Una carrera salpicada de acusaciones mutuas
Se cierra hoy un proceso que extraoficialmente comenzó el 20 de junio después de que Tomás Gómez decidiera mantener el pulso a la dirección federal del partido
Muchos dirigentes socialistas fijan el inicio de las primarias el pasado 20 de junio. Entonces, Trinidad Jiménez supo que tendría que dar un paso al frente. Asistía, como miembro de la ejecutiva regional del Partido Socialista de Madrid (PSM), al último comité regional de la formación. Tomás Gómez lanzó un órdago al presidente Rodríguez Zapatero. A pesar de que Ferraz había ordenado aparcar el asunto de las candidaturas, él escenificó su designación como candidato socialista a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Casi un centenar de jefes locales del partido reclamaron en público su nominación. Durante su intervención, Gómez no mencionó ni una sola vez a Zapatero. Era la señal de que estaba listo para la batalla. Jiménez, atónita ante lo que estaba ocurriendo vivía uno de los momentos más tensos de los últimos meses.
Durante las siguientes semanas comenzaron las cábalas sobre la posibilidad de que la ministra de Sanidad fuera la candidata socialista a la presidencia de Madrid. El presidente del Gobierno las alimentaba al asegurar: "Tengo una buena valoración de Gómez, pero tengo una buenísima valoración de Trinidad Jiménez". Mientras, el vicepresidente, Manuel Chaves, intentaba en vano convencer, a Gómez explicándole que las encuestas arrojaban que la ministra tenía más opciones de victoria en Madrid que él. La partida había comenzado. El ex alcalde de Parla vivía los momentos más complicados de su carrera política. El 7 de agosto, el secretario general del PSOE lo cita en Moncloa. Trata de convencerlo para que se retire. Pero el dirigente madrileño se resiste. "Ante la duda, democracia", dice Zapatero. Las primarias estaban en marcha.
Jiménez sabe que le toca asumir su responsabilidad. Su carrera política está vinculada a la de Zapatero y asume que tiene que dar el paso al frente. Dos días más tarde del encuentro de Moncloa, la ministra anuncia su disposición a disputar la candidatura de Madrid al ex alcalde de Parla. Esa misma semana secretarios generales de 105 de las 146 agrupaciones socialistas de Madrid suscriben un manifiesto respaldando a Gómez. Es una señal, el secretario general del PSM controla el aparato del partido en Madrid. Poco a poco, los aspirantes se enzarzan en una alocada carrera para visitar cada esquina de la Comunidad de Madrid con el fin de recabar apoyos. Comienza a oírse en los cenáculos del partido la frase: "O te compro, o te mato", en relación al ofrecimiento de cargos para apoyar una u otra candidatura.
Aunque aún quedaba un mes para el comienzo oficial del proceso de primarias, no tarda en abrirse el fuego cruzado. Gómez desata las hostilidades. Durante una entrevista radiofónica, asocia a Jiménez con "la cultura del pelotazo". Pocos días después afirma que no cree en "píldoras milagrosas", en referencia a la ministra. La dureza de Gómez sorprende a Jiménez que reclama un tono menos agresivo consciente de las secuelas que puede dejar la batalla en las elecciones autonómicas del próximo 22 de mayo. Pero su entorno, se enciende y comienza a criticar a Gómez por usar los medios del PSM para las primarias.
Gómez recorre en un autobús del partido numerosos municipios para hacer una campaña de oposición al Gobierno de Esperanza Aguirre (PP). Pero en cada acto habla del proceso de primarias. Por su parte, el equipo del secretario general de los socialistas madrileños se queja de los apoyos que Jiménez recibe de la dirección federal. La acusan de ser una enchufada de Zapatero. Lo dicen porque el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, asegura a finales de agosto que "el mayor activo de Gómez es haberle dicho que no a Zapatero" y advirtió de que si gana las primarias podría convertirse en una "rémora para el partido". Tras el contundente ataque de Rubalcaba, desde el entorno de Jiménez se comienza a acusar a Gómez de ser "el candidato de la derecha". La tensión se eleva tanto que la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, tiene que desmentirlas. Pajín se ha mostrado neutral durante todo el proceso de primarias.
La ministra presenta su candidatura en la sede del PSM en Callao rodeada de varios diputados socialistas, altos dirigentes y una nutrida representación de alcaldes de la región, a principios de septiembre. El equipo de Gómez se siente marginado por la ejecutiva federal y comienzan a esgrimir el argumento de que su candidatura es la de las bases, frente a la de Jiménez que es la de los cargos públicos. Y para demostrarlo, hace su presentación en la Casa del Pueblo de Madrid, la actual sede de UGT, ante cerca de 2.000 afiliados. La puesta en escena sorprende al equipo de la ministra que se percata del férreo control que Gómez tiene sobre el aparato en Madrid. Los equipos de ambos candidatos se acusan mutuamente de tener el poder orgánico de su lado: el poder para decir "o te compro o te mato". El federal con Jiménez, y el regional con Gómez.
Militantes de la agrupación de Móstoles, que llevaba dos años suspendida, reclaman poder votar en las primarias. Ferraz anuncia que estudiará el caso. La agrupación de Móstoles había sido, hasta que fue cerrada por una supuesta afiliación irregular, una de las más críticas con la gestión de Gómez. Es, además, la segunda más numerosa de la región, con unos 700 afiliados. Si Ferraz les permitía el voto, la mayoría se decantaría por Jiménez. El entorno de Gómez se solivianta y califica la medida como "pucherazo". En Leganés estalla otro foco de tensión. La secretaria general de la agrupación reclama primarias para disputar la candidatura al alcalde socialista del municipio. Reúne los avales necesarios, casi el 50% de todos los militantes. Pero la dirección federal del PSOE impide las primarias en Leganés con el argumento de que no se permitirán elecciones internas en ciudades donde se gobierna. Esta decisión provocó reacciones airadas del equipo de Gómez.
Pero el momento de mayor tensión, según reconocen los equipos de ambos aspirantes, se vivió durante la presentación de avales. Durante las semanas previas, el entorno de Gómez había bromeado sobre la posibilidad de que Jiménez no consiguiera el 15% de las firmas necesarias para ser designada candidata a las primarias. "Si no llega se los dejamos", ironizaron varios dirigentes próximos al líder madrileño. El día límite para presentar los avales, Jiménez anuncia que ha reunido más de 6.000 firmas. Lo que significa casi un empate entre las candidaturas. Esto deja al equipo de Gómez descolocado, según reconocen varios jefes locales. Durante 36 horas la comisión regional de garantías recuenta los avales ante supervisores de ambos candidatos. "Es el peor día y medio de mi vida política", cuenta un cargo próximo a Jiménez. Lo mismo reconoce otro dirigente del equipo de Gómez. Durante esas 36 horas, en la sede del PSM en Callao, se escuchan duros insultos y reproches entre ambas candidaturas. El asunto pasa a la dirección federal que resuelve anular unos 700 avales a Jiménez y algo más de un centenar a Gómez. La diferencia es escasa ante un censo de unos 18.000 militantes.
Gómez celebra varios actos en los que participan miembros de la vieja guardia del PSOE. Uno de ellos consiste en una conferencia en el Ritz, donde le acompañan José Barrionuevo, Joaquín Leguina, Juan Barranco y hasta seis ex ministros de gobiernos socialistas. Además, el ex ministro José Luis Corcuera y el presiente autonómico Juan Carlos Rodríguez Ibarra, también lo habían respaldado. Esto dio pie a su contrincante para censurar a Gómez por "anclarse en el pasado del partido".
El último rifirrafe entre ambas candidaturas se produjo el pasado viernes. Durante un acto público con las plataformas que le han apoyado, Tomás Gómez aludió a una encuesta secreta en la que aventajaba a la ministra. La noticia incordió al equipo de la ministra que lleva toda la campaña proclamando que es la mejor opción para derrotar a Aguirre, según las encuestas. Para demostrarlo, el entorno de Jiménez aireó un sondeo en el que supera al ex alcalde de Parla por más de 30 puntos.
Mañana se sabrá quien encabezará el cartel socialista en las próximas elecciones a la presidencia de Madrid. Y el lunes, si las heridas abiertas en el PSM podrán cicatrizar o las primarias han sido sólo la primera batalla de una larga guerra interna.
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