'Día y Noche' recibe a los viajeros en Atocha
Es la primera escultura de carácter monumental que Antonio López instala en un espacio público
"Un poco más a la izquierda... ahí, perfecto". El propio Antonio López ha sido el encargado de supervisar al equipo de seis expertos encargados del montaje de su obra Día y noche, dos piezas de bronce de más de 2.000 kilos de peso y tres metros de altura que desde hoy reciben a los viajeros del AVE en la madrileña estación de Atocha. Son dos cabezas de una misma niña, una de las nietas del pintor y escultor, el artista español vivo más cotizado del mundo.
Sobre las 9.00 ha comenzado la instalación de las obras, que han sido exhibidas recientemente en la retrospectiva que le dedicó al artista español el Museum of Fine Arts de Boston. El artista ha vivido "muy emocionado" la colocación de sus esculturas en la plataforma de llegada del AVE de la estación, donde los primeros viajeros que las han contemplado pugnaban con el equipo de montaje para conseguir la atención del artista. "Cuando el que hace las cosas no está, otro tiene que hacerlas por él, así que a mí siempre me gusta estar en el montaje de mis obras", comentaba López, mientras se giraba para mirar las esculturas y después sonreír satisfecho con el resultado.
Sorprendido por la expectación y por la abrumadora presencia de público, el artista castellanomanchego, con los ojos chispeantes de emoción, decía a su mujer: "No me lo creo, no me lo creo". Las dos esculturas han quedado colocadas una enfrente de otra, a medio centenar de metros de distancia. "Dudaba del tono, de la pátina, pero ahora que las veo aquí estoy muy contento", ha expresado el artista. En Día y Noche, retrata la cabeza de una de sus nietas de unos meses. En Día la niña dirige a los espectadores una mirada atenta y despierta, mientras que en Noche, con los ojos cerrados, duerme plácidamente. La temática de las obras resulta muy simbólica y expresiva. Ambas esculturas están trabajadas en unidad, como López explica: "Juntas, del mismo tamaño de la misma niña, y de la misma edad, me sugerían el paso del tiempo, el día y la noche".
"Son impresionantes, ¿cómo las hace?
Corriendo de un lado para otro, el artista de Tomelloso, de 72 años daba los últimos detalles para la colocación de sus obras. "Me encuentro muy bien", ha declarado mientras atendía a una mujer que pedía un autógrafo para su hijo, "un admirador de su arte desde que muy pequeño". Entre los curiosos, uno le ha preguntado por su método: "Hola, soy maquinsta. Enhorabuena, son impresionantes. Cuando las he visto me preguntaba ¿cómo las hace?". "Pues primero en barro, del tamaño de la cabeza de la niña, después voy al taller..." explicaba pacientemente el escultor.
En un principio, se pensaba en una pieza grande, aunque las medidas de origen eran más pequeñas que las actuales. Se ideó hacerlas en dos metros, un tamaño que pretendía acercar a la escala humana la obra; pero finalmente tras un proceso lento de elección del tamaño, López decidió una proporción monumental de tres metros, que supera la escala del viajero que contemple las piezas. A pesar de estas colosales proporciones, las dos caras de bebé no apabullan al espectador. "Quedan modestas, ¿verdad? Llenan, pero no interfieren en el espacio; están viviendo una vida cerca de las personas, entre la gente...", reflexionaba López.
En cuanto a la ubicación, al comienzo se barajó el invernadero de la estación, pero Antonio López prefirió la zona de la llegada del AVE, ya que consideraba que este espacio iba a servir de contraste perfecto con las cabezas. Día y Noche se convierte en la primera obra escultórica de carácter monumental instalada en un espacio público de Antonio López, artista que se convirtió el lunes, en una subasta celebrada en la sala Christie's de Londres, en el pintor español vivo más cotizado al venderse su cuadro Madrid desde Torres Blancas por 1,7 millones de euros. "Atocha fue mi entrada a Madrid cuando llegué en 1949, así que es muy especial poder colocar mis piezas aquí. Es un espacio magnífico", ha sentenciado.
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