El acusado de dejar tetrapléjica a su mujer dice que ella le obligó a defenderse
Los dos hijos de la pareja, que presenciaron los hechos, aseguran que su padre les dijo: "La tengo que matar por todo lo que nos ha hecho"
El presunto maltratador que dejó tetráplejica a su ex mujer a consecuencia de una brutal paliza en junio de 2006, cuando pesaba sobre él una orden de alejamiento, ha declarado este lunes que fue la víctima la que le obligó a utilizar la violencia, ya que tenía un cuchillo y le había amenazado de muerte previamente. Durante la vista también ha declarado la víctima, Antonia R.L, de 48 años, que no recuerda lo sucedido ese día, pero ha asegurado que desde su separación, diez meses antes de los hechos, su ex marido había infringido la orden de alejamiento en varias ocasiones y la vigilaba y amenazaba continuamente, por lo que "tenía la certeza de que tenía la intención" de matarla. De hecho, cuando pidió el divorcio, tras 30 años de matrimonio y malos tratos, él le dijo que "era su sentencia de muerte".
Así se ha defendido el acusado -José Luis R.G- durante el juicio que se ha celebrado este lunes en la Audiencia Provincial de Madrid, y en el que la Fiscalía ha pedido 33 años de cárcel por los delitos de asesinato en grado tentativa, quebrantamiento de medidas cautelares y allanamiento de morada, además de dos delitos de perjuicios psicológicos a los hijos de la pareja, que presenciaron los hechos. Los dos hijos de la pareja (ambos menores de edad de 15 y 17 años, respectivamente), han explicado que el 28 de junio de 2006, el acusado entró en el domicilio familiar donde trató de ahogar a la víctima con una mano, mientras con la otra sostenía un cuchillo.
Alertados por los gritos de la madre, los hijos acudieron a su habitación, donde vieron los múltiples golpes, patadas y pisotones en el cuello que José Luis R.G estaba propinando a su madre, tras lo que le gritaron y "suplicaron" que dejará de golpearla, sin conseguirlo. Ambos menores han relatado como su padre les dijo: "La tengo que matar por todo lo que nos ha hecho". Sin embargo, en su declaración, José Luis R.G. ha negado que los hechos se hubieran producido de ese modo, alegando que cuando entró en la casa "para charlar" con su ex mujer, que anteriormente le había amenazado con "enviar a alguien para matarle", ella tenía en la mano un cuchillo que le obligó a actuar con violencia para "salvar" su vida.
"Cuando cayó, probablemente se golpearía"
"Ella me estaba esperando. Me cortó el paso con un serrucho e intentó herirme. Me dio la sensación de que me estaba esperando", ha contado. "Venía hacia mí y yo tuve que hacer algo para evitar herirnos. Hice algo imprudente, y le agarré del cuello con las dos manos. Como no soltaba el cuchillo, con la mano izquierda mantuve el filo y, con la derecha, le presioné el cuello contra la pared hasta que se desmayó. Cuando dejó de respirar, me marché", ha recordado, para añadir que del forcejeo acabó amoratado "por todas partes". Al negar que la hubiera golpeado, la fiscal le ha pedido explicaciones sobre las lesiones de la víctima, quien presentaba fracturas de varias vértebras y multitud de hematomas. El procesado ha contestado que "cuando cayó, probablemente se golpearía".
Por su parte, la víctima apenas recuerda lo que pasó el 28 de junio, sólo el ruido de "las aspas del helicóptero" que le llevó al hospital de parapléjicos de Toledo. En cambio, no olvida los malos tratos "físicos y psíquicos" que padeció durante su matrimonio. Según el relato del Ministerio Público, los hechos se produjeron a las cuatro de la madrugada, cuando el acusado entró en la vivienda de la víctima, en la que no vivía desde hacía más de nueve meses, con su propia llave y forzando el pestillo con un plástico. Sobre José Luis R.G. pesaba una orden de alejamiento por cuyo incumplimiento ya había sido detenido con anterioridad, habiendo ya entrado en la casa de su ex mujer para agredirla algunos meses antes.
También ha declarado esta mañana durante el juicio la psicóloga de la prisión de Soto del Real (Madrid) que atendió al acusado en el momento de su ingreso en el centro, quien ha señalado que esta actitud de "minimización de los hechos y culpabilización de la víctima" es un patrón de comporamiento típico en los casos de maltrato. Una tesis que ha remarcado también la acusación particular, ejercida en nombre de la víctima. A consecuencia de la brutal paliza, María Antonia R.L. sufrió graves lesiones medulares que provocaron su tetraplejia, enfermedad que la obliga a una dependencia total para todas las tareas cotidianas, según ha explicado ella misma.
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