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El TSJC asegura que la joven de Barcelona ni era disminuida ni esclava sexual

La juez deja en libertad con cargos a los dos supuestos explotadores y se cree que la joven, que estaba en un centro de acogida, ha vuelto con ellos

El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha afirmado esta tarde que la joven checa de 28 años que, según la Policía Nacional, padece una disminución psíquica y era obligada a prostituirse en el barrio del Raval de Barcelona, no sufre ninguna patología psíquica y además ejerce la prostitución voluntariamente. Los detenidos han sido puestos en libertad con cargos por la juez de guardia que instruye el caso, aunque continúan imputados, acusados de un delito de inducción a la prostitución. La chica, que estaba en un centro de acogida, ha desaparecido, según han informado fuentes policiales. Se sospecha que ha podido regresar con sus dos supuestos raptores.

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Según fuentes policiales, la joven, identificada con las iniciales de N. V., fue raptada en 2001 en su ciudad natal, Praga. Los dos secuestradores la trasladaron a Barcelona para sacar provecho económico de su explotación sexual y la sometieron desde entonces a un supuesto infierno con 10 horas al día de trabajo. El 29 de abril, el Cuerpo Nacional de Policía (CNP) los detuvo por proxenetismo, tráfico de mujeres y detención ilegal. Son un hombre y una mujer, Anton B., de 36 años, de origen eslovaco, y Frantiska K., de 59, checa. Hoy, han sido puestos en libertad con cargos por la juez de guardia de Barcelona.

La joven, de origen checo, ha desaparecido del centro de acogida en el que estaba ingresada a la espera de que se le realizara una valoración de su estado mental. Había expresado su deseo de no volver con su madre a su país de origen y hay vecinos que dicen haberla visto en su antiguo barrio, el Raval. La chica asegura, según la policía, que su propia madre le había obligado a ejercer la prostitución en su país. La madre denunció su desaparición hace dos años, aunque la policía aún no sabe si la joven fue secuestrada por la fuerza o dio su consentimiento.

En condiciones de esclavitud

Según fuentes de la investigación, la joven era obligada a prostituirse por los dos detenidos en un piso de la calle Sant Ramon -una de las calles donde se concentra la prostitución en Barcelona-. Al parecer, llegaba a las diez de la mañana al piso, de donde ya no salía hasta las ocho de la tarde, cuando era trasladada por los dos presuntos implicados a otro piso de la calle Vallhonrat, donde vivían los explotadores y su víctima. Cada día atendía a una media de 15 clientes y cobraba 10 euros por cada servicio. Todo el dinero quedaba en manos de sus captores, que apenas la dejaban salir a la calle.

La mujer, Frantiska, era quien controlaba a la joven y la que cogía el dinero de los clientes, han explicado fuentes policiales, que han añadido que Anton, el hombre, no tenía oficio conocido y se pasaba gran parte del día en un centro de bronceado artificial. Frente a este truculento relato de los hechos, el TSJC ha emitido un comunicado en el que explica que la juez de guardia ha decretado su libertad provisional porque "no había nada en las diligencias que acreditara una situación de maltrato o violencia de los imputados respecto a la joven", que además ha reconocido que ejercía la prostitución "de forma voluntaria". La joven, que declaró en dependencias judiciales el 5 de mayo, se sometió a un informe forense que "no detectó en la exploración psíquica ninguna patología".

"Éste es el único informe médico de la joven de que dispone

el juzgado, ya que en ningún momento la policía ha aportado ningún otro, pese a ser solicitado reiteradamente", añade el TSJC en la nota. Tras la exploración, la joven, que presentaba un buen aspecto físico, declaró que "era feliz" y que "le gustaba el trabajo que hacía", y admitió que vivía con los dos imputados "porque quería". También dijo que ya se prostituía en la República Checa, donde tiene un hijo, al que envía dinero desde aquí. El TSJC insiste en que, a parte del informe del forense del 5 de mayo, "nadie ha aportado al juzgado prueba alguna de que la joven padezca una enfermedad mental o que tenga un nivel de deficiencia elevado".

La juez de guardia, por otro lado, justifica la puesta en

libertad con cargos de los imputados por el hecho de que no hay indicios de maltrato y los detenidos tienen domicilio conocido y residen en Barcelona. No obstante, las diligencias contra Anton y Frantiskas, de 59, continúan abiertas para esclarecer si ha habido un delito de favorecimiento y lucro con la prostitución de una tercera persona. Lo único en lo que coinciden policía y justicia es que la joven ha desaparecido del centro de acogida y no se descarta que haya vuelto con sus presuntos captores.

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