Un cofre lleno de historia
La urna bajo la estatua de Cervantes contiene un alegato documental antiabsolutista
El enigma permanece. Sólo ha sido desvelado a medias. Un efluvio de olor fuerte ha señalado la apertura en Alcalá de Henares del cofre de plomo encontrado en las obra de la plaza de las Cortes de Madrid a los pies de la estatua del alcalaíno Miguel de Cervantes. Sellado su cierre, el interior alberga una urna de vidrio con bisagra metálica que permite abrirla. Dentro, un raro ajuar.
Son cinco láminas enrolladas con una cinta plateada con retratos de la Reina regente María Cristina de Borbón (1806-1879); otras con su hija, la futura reina Isabel II, de niña y de adulta; un ejemplar del Estatuto Real, una suerte de Carta otorgada redactada en 1834 por iniciativa del jefe del Gobierno y diputado liberal, Francisco Martínez de la Rosa, para subrayar el fin del absolutismo de Fernando VII, muerto en 1833; otra efigie, del diputado vasco Joaquín María Ferrer; un dibujo del prócer gallego Manuel Fernández Varela, citado años después por Benito Pérez Galdós; una serie de ocho bolsitas, una de ellas con una medalla cervantina de plata y las demás con objetos contundentes, presumiblemente monedas, acuñadas antes de 1835; cinco tomos, cuatro de ellos de El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha más una biografía de Cervantes de Martín Fernández Navarrete, procedentes de la cuarta edición de la Real Academia Española con impresión en los talleres de la Imprenta Real en 1819 e ilustrados por Tomás López; más un relato sobre la vida de Francisco Xavier Mina, sobrino del guerrillero Francisco Espoz y Mina, que marchó a México en 1817 para contribuir a la emancipación de la entonces colonia transoceánica hispana. Todo este repertorio, verdadero alegato antiabsolutista, compone el contenido del cofre testigo hallado recientemente e introducido hace más de siglo y medio bajo la efigie en bronce de Miguel de Cervantes para señalar la erección de su estatua.
El escritor e historiador Manuel Ortuño, especialista en la vida de Xavier Mina, se muestra sorprendido por este hallazgo. "Creí que Mina había sido olvidado por el liberalismo español pese a su contribución a la independencia mexicana para coayuvar así al derrocamiento del absolutismo en España". Y añade: "A México viajó en una expedición organizada por liberales españoles, americanos e ingleses, en 1816 y tras pelear con denuedo contra las tropas realistas, fue fusilado el 11 de noviembre de 1817 por un destacamento fernandino". Por otra parte, Manuel Ortuño, colaborador del alcalde Tierno Galván durante su mandato, asegura que dos estatuas como la cervantina de la plaza de Las Cortes, previamente copiadas del original madrileño, fueron regaladas a la ciudad de Nueva York y a la Universidad de Pekín en sendos viajes oficiales del primer edil en los años 80 del siglo XX.
Un rito laico
La introducción de cofres-testigo a los pies de monumentos constituía un rito laico, usual en la época decimonónica, orientado a rubricar un emprendimiento, ceremonia civil u ocasión memorable, como lo fue en 1835 la instalación de la escultura, labrada por el escultor Solá, dedicada al genio de las letras hispanas. Gran parte de los materiales ahora descubiertos se han hallado envueltos en un Diario de Avisos, periódico de la época. En su texto más visible se leen las líneas siguientes: "El jueves a las 5 de la tarde... se ha extraviado una perrita pekinesa en la calle de San Martín 14...". Lo sorprendente es que a esa misma hora de un jueves, pero del año 2009, esto es, 175 años después de aquel episodio, arqueólogos, químicos, biólogos y técnicos del Museo Arqueológico Regional de Alcalá de Henares, patria por cierto de Cervantes, abrían el misterioso cofre emplomado. El tufo procedente de dentro de la oscurecida caja de plomo procede de la solución de benzeno que fue esparcida por su interior con miras a la preservación de los materiales que guarda frente a insectos o xilófagos. Pero aún se desconocen todos los pormenores del hallazgo, revelado este mediodía en Alcalá por Ignacio González, vicepresidente del Gobierno regional y responsable de la Consejería de Cultura, que con el embajador alemán presentaba la exposición Los colores de los dioses.
Llama la atención la inserción de un retrato del mecenas gallego Manuel Fernández Varela, que él sufragó, en la urna cervantina. En aquella época, la propia galleguidad de Miguel de Cervantes volvía a salir a flote, ya que sus antepasados fueron nobles exiliados de Galicia hacia Andalucía y Castilla la Nueva, por haberse enfrentado a los Reyes Católicos. De ahí el empleo del apellido Saavedra por Miguel de Cervantes -en Lugo existe un municipio con este mismo nombre- cuya madre se apellidaba en realidad Cortina, lo que ha dado pie a pensar que tal debió ser su primitivo apellido, pues sus familiares cordobeses y luego sevillanos lo tenían por tal.
Se desconoce aún el destino del contenido del cofre, que permanece en estudio en el Museo Arqueológico Regional, que regenta el paleontólogo y arqueólogo Enrique Baquedano, anfitrión del evento de apertura de la urna.
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