Blunkett no es el padre del bebé de Quinn

El ex ministro británico de Interior David Blunkett no es el padre del bebé de su antigua amante, la periodista Kimberly Quinn, según han demostrado las pruebas de ADN a las que se ha sometido. Blunkett se vio obligado a dimitir el pasado 15 de diciembre en pleno escándalo sobre un supuesto abuso de poder por facilitar un visado a la niñera filipina de Quinn, cuya relación secreta de tres años con el ex ministro, aireada sin piedad por los tabloides, fue el auténtico detonante de su renuncia. La noticia de su no paternidad, confirmada por un portavoz del político, está cargada de ironía, ya que lo primero que se supo de este culebrón fue precisamente que Blunkett afirmaba ser el padre del niño. Tirando de la manta, aparecieron los visados.

El que fuera uno de los ministros más poderosos del Gobierno de Tony Blair defendía que era el padre de los dos hijos de Kimberly Quinn, de 44 años, que a pesar de todo continúa casada con el director de la revista Vogue en Europa, Stephen Quinn, de 60 años.

El verdadero padre, en silencio

Mientras las pruebas de ADN parecen haber confirmado que Blunkett, de 57 años, sí que es el padre del hijo de tres años de la periodista, William, no ha ocurrido lo mismo con el bebé Lorcan, que nació hace un mes. Un portavoz del ex ministro ha indicado que Blunkett está "encantado" de que se haya acabado con la incertidumbre y ha precisado que nunca se había iniciado un proceso legal en relación con el bebé, pese a lo que han publicado los medios británicos.

"La prueba fue realizada poco después del nacimiento y ha establecido que Blunkett no es el padre del niño", ha indicado su portavoz en un escueto comunicado dado a conocer la pasada madrugada. "A causa de la incertidumbre sobre la paternidad, hace unas semanas que se llegó al acuerdo con la señora Quinn para llevar a cabo una prueba de ADN", agrega el texto.

Esta declaración se produjo debido a que el diario sensacionalista The Sun iba a publicar hoy en exclusiva esta noticia. El marido de la periodista, Stephen Quinn, no ha querido hacer comentarios al respecto.