El menor condenado por el asesinato de una indigente acusa a uno de los procesados
Reconoce que llevaba el bidón con disolvente que provocó el incendio pero asegura que "se le cayó" sin querer
El menor que ya fuera condenado a ocho años de internamiento por la muerte de una indigente en un cajero automático de Barcelona en 2005 ha acusado hoy a Ricard P.B. de haber tirado una colilla encendida al disolvente y haber quemado viva a la víctima. El joven ha reconocido que era él quien llevaba el bidón de disolvente pero, según ha declarado en el juicio que se sigue contra los dos mayores de edad procesados por el crimen en su día, se le cayó y salió corriendo por miedo a que explotara.
Además, J.J.M.R. ha asegurado que fueron los dos procesados, Ricard P.B. y Oriol P.S., quienes le dijeron que fuera al cajero automático de La Caixa de la calle Guillem Tell, en el barrio de Sant Gervasi, para que Rosario -que se había refugiado allí para pasar la noche del 15 al 16 de diciembre- le abriera la puerta porque a ellos ya les conocía.
Según ha explicado, lo único que querían era darle "un susto" tirando "un charco en el suelo de disolvente" a dos metros y medio de la mujer y prendiéndole fuego. "Me dijo: tranquilo, que yo tiraré la colilla", ha asegurado J.J.M.R., quien ha reconocido que sabían qué había en el interior del bidón por su olor.
En su declaración ante el tribunal, el menor ha añadido que se le "cayó" el bidón y se empezó a derramar el disolvente por el suelo y ha insistido en que "en ningún momento se roció a la señora por encima como se está diciendo" ni fue "premeditado".
Como ya hicieran ayer los dos acusados, el joven ha explicado que cogieron el bidón de un saco de escombros y no del andamio situado frente al inmueble, que estaba siendo rehabilitado.
"Me dijeron que no había muerto"
Al ver el bidón en el suelo del cajero y que el disolvente empezaba a arder, el entonces menor de edad, siempre según su declaración, pensó: "¿Lo subo y me arriesgo a que me explote en la mano o salgo corriendo?", tras lo que decidió huir poco antes de que se produjera la deflagración, que causó la muerte de Rosario.
Tras la explosión, se quedaron "en blanco" y él preguntó a los dos acusados qué había pasado porque temía que Rosario podía haber muerto. Éstos le respondieron que no, pese a que la mujer había dejado de gritar. En cambio, los acusados aseguraron ayer que Rosario siguió increpándolos tras la deflagración.
Después, se fueron "asustados" a casa sin llamar a los servicios de emergencia porque creyeron que, al saltar la alarma de la sucursal bancaria, ya estarían alertados. Los bomberos llegaron poco después al cajero y encontraron a la víctima, que falleció el sábado siguiente por la mañana a causa de las quemaduras de segundo y tercer grado que tenía en el 70% del cuerpo.
En el vídeo de seguridad del cajero automático también se ve como J.J.M.R., que "aquel día iba muy borracho y tenía 16 años", entraba con un tubo de cartón con el que supuestamente agredió a la indigente, pero el joven ha declarado hoy que "en ningún momento" la tocó, sino que lanzó el tubo contra el cristal.
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