CIU y ERC, molestos con el pacto entre el Gobierno e Iniciativa sobre financiación autonómica

Las reacciones al acuerdo alcanzado entre Iniciativa per Catalunya y el Gobierno para que Zapatero no comparezca en el Congreso a cambio de llegar a un pacto de financiación en menos de tres meses (tal y como quería el gobierno catalán) no se ha hecho esperar y no han sido especialmente positivas.

El portavoz adjunto de CiU en el Congreso y portavoz de Economía y Hacienda, Josep Sánchez Llibre, reprochó este martes al Govern su "debilidad" al acordar con el Gobierno un nuevo plazo para cerrar el modelo de financiación de Catalunya, y consideró que el Ejecutivo central "no tiene credibilidad" después de sus "incumplimientos reiterados". Sánchez Llibre, ha señalado que dar al Gobierno ese tiempo supone "marear la perdiz y vender humo".

Como "franciscanos"

"Hemos tenido la paciencia de un franciscano, hemos esperado los dos años que marcaba el Estatuto y ahora no tiene sentido negociar tres meses más", ha añadido. También ha dicho que la aceptación de la propuesta socialista por parte del líder de ICV y conseller de Interior y de Relaciones Institucionales de la Generalitat, Joan Saura, evidencia "la debilidad" del Ejecutivo catalán. Sánchez Llibre recordó que CiU iba a votar a favor de la petición de comparecencia presentada por ICV aunque no la consideraba necesaria, ya que "a Catalunya no le conviene este debate en el Congreso porque rompe la bilateralidad". Sin embargo, sí dejó claro que CIU no votará a favor de la petición de comparcencia de Zapatero presentada por el PP. "Entendemos que persiguen unos objetivos distintos y van en la dirección de desgastar al Gobierno.

A quien tampoco ha sentado bien el pacto entre De la Vega y Saura ha sido a ERC, cuyo secretario general, Joan Ridao, a través de un comunicado, dijo no entender esa actuación "unilateral" a menos de 24 horas de la Diputación Permanente. El republicano se preguntó "en calidad de qué" Joan Saura negoció con la vicepresienta del Gobierno, por lo que reclamó "una separación clara entre el papel de la Generalitat y el de los partidos".