Papá, ¿cuándo somos viejos?
Toma pregunta. Uno no sabe, así, de primeras, si lo que se pregunta es a qué edad una persona es vieja o cuándo vamos a jugar a ser viejos. Luego uno se da cuenta de que va más por la primera opción, pura curiosidad. A veces oigo esa palabra de los mayores y no sé bién qué significa. Intuyo que va sobre personas mayores, como los abuelos, pero no sé cuántos años tienen. Así que, sí, lo pregunto: "Papá, ¿cuándo somos viejos?"
Sea como sea, es la típica pregunta que hace que uno se pasme, salga por la tangente -"falta mucho para ser viejos"- y luego, a solas, dé vueltas a la cabeza. Como otras, es una de esas preguntas o frases que llevan directamente a pensar en el paso del tiempo.
Y entonces, inevitablemente, uno echa la vista atrás y se marea del vértigo que da darse cuenta de lo rápido que pasan tres años. Lo cierto es que el reloj empezó a correr mucho hace bastante tiempo ya, pero por poner una fecha relativa al tema de este blog, hace cuatro años ni siquiera se intuía al autor de la pregunta. Antes de reponerse uno del susto, ya estaba aquí el preguntador, lloró -mucho-, durmió -poco-, empezó a sonreir -mucho, también-, luego a sujetar la cabeza, a comer pescado, a sentarse -rodeado de cojines, para cuando la cabeza pesaba demasiado-, luego a gatear, a arrastrar el culo con una pierna debajo, mamá, papá, ahora ando, Marta, la guardería, me como la arena, me da miedo la playa, el suelo se mueve, más guarde, mis amiguitos, juga conmigo, te quiero mucho, yo a tí tamién, mami, duérmete otra vez, solo son las siete, las brujas, el cole, papá, cuándo somos viejos.
El tiempo pasa muy deprisa. Más o menos así.
Este vídeo se lo debo a un compañero. Gracias
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