ETA hace estallar un pequeño artefacto en una antigua central eléctrica de Zaragoza
La explosión causa pocos daños en unas instalaciones en desuso desde hace diez años
ETA ha hecho estallar esta mañana un artefacto compuesto por dos kilos de un tipo de explosivo aún por determinar en una antigua central hidroeléctrica a cinco kilómetros de Añón de Moncayo (Zaragoza). El atentado, el segundo en tres días y en pleno debate sobre cómo acabar con el terrorismo, ha producido escasos daños. Al mismo tiempo, ETA dice percibir "nuevas oportunidades" en un comunicado pero no anuncia una tregua. Para el ministro del Interior, José Antonio Alonso, "este tipo de hechos confirman que hay que seguir luchando contra ETA".
El artefacto había sido colocado en una caseta de la central hidroeléctrica de La Morca, que está aislada en un paraje del Parque Natural del Moncayo. Tan apartado está que sólo un pastor ha escuchado la explosión de la bomba y ha podido ver cómo salía humo de la zona, alrededor de las 8.00. Unos 45 minutos antes, se han recibido sendas llamadas a las Asociación de Ayuda en Carretera (DYA) de Bilbao y de San Sebastián en nombre de ETA advirtiendo de su colocación. Un aviso al servicio 112 de Zaragoza indicando que la explosión se produciría a las 10.00 ha provocado unos momentos de confusión.
Los daños en la central se limitan a un agujero en el suelo y el desprendimiento de unas piedras, según ha explicado la Delegación del Gobierno, Javier Fernández, que ha precisado que el artefacto había sido colocado en una esquina de una construcción que alberga en su interior la maquinaria de la instalación hidroeléctrica. La central fue construida en los 50 y hasta hace diez años era explotada por Eléctricas Reunidas de Zaragoza, del grupo Endesa. La planta, que se abastecía de los caudales de los pequeños ríos Morca y Valdemanzano, se dejó de utilizar por falta de agua. La central es ahora propiedad del Ayuntamiento de Añón, que se encuentra a poco menos de 100 kilómetros de Zaragoza, próximo a la provincia de Soria.
Zapatero en la capital
Nada más tener conocimiento del aviso de ETA, efectivos de la Guardia Civil se han trasladado a la zona y han establecido un cordón de seguridad para evitar que ninguna persona pudiera acercarse al lugar donde podía estar la bomba. Especialistas en desactivación de explosivos, ayudados por perros, han realizado una inspección que ha permitido localizar, en torno a las 10.00, los restos del artefacto. Los agentes han tomado muestras de la tierra y han recogido los restos de la bomba para determinar sus características y la composición del explosivo. A última hora de la tarde, fuentes de la investigación han señalado que la bomba contenía unos dos kilos de explosivo aunque no han podido determinar de qué tipo se trataba.
El alcalde de Añón de Moncayo, José Antonio Ichaso, se ha mostrado sorprendido del atentado y ha indicado que en este municipio zaragozano no hay constancia de amenazas ni movimientos de posibles terroristas en la zona. El atentado de hoy en este pueblo de 300 habitantes de Zaragoza es el noveno perpetrado por ETA desde que el Parlamento aprobó, el 17 de mayo, una posible negociación con la banda si ésta abandona las armas. Se trata del segundo atentado etarra en Aragón en lo que va de año, perpetrado además horas antes de una visita a Zaragoza del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para presidir la reunión de la Junta de Jefes de Estado Mayor.
El 10 de junio los terroristas lanzaron una granada anticarro el aeropuerto de la capital aragonesa sin causar daños ni heridos. El comando había colocado dos tubos de PVC a unos 300 metros del aeródromo, pegado a una base militar, con sendas granadas anticarro en su interior. Sólo uno de los artefactos funcionó, mientras el otro fue desactivado en la lanzadera. El atentado de hoy es, también, el segundo ataque de ETA en los últimos tres días, tras el registrado el pasado día 24 en un polígono industrial cerca de la Academia de Policía de Ávila. En su comunicado de hoy, ETA considera que la situación política se caracteriza por "nuevas oportunidades" con la posible apertura "entre todos, de un proceso democrático, dando la palabra y la decisión a los ciudadanos vascos, sin ningún límite", aunque también incide en mantener la lucha.
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