Escala en Reykjavik
Acabo de llegar a Reykjavik, la capital de Islandia. Desde la ventanilla del avión, Islandia se ve negra y tétrica. Un mundo de oscura roca volcánica. Cuando tomamos tierra son las dos de la madrugada, hora local (las 4 de la mañana en España), sin embargo está amaneciendo y una luz gris y espectral envuelve la quietud de los campos de lava. En verano, en esta latitud tan septentrional el día dura 24 horas y todos los seres vivos han de adaptarse a esta anomalía lumínica. Luego, en invierno, tendrán que hacerlo a una noche de 24 horas que dura varios meses.Da la casualidad que nuestro hotel está en pleno centro, justo en la zona de marcha juvenil. La vida nocturna de Reyjkavik es famosa en todo el hemisferio norte por lo que antes de irnos a la cama decidimos dar una vuelta para comprobarlo (sufridos viajeros que somos, oye). Conclusiones: A. Los/las adolescentes islandeses hacen lo mismo un sábado por la noche que los adolescentes de cualquier otro lugar del mundo: se emborrachan. B. Al menos los/las adolescentes islandeses visten más elegante que los de Liverpool (lo cuento en este post). C. Las adolescentes islandesas son muy guapas (de los chicos no puedo hablar porque mi heterosexualidad me incapacita para reconocer a un tío bueno; pero supongo que los habrá en la misma proporción).Después nos fuimos a dormir (lo poco que te dejan dormir unas ventanas sin cortinas en un país con 24 horas de luz) y esta mañana hemos alquilado un coche para empezar a recorrer la isla. La primera visita es obligada: Bláa Lónid (el lago azul), los famosos baños de aguas termales cerca de Grindavik. Se trata de una laguna de agua caliente que emana del fondo de la tierra con un color azul blanquecino muy peculiar. La rodean conos volcánicos y grandes coladas de lava negra moteada por el verde de los líquenes. Al fondo hay una central térmica que aprovecha la energía geotermal para producir electricidad. Sus columnas de vapor de agua, sus chimeneas y sus tubos de aluminio ponen una nota espectral en un escenario ya de por si espectral. Bláa Lónid es uno de los sitios más fotogénicos de Islandia. Y ahora sé por qué. Además de uno de los más relajantes. Hemos pasado cuatro horas a remojo, como garbanzos, gozando del placer del dolce far niente. Ya nos tocará sufrir cuando nos metamos en los hielos de Groenlandia.
Comentarios
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.