Carta a mi farmacéutica
No te van a pagar. Y no pretendo con esto inocular en tu rostro sereno el germen del desasosiego. Créeme, tampoco anima mi mano al teclear esta misiva mi condición de decimosegundo candidato. Pero es la verdad, no te van a pagar. Ni hoy, ni mañana, ni mucho menos a partir del 22 de mayo. Porque, ¿qué se supone que va a cambiar el día 23 si vuelve a ganar Camps?, ¿se obrará para Camps el milagro de las bodas de Caná, y esta vez, en lugar de convertir el agua en vino asistiremos a la milagrosa metamorfosis de las papeletas del PP en billetes de quinientos? Lo dudo.
El 22 de mayo no cotiza en Wall Street. No hay hemodiálisis electoral que depure la intoxicación provocada por un gobierno corrupto e irresponsable que ha dejado al sistema financiero valenciano al borde del coma irreversible. Los mismos banqueros alemanes que ya dijeron no ayer, difícilmente cambiarán de opinión mañana si el avalista político continúa siendo el mismo al que ayer denegaron el crédito.
Que no te engañen, estimada boticaria, el 23 de mayo nadie va a lanzar contenedores repletos de millones sobre esta comunidad. Si Camps gana las elecciones, el día 24 será igual que el 20 o el 21. Tendremos el mismo President, el mismo desgobierno, los mismos imputados sentados en los escaños del PP. El balance del presupuesto será el mismo. Les obligarán las mismas promesas. Les condicionarán los mismos sumarios, y les amenazarán las mismas verdades. Y tu no cobrarás por las mismas razones que no cobras ahora.
Camps es tan adicto a la mentira como a la desmesura. Heredó un proyecto sensato, la Ciudad de las Artes y las Ciencias, y acabó construyéndose una ágora-mausoleo de 600 millones de sobrecoste, el único faraón con un sarcófago con forma de cancha de tenis. Visitó Texas y exigió una foto con Obama. Encargó un traje y sólo aceptó el Ritz como probador. Encontró un amigo y le ofrendó una gónada. Y hasta sus más que respetables asuntos de salud toman en su universo dimensiones épicas. Créeme si te digo, que votar a Camps esperando que se rehabilite es como reprender a un borracho arrojándole a la cabeza un cartón de vino.
Sé que las vecinas te previenen contra mí. En sus columnas hacen méritos, mendigando las migas del mantel que Blasco les ha prometido cuando se acabe el banquete electoral que sus voceros vaticinan. Pero lo cierto, lo obvio, es que ninguna novedad puedes esperar si nada cambia.
Querida amiga, deberías pensar en alguien que sí te vaya a pagar. Alguien que no tenga ninguna intención de respetar ninguna cláusula de confidencialidad si tras su secreto se esconde un fraude. Alguien, que no tenga ninguna necesidad de comprar ningún silencio; ni más compromiso que hacer cumplir la ley; ni más futuro que buscar soluciones a este caos. Alguien que no tenga miedo a las preguntas, ni tampoco a las respuestas.
Necesitas a alguien que te deje vender sin tener que sobornarle. Alguien que no quiera que seas su rehén, sólo mi farmacéutica. No hay prisa. Tu solo piénsalo. Un beso.
Josep Moreno, candidato del PSPV a las elecciones autonómicas por Valencia, es jefe de Gabinete del candidato socialista a la presidencia de la Generalitat, Jorge Alarte.
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