Un 17% de los menores internos en centros de la Comunidad pertenece a una banda juvenil violenta
Ingresan a partir de los siete años e inician su carrera criminal cuando llegan a los 12
El 17% de los menores que actualmente se encuentran cumpliendo medidas judiciales en centros de la Comunidad de Madrid pertenece y/o ha pertenecido a bandas juveniles de carácter violento, en las que ingresan a partir de los siete años e inician su carrera criminal cuando llegan a los 12. Así lo ha revelado hoy el consejero de Justicia, Alfredo Prada, al inaugurar las jornadas Las bandas: agrupaciones juveniles de carácter violento, en las que ha defendido que no podemos ponernos una venda ante la realidad de las bandas latinas "ni equiparar inmigración a delincuencia" porque es "injusto".
Prada ha calificado de "alto" este número -61 menores de los 360 actualmente internos en algunos de
los 16 centros de la región- y ha considerado que hay que estudiar en profunidad el fenómeno para que estos jóvenes no se queden marginados de los programas de reinserción. En este sentido, ha recordado que el pasado año sólo un 17% de los infractores internados en los centros para menores reincidió, lo que ha supuesto conseguir una reducción de casi el 50% frente al 2004 en el que la reincidencia era de un 36%.
Un descenso que ha juzgado "sobresaliente" y que les permite estar moderadamente satisfechos, ya que "han sido muchos los proyectos puestos en marcha" para lograr esta disminución. En cuanto a la temprana edad de ingreso en las bandas, Prada ha observado que se conjuga con los datos que facilita periódicamente la Fiscalía en el sentido de que en general cada vez entran con menos edad en el mundo del delito.
Como sectas destructivas
Esto, en su opinión, abre el debate sobre el hecho de que hoy a los 14 años se es impune mientras que la legislación permite que ese espacio de impunidad se acorte a los 12. Las pandillas juveniles de carácter violento, más conocidas como maras, nacieron en Centroamérica y son agrupaciones de jóvenes de ambos sexos, generalmente de edades comprendidas entre cinco y 35 años, que se unen con la finalidad de controlar un barrio o un territorio.
Durante su ponencia en estas jornadas, Pedro Gallego Martínez, investigador de agrupaciones juveniles de carácter violento de la Guardia Civil, ha señalado que algunos investigadores defienden la tesis de que las maras son sectas de carácter destructivo. Ha explicado que estas bandas se diferencian de las pandillas de tipo tradicional porque tienen vínculos con el crimen organizado, cometen delitos mayores, como homicidios o violaciones, están en estado permanente de guerra con otras pandillas rivales, hay una obediencia ciega hacia el líder y la salida no autorizada de la banda se paga con la muerte.
Se dan además una serie de elementos que favorecen el crecimiento y expansión de estos grupos como son la pobreza, desintegración familiar, desempleo, falta de oportunidades y bajo nivel de estudio. Según este investigador, algunas bandas realizan ritos satánicos y sus miembros practican el esoterismo. Todas tienen una estructura jerárquica que encabeza el mero o big palabra. Las maras utilizan además varios métodos que les permiten optimizar el secreto de sus comunicaciones, utilizando un sistema de cifrados y códigos, principalmente en el interior de las cárceles. Aunque no es obligatorio la mayoría de su integrantes se tatúa el cuerpo.
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