Cultura Quente aguanta el tirón con menos público
The Undertones y Ok Go salvan un festival lastrado por la crisis
Había temor en Caldas a que la decisión del alcalde de empezar a cobrar entrada a los asistentes al festival Cultura Quente echase para atrás a los aficionados al rock. Era fundado. De los 30.000 que en 2010 se desplazaron a la carballeira de Caldas no se llegó este fin de semana a los 10.000, la mayoría el sábado. Pese al bajón, el espectáculo aguantó el tirón gracias a una segunda jornada contundente que compensó el arranque tímido de la víspera.
El escenario lo estrenaron el viernes los navarros El Columpio Asesino, seguidos de Eladio y los Seres Queridos y Do Amor, la banda de Caetano Veloso. La mezcla de géneros no espabiló al público, que rozó el coma con el pausado pop de Standstill. La audiencia estaba de cháchara y en muchos casos de espaldas al escenario.
La crisis se hizo notar. Se acabaron los juegos de luces espectaculares y los escenarios dobles. Como contrapartida, y posiblemente por primera vez en un espectáculo de este tipo, las bebidas fueron más baratas que el año anterior. Quizás esto ayudó a que pasada la medianoche los veteranos The Undertones levantasen el ánimo del personal. Les costó no obstante a los norirlandeses, a pesar del despliegue gestual del cantante, Paul McLoone, cuyos extremos giros de cadera le tendrán que acabar pasando factura. En el grupo la mayoría supera la cincuentena, pero ninguno dio tregua. El guitarreo inclemente surtió efecto y en media hora ya la gente botaba al ritmo de Teenage kicks , su gran éxito de finales de los setenta. Se despidieron exhortando al público a ir a misa al día y algo frustrados porque no corease canciones que son himnos.
McLoone no se lo tomó mal y al rato estaba entre el público sacándose fotos con los fans y escuchando a los Klaxons bajo un roble. Los ingleses encabezaban el cartel del viernes, pero no lograron transmitir la energía de los veteranos que les precedieron en el escenario. El teclista, Jamie Brighton, saltarín, quiso dedicar una canción al público. "Un amigo me dijo que Galicia es el mejor país de España", aduló macarrónico y encogiéndose de hombros antes de arrancar con Golden skans , el más coreado de sus temas. Tras ellos llegó el electropop de los parisinos Jamaica.
El sábado arrancó con incertidumbre tras la cancelación a última hora del concierto de Micah P. Hinson, víctima de un leve accidente de circulación. No hubo tiempo de encontrar un sustituto y la organización optó por alargar la duración de los primeros conciertos para ajustar los horarios. Más pop independiente de entrada con Yani Como, que dieron paso a los longevos Los Salvajes, que se hicieron famosos en los sesenta tocando versiones de los Rolling Stones.
A medida que caía el sol se fueron llenando las calvas ante el escenario, si bien el recinto nunca estuvo lleno del todo. Saltó a escena el portugués David Fonseca, paradigma del eclecticismo. Empezó con la guitarra acústica emulando a Elvis Presley y de ahí fue saltando de género en género hasta el tecno ruidoso. El público se encendió definitivamente, lo que le vino muy bien para encarar el rock and roll puro de The Jim Jones Revue.
Salieron al escenario Ok Go, plato fuerte teórico del cartel. Los cuatro treintañeros afincados en California se hicieron famosos mundialmente gracias a sus vídeos, en los que interpretaban coreografías cómicas, la más conocida probablemente una en la que saltaban entre cintas de correr. El sábado aparecieron vestidos con los colores del parchís y repasaron éxitos como Get over it y Here it goes again . "Sois sucios y pecadores", lanzó el cantante, Damian Kulash, a mitad de actuación, justo antes de comenzar una especie de ritual con campanillas, que previamente habían dispuesto en una mesa con mantel blanco. Después se atrevió a bajar del escenario para cantar entre el público Last Leaf . Terminaron entre aplausos para ceder la escena a Delorean, encargados del cierre discotequero del festival.
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