Marlaska pide informes policiales sobre dos sabotajes
Batasuna ya avisó a Segi en asambleas internas de que rechazaría esta violencia
El juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska pidió ayer un informe a la Ertzaintza sobre el ataque a una sucursal bancaria y la quema de varios neumáticos y un contenedor registrados en Vitoria entre la noche del miércoles y la madrugada de ayer para determinar si son actos de kale borroka, según fuentes jurídicas que cita Efe. Seis encapuchados arrojaron en torno a las 20.30 de anteayer tuercas y pintura contra una sucursal de Caja Vital en la calle Reyes de Navarra de Vitoria. Horas después eran incendiados varios neumáticos en esa misma calle y las llamas afectaban a un contenedor.
El consejero vasco de Interior, Rodolfo Ares, precisó que los primeros informes policiales "señalan" que los dos sabotajes son actos de violencia callejera y emplazó a Sortu a condenarlos.
Según Europa Press, Batasuna no está dispuesta a que Segi pueda entorpecer su estrategia de volver a las instituciones y por ello representantes de la formación ilegalizada intensificaron su presión sobre la organización juvenil advirténdola en asambleas internas de que, si retomaban las acciones de kale borroka, recibirían el rechazo del entorno, según fuentes de la lucha antiterrorista.
Los dirigentes abertzales consideran que estas semanas son decisivas para su futuro electoral y por ello decidieron curarse en salud y subir el tono de sus advertencias, recordando a los jóvenes que este tipo de acciones violentas se sitúan fuera de la estrategia actual. En cualquier caso, estas mismas fuentes precisan que la respuesta no sería tanto el rechazo expreso y público de estas acciones, sino someterles al rechazo interno en el seno de la izquierda abertzale radical.
Hasta ahora, el balance era de una acción de sabotaje en los últimos cuatro meses. Las fuentes consultadas indican que el objetivo de Batasuna era precisamente tomar todas las precauciones para evitar que se pudiese repetir un repunte de acciones como el que se experimentó el pasado verano. Sólo en agosto se quemaron sesenta contenedores en plena calle, dos camiones y se atacó una oficina de Correos en Zalla y un domicilio en Bilbao.
Fue el pasado 22 de noviembre la última vez que un comunicante anónimo reivindicó una acción de este tipo. Se trató del ataque a un cajero en Barakaldo (Vizcaya) en denuncia por la detención de un vecino por otra acción de violencia callejera. A partir de ahí, se sucedieron hasta tres episodios de quema de contenedores, pero ninguno de ellos fue atribuido a la cantera de ETA por el Departamento vasco de Interior.
Pese a que el carácter "general" incluido en el último alto el fuego decretado por ETA también abarcaría las acciones de kale borroka, las fuentes consultadas recuerdan que ya en la pasada tregua de 2006 la banda mantuvo activa al violencia callejera como medida de presión al Gobierno. Es evidente que la vilencia callejera ha sido una preocupación para los dirigentes batasunos desde que comenzaron a escenificar su apuesta por las vías exclusivamente políticas y democráticas. Así se desprende del boletín interno de noviembre de la formación ilegalizada en el que consideran que este tipo de acciones son una "desgracia".
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