valenciana de 31 años. En esta última vía queda mucho trabajo por hacer, sobre todo si se tiene en cuenta que en un museo se expone un 10 % de los restos materiales, el resto se almacena.
Jaime acaba de editar El futuro de la arqueología, un libro en el que se reflexiona sobre qué camino debe adoptar el oficio. Porque si no se excava los historiadores dejan de tener una herramienta clave para desempeñar el oficio. Los libros de Historia no se actualizan y todos perdemos un poco de nuestra identidad como pueblo. Aun así, quedan algunos nichos donde los rescatadores del pasado pueden desarrollar la arqueología del futuro.
La lista que saca los colores
Hispania Nostra es una asociación española sin ánimo de lucro que cataloga los bienes inmuebles que están en riesgo por desaparición por destrucción. La Lista Roja la elaboran instituciones y personas interesadas en la defensa del patrimonio histórico. Esta iniciativa comenzó en 2006, y ya han denunciado más de un 400 de monumentos en mal estado. El España hay 13.797 de bienes culturales, según el Ministerio de Cultura.
En 2012 la entidad tiene previsto premiar las buenas prácticas a las instituciones y particulares que han contribuido, de manera ejemplar, a la conservación y difusión del patrimonio histórico. Es un reconocimiento público, no tiene dotación económica.
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