Montilla da el pistoletazo de salida a la campaña del PSC
El presidente pide al consejo nacional que avale su candidatura
Con todos los sondeos en contra, pero también con una legión de votantes indecisos, José Montilla dio ayer, en la reunión ejecutiva del Partit dels Socialistes (PSC), el pistoletazo de salida a la campaña electoral de otoño. El presidente de la Generalitat y primer secretario del PSC comunicó a los dirigentes de su partido que quiere repetir como candidato a la Generalitat, algo que todos sabían pero que nadie había dicho formalmente y que era imprescindible para poner en marcha la maquinaria electoral.
La designación de Montilla como candidato se hará, a petición del líder, mediante la recogida de firmas del consejo nacional, el principal órgano de decisión del partido entre congresos. De esta forma, Montilla quiere aportar más transparencia a su designación. El presidente podría haber optado por otra vía más directa e igualmente permitida por los estatutos del partido: ser escogido a dedo por la ejecutiva de la formación. Con el procedimiento elegido, Montilla necesitará hacerse con las firmas del 15% de los miembros del consejo nacional.
Trámites burocráticos aparte, la decisión de Montilla implica dar el primer paso hacia algo que el presidente quería demorar tanto como fuera posible: quitarse el traje de presidente para ponerse el de candidato. Los socialistas son conscientes de que la situación es complicada: CiU les aventaja en cinco puntos en las encuestas oficiales y la crisis económica no tiene visos de remitir antes de otoño, al menos en lo que a destrucción de empleo se refiere. Los brotes verdes en la economía que el PSC insiste en destacar son difícilmente apreciables para buena parte del electorado y la plana mayor del partido entiende que no hay elector más desmovilizado que el que se encuentra en paro.
Los socialistas confían en que a medida que se acerquen los comicios su electorado se movilizará para impedir una victoria de Convergència i Unió.
Mientras Montilla se aseguraba ayer de que nada fallaría para proclamarse candidato a la Generalitat, la oposición saludó su proclamación con un reguero de críticas hacia el Gobierno que preside. Artur Mas, que intensifica sus reproches según se acercan las elecciones de otoño, consideró que el tripartito "es un tema archivado y caducado", y puso el dedo en la llaga, en las divisiones que enfrentan a los tres partidos que integran el Gobierno. "El tripartito no tiene proyecto de país, los tres dicen cosas diferentes", dijo ayer tras reunirse con su ejecutiva nacional. La alternativa, consideró Mas, está en CiU, porque "puede hacer un buen trabajo" y "quiere gobernar con los mejores", frente a un tripartito que "no está a la altura de las circunstancias". Alicia Sánchez-Camacho, presidenta del Partido Popular en Cataluña, compartió parte del diagnóstico con Mas al asegurar que los catalanes están "cansados" del tripartito. Difirió en la solución, que, a su juicio, es un PP "determinante" en la Generalitat.
Las dudas también asedian a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). Las encuestas son particularmente desfavorables a ERC, que actualmente tiene 21 diputados. El liderazgo de Joan Puigcercós dista de ilusionar a una parte importante de sus electores y la calculadora del partido echa humo intentando prever si una enventual candidatura del presidente del Barça, Joan Laporta, le perjudicará mucho. Los republicanos intentan sacar brillo a sus logros en el Gobierno, como la ley de veguerías, y esperan que Laporta se acabe echando atrás por la presión de CiU, que también podría salir perjudicada por la candidatura del presidente del Barça.
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