El artefacto que ETA hizo estallar anoche en Vizcaya contenía cinco kilos de explosivo

El artefacto que ETA hizo explotar anoche junto a una empresa de construcción entre las localidades vizcaínas de Baracaldo y Trapagarán contenía entre cinco y seis kilos de explosivo, posiblemente cloratita, según los primeros datos de la investigación, ofrecidos por el departamento vasco de Interior. A lo largo del día de hoy los artificieros de la Ertzaintza siguen trabajando en el lugar de los hechos para precisar estos datos.

En un comunicado difundido hoy, el Gobierno vasco ha subryado el objetivo "mafioso e intimidatorio" del atentado y ha realizado un llamamiento a la sociedad "para que rechace este tipo de actuaciones y muestre su firme oposición a las intenciones de extorsión que despliega de forma continua ETA". Asimismo, ha mostrado su apoyo y solidaridad "con los empresarios, en general, y con los que más directamente se han visto afectados en las últimas semanas".

El artefacto hizo explosión hacia las once de la noche, una hora después de que un comunicante que ha dicho hablar en nombre de ETA alertara de su colocación, al diario Gara, según fuentes de la Ertzaintza. El estallido no causó daños personales. Los daños materiales aún se están evaluando. La autopista A-8 tuvo que ser cortada al tráfico, sentido Bilbao, hasta pasadas las once y cuarto de la noche, después de que la bomba explosionara. La policía vasca también procedió a interrumpir el tránsito de trenes en las inmediaciones del lugar.

La empresa objeto del atentado, la compañía Enrique Otaduy S.L., está ubicada en el Polígono industrial Aurrera, en el que se radican un buen número de compañías de la zona, y se dedica a la construcción de vertederos y celdas de seguridad, a la construcción de saneamientos de agua y encauzamientos de ríos. El aviso de bomba llegó al diario Gara a las diez de la noche. Tras recibir el aviso, la Ertzaintza se desplazó hasta el lugar, acordonó la zona e inició la inspección de las inmediaciones. Una hora después, se produjo estallido del artefacto.

Segunda bomba en dos días

Pese a los constantes rumores de tregua y el optimismo en torno al cese de la violencia por parte del Gobierno, ETA ha intensificado sus acciones terroristas, que se han cebado especialmente en el País Vasco, Navarra y Aragón y que han tenido como objetivos en la mayoría de los casos intereses económicos.

El último acto terrorista de ETA se produjo el pasado martes, cuando ETA hizo estallar una furgoneta en el aparcamiento de la discoteca La Nuba de la localidad navarra de Urdax y propiedad de la familia del empresario Peio Martikorena, recientemente fallecido. La explosión ocasionó importantes daños materiales pero nadie resultó herido ya que el establecimiento fue desalojado previamente.

La furgoneta, modelo Renault Kangoo y robada en Francia el día 2 de febrero, estaba estacionada en la parte trasera de la discoteca, ubicada en la zona comercial de Dantxarinea de Urdax. Asimismo, la banda ha incrementado la potencia de sus explosiones y, en este caso, el vehículo contenía una carga de 80 kilos de explosivos, superior a la empleada en atentados anteriores.