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Reportaje:

La venganza del marido guardia civil

El Supremo confirma la expulsión de un agente de Tráfico por interponer una denuncia falsa contra el jefe de su mujer

La Sala de lo Militar del Tribunal Supremo ha confirmado la expulsión de la Guardia Civil de un agente de Tráfico que denunció a un hombre por hacer el loco al volante. El presunto delincuente no cometió el delito (ni siquiera estaba conduciendo en el momento de la denuncia). El agente le había amenazado con "hacerle la vida imposible" porque temía que despidiera a su mujer, empleada de un supermercado de un pueblo de Toledo.

Todo comenzó una mañana de abril de 2003 en el pueblo toledano de Madridejos. Eran las nueve y media cuando el cabo de la Guardia Civil Fernando R. C. entro en el supermercado Mercadona de la localidad para hablar con el jefe de su mujer. Quería convencerle para que no la despidiera, toda vez que la chica había sido apercibida por "falta de compromiso profesional".

La reunión fue de mal en peor, y el cabo terminó por amenazar al responsable del supermercado con "hacerle la vida imposible" y "perseguirle todos los días" usando para ello "el poder que le confería su condición de guardia civil de Tráfico".

Dicho y hecho. A las tres y media de la tarde ya había rellenado una denuncia contra el hombre "por conducir de modo temerario" y "adelantar continuadamente con grave peligro para los usuarios de la vía, al tener que apartarse al arcén para intentar evitar colisión frontal".

El tipo se enteró de la denuncia cuando le llegó a casa una nota de la Jefatura Provincial de Tráfico de Toledo en la que se le avisaba de una posible sanción de 450 euros, amén de la retirada del carné de conducir por un mes. El hombre presentó un pliego de descargos ante ese organismo y una queja a la oficina de atención al ciudadano de la Guardia Civil.

Y es que, tras el encuentro de la mañana con el cabo, el hombre mantuvo una reunión con su jefe en el supermercado. Desde poco antes de las tres hasta las cuatro de la tarde, su coche permaneció aparcado ante el centro comercial.

El guardia civil había denunciado sin embargo una infracción cometida en el punto kilométrico 68 de la CM-400, que él había observado desde el 67,800. Para empezar, su patrulla no tenía asignada la vigilancia de esa carretera. Desde donde estaba estacionado, era imposible que hubiera podido observar cualquier incidente en ese lugar. Y claro, la infracción "no existió". "La denuncia estuvo motivada como reacción ante un posible despido de su esposa del establecimiento Mercadona", según reza la sentencia.

Pero es que, no contento con esa denuncia, el cabo regresó de nuevo al supermercado y volvió a amenazar al jefe de su mujer. Éste, agobiado, pidió el traslado. "Desde el incidente presentaba un cuadro de nerviosismo por temor a nuevas represalias", explica el tribunal. El Supremo lo considera "un caso típico extremo de ejercicio abusivo de las funciones del cargo", un episodio "extremadamente grave" y un comportamiento "incompatible" con la pertenencia a la Guardia Civil. Por ello, sanciona al cabo con la separación del servicio por una falta muy grave consistente en el abuso de sus atribuciones.

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