Comer con las manos
Bocadillos hay en todas partes, en Italia (paninis), en Francia (sandwiches) y en Estados Unidos. Da lo mismo. No os quiero hablar de grandes franquicias como “Pans & Company” o “100 Montaditos”, ni tampoco de los bocatas de calamares madrileños, sino de una tendencia incipiente que se consolida en Barcelona: bocatas para gourmets bajo condiciones concretas.
Que nadie me diga ahora que un alimento sólido entre dos panes es una forma de no cocina. Ya lo sabemos. Y también que cuando coinciden varias circunstancias la fórmula se convierte en un acontecimiento gastronómico. Volvemos a hablar de pan y en este caso de las magníficas piezas de esos obradores artesanos que trabajan en Barcelona: Baluard, Turris, “Forn de la Trinidad, Guzmán, Triticum, Classic Line y algunos otros.
Tanto en la bocadillería Sagás (http://www.sagaspagesosicuiners.com), que desempeña funciones de restaurante, así como en Fastvinic (www.fastvinic.com) se ofrecen bocadillos diferentes. Recetas pensadas por cocineros conocidos, Oriol Rovira en el primer caso y Sergi de Meià en el segundo. Profesionales que para cada relleno (en su mayoría ingredientes ecológicos o de proximidad libres de conservantes y aditivos), escogen panes específicos. Por si no fuera suficiente se trata de locales que presentan interiorismos cuidados. En suma, bocadillos de diseño, con panes firmados y una conciencia ecosostenible. Lo chic y lo informal unidos de la mano. Un testimonio adicional de que panaderos y cocineros deberán trabajar en estrecha armonía en el futuro.
De Sagás recuerdo su chapata de tocineta, alcaparras, higos, ruqueta y queso fresco. Y también el pepito de ternera con tomate cebolla y nueces, además del pan con jamón y tomate. Y de Fast Vinic el bocadillo de manitas de cerdo, el de perdiz en escabeche y el de rosbif con miel y mostaza.
Recientemente, otros locales, como L´Obrador del Molí (www.lobradordelmoli.com), parece que intentan subirse al carro aunque en este último caso no se den las mismas circunstancias: los panes son los de su propio obrador y sus especialidades carecen de la firma de cocineros de relieve.
¿Se puede innovar en el mundo del bocadillo? Por supuesto.
Lo que me extraña es que cocineros que han penetrado de pleno en el universo de las segundas marcas como Carles Abellán, Paco Roncero, Sergi Arola, Dani García y Quique Dacosta, entre otros, no hayan visto un filón tan evidente.
Tendremos respuestas en poco tiempo
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