Los radares denuncian a un 48% menos de infractores en las carreteras convencionales

La precaución o el temor a ser sancionado por exceder el nuevo límite de velocidad de 110 kilómetros por hora, adoptado para ahorrar energía, han contagiado a las carreteras convencionales. Si durante la primera semana en la que rigió el nuevo límite de velocidad las denuncias de radares fijos cayeron en un 62%, en las carreteras convencionales, donde se puede circular a un máximo de 100 por hora, el porcentaje de descenso ha sido de un 48% durante los primeros 15 días de aplicación de la medida, según un informe al que ha tenido acceso EL PAÍS.

De las 3.873 multas que efectuaron los cinemómetros fijos en las carreteras convencionales entre el 21 y el 27 de febrero, la cifra descendió a 2.514 -un 34%- entre el 7 de marzo, el día en que entró en vigor el nuevo límite, y el 13. Una semana después, la caída se sigue acentuando y las multas han disminuido hasta 1.968.

Aunque las cifras no permiten concluir que las multas descenderán de manera generalizada durante todo el periodo de aplicación del nuevo límite, que durará al menos hasta el 30 de junio, desmontan el argumento de "afán recaudatorio" de los detractores de la medida. Si se mantienen las cifras, es previsible que descienda el consumo de carburante, que el Gobierno cifra en un 3%, y la recaudación por multas.

Las cifras de siniestralidad vial no se han visto, hasta ahora, afectadas. En lo que va de año han muerto en la carretera nueve personas menos que en el mismo periodo de 2010. Sin embargo, en marzo, el acumulado de fallecidos hasta ayer es de 79, ocho más que el año pasado. También en febrero hubo más víctimas mortales, 105, frente a las 91 del año anterior.