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Aznar dice que renovar un partido es "añadir y no eliminar"

El ex presidente del Gobierno compara la situación actual del PP con la época de Antonio Hernández Mancha, que terminó con el regreso de Fraga

José María Aznar asegura que renovar un partido significa añadir y no eliminar, porque una formación política fuerte se hace integrando, y critica que no se sepa distinguir "al mejor" a la hora de elegir a las personas más adecuadas para cada puesto y se pretenda jubilar a quienes tienen experiencia pero 49 años.

En una entrevista emitida anoche en Telemadrid, el ex presidente del Gobierno ha comparado la situación actual del Partido Popular con las circunstancias que rodearon a su discurso ante Antonio Hernández Mancha en 1987, cuyo débil liderazgo culminó en enero siguiente con el retorno de Manuel Fraga en el 9º Congreso de AP. "Aquellas palabras, desgraciadamente, no han perdido actualidad. Entonces yo dije que no íbamos bien. No íbamos bien y de lo que se trataba era de hacer un partido ganador y no un partido que resistiera", incidió.

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Aznar, que ha eludido nombrar al actual presidente del PP, Mariano Rajoy, y valorar su gestión al frente del partido tras la derrota electoral en las elecciones del pasado 9 de marzo y hasta el Congreso Nacional celebrado recientemente en Valencia, defiende que para lograr un partido "fuerte" es necesario "integrar". "Cuando renuevas los partidos hay que procurar hacerlo añadiendo, no eliminando. Las renovaciones se hacen por adición, no por extinción".

En su opinión, un partido se hace con "un proyecto y una idea detrás", "una gran capacidad de integración" y "de sumar muchas voluntades", además de "tener las ideas muy claras, tener mensajes atractivos y jugar con los mejores". Y a los "mejores", explica, se les sabe distinguir aunque no encuentres "todo lo que buscas".

"Aquí se jalea mucho a alguien que no sabe nada, que no tiene idea de nada ni ha demostrado nunca nada, pero es ministro. En cambio, al que ha demostrado, al que tiene una experiencia pero tiene 49 años, se le quiere jubilar. Es una cosa absurda", ha concretado. Por esta razón, considera necesario que en España haya más respeto y desaparezca "esa manía de que hay que renovarlo todo, porque no tiene mucha razón de ser".

Guerra de Irak

Respecto a una de sus últimas decisiones como presidente del Gobierno, Aznar ha defendido su apoyo a Estados Unidos y Gran Bretaña en la defensa de la intervención armada en Irak. "Nunca me voy a arrepentir de que España haya vivido uno de los momentos más influyentes de su historia, yo no me arrepiento de eso, me arrepentiría de no haber estado a la altura de las circunstancias", justifica.

El ex presidente ha recordado que cuando él defendió que había armas de destrucción masiva en Irak, ésta "era una creencia generalizada en todo el mundo" y no "había gobierno en el mundo que no estuviera convencido de ello". "Mi decisión fue clara: quiero ver a España entre los países más importantes del mundo y, además, con el terror no hay espacio intermedio posible ni apaciguamiento posible, hay que luchar contra él y ganarlo", ha afirmado.

No a la tregua

En otro apartado, Aznar ha asegurado que el "grandísimo error" de la negociación entre el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y ETA fue que "produjo la desarticulación de aquello que podría haber llevado a la derrota definitiva del terrorismo". El ex presidente critica que el Gobierno socialista "negociara" una tregua con ETA, ya que, en su opinión, fue el Ejecutivo el que decidió negociar con los terroristas para que éstos declararan el alto el fuego.

Aznar considera grave el "precio político" que se ha pagado por estas negociaciones con ETA, que, según ha recordado, el Gobierno negó que continuaran tras el atentado de la T-4 del aeropuerto de Barajas. "Dicho esto, aquellos que hicieron esta política ganaron las últimas elecciones, lo que es un buen motivo de reflexión para los que ganaron, para los que perdieron y para toda la sociedad española", ha agregado.

El ex presidente del Gobierno ha recordado además el asesinato de Miguel Ángel Blanco, del que se cumplen ahora diez años, que, para él, "marcó un antes y un después" y debería haber supuesto "el final de todo", aunque "desgraciadamente" no fue así. "Y muchos sabían que el 'espíritu de Ermua' podría terminar con el terror y, como lo sabían, por eso decidieron acabar con él", ha apostillado.

Sobre el atentado que sufrió en su propia persona, considera que esta acción de ETA no buscaba asesinar al líder de la oposición, "a alguien que se veía que tenía muchas posibilidades de ser el próximo presidente", sino que pretendía asesinar "al cambio de España".

Repaso a una vida

El ex presidente del Gobierno, que durante la entrevista también ha realizado un repaso a su vida personal y política, ha destacado que durante su segundo mandato la "izquierda asimiló muy mal" su mayoría absoluta porque pensaron que ésta garantizaba "un periodo de ocho años de PP en el Gobierno", es decir, un tiempo "que proporcionaría un cambio de España tan enorme, que sus viejos discursos políticos se perderían".

"Es ahí donde se complican muchas de las cosas de la vida política española y es una de las cuestiones políticamente más complicadas, oscuras y graves de la izquierda española, que decide en un momento dado que todo vale, todo es válido, todo es lícito, y que hay que hacer lo que sea con tal de que el PP no siga y lo hace", ha asegurado. En este sentido, Aznar cree que la "responsabilidad" de la izquierda de ese momento "fue democráticamente muy grave".

El ex presidente José María Aznar, en el Top 100 España

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