El agente que contactó con Zouhier dice que éste negó saber algo de la matanza el día 12
El confidente marroquí dejó de facilitar "información relevante" sobre la trama de explosivos un año antes de los atentados, según su contacto en la UCO
El capitán Paco, de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO), ha reconocido esta tarde, durante su comparecencia en la comisión del 11-M en el Congreso, que un día después de los atentados "nadie en la Guardia Civil" relacionó la masacre de Madrid con la denuncia del robo de explosivos que a principios de 2003 trasladó el confidente Rafa Zouhier a su contacto en la UCO.
El 12 de marzo se produjo un encuentro con Zouhier en un centro comercial de Madrid al que asistió por primera vez el agente Paco. En el transcurso de esa reunión, Paco y su subordinado, el agente Víctor, contacto habitual de Zouhier, preguntaron al marroquí sobre otra investigación en curso, pero también sobre si sabía algo sobre la autoría de las bombas en los trenes de Atocha. Él respondió tajantemente que no, según la versión ofrecida por Paco a los congresistas. En lo que parece que no cayeron los agentes ese día fue en vincular los atentados con las informaciones facilitadas por el propio Zouhier un año antes acerca de la existencia de una trama de robo de explosivos en Asturias. Paco ha defendido su actuación y la de su equipo porque, antes del 11-M e, incluso, días después, "ni la mente más perversa" hubiera relacionado la masacre con la dinamita que el ex minero asturiano Emilio Suárez Trashorras pretendía "colocar en el mercado" un año antes. "Nadie unió una cosa con la otra", ha confesado Paco.
No fue hasta el 16, cinco días después de los atentados, cuando, según este responsable de la UCO, Zouhier relacionó los atentados de Madrid con el tráfico de explosivos. Fue en una conversación telefónica que mantuvo con su contacto en la Guardia Civil, al que anunció que conocía a varios de los detenidos, cuyas identidades fueron difundidas por los medios de comunicación, entre ellos el supuesto autor material de la masacre, Jamal Zougam. Además, dijo que en las imágenes faltaba Jamal Amhidan, El Chino, a quien dijo que conocía porque era otro de los habituales del locutorio del barrio de Lavapiés (Madrid), donde el propio Zouhier confesó que había comprado en una ocasión una tarjeta para móvil.
Paco volvió a visitar a Zouhier el 9 de abril, cuando éste ya estaba encarcelado por su supuesta participación en los atentados. En esa segunda ocasión, le preguntó por qué no había dicho nada sobre los atentados en su anterior encuentro del 12 de marzo. Entonces, "se puso a llorar y me dijo: Yo no estoy en nada de esto", ha recordado el agente.
La UCO no siguió a Trashorras
Paco también ha reconstruido ante los diputados los contactos con Zouhier que llevaron a la UCO a investigar la trama de explosivos a comienzos de 2003. Según ha explicado, en la primera información que dió Zouhier sobre la dinamita tan sólo se refirió a Antonio Toro, y no a su cuñado, Emilio Suárez Trashorras, que fue quien vendió el explosivo al comando islamista autor de la matanza. En ese primer contacto, Zouhier advirtió a la UCO de que Toro conocía "gente que tiene explosivos y los quiere colocar en el mercado". Entonces fue cuando "gente de la UCO" se trasladó a Asturias. "Allí, hubo un seguimiento del encuentro entre Zouhier y el señor Toro", pero no se hizo lo mismo con Trashorras hasta meses más tarde. "Con eso acabó la misión de la UCO en Asturias y se le pasó la competencia a la Guardia Civil de Asturias", que comentó el asunto al fiscal de Avilés, quien finalmente no autorizó registros ni intervenciones telefónicas al no encontrar indicios suficientes.
Sin "información relevante" desde 2003
Después de Paco, ha sido el turno de su subordinado en la UCO, el agente Víctor, quien ha asegurado que Rafá Zouhier dejó de facilitarle "información relevante" sobre el tráfico de explosivos en Asturias el 6 de marzo de 2003, un año y varios días antes de los atentados. Así, según este alferez, ese contacto, junto a otros que tuvieron lugar el 20 y 26 de febrero de ese mismo año, fueron los últimos en los que su confidente le aportó datos útiles sobre la venta ilegal de dinamita. Desde entonces, volvió a hablar alguna vez sobre explosivos con Zouhier, pero ha recalcado que su informador "jamás ha facilitado ningún dato de interés que haya llevado a confeccionar un informe sobre este asunto".
Víctor también ha dicho que las veces que su confidente le habló de la dinamita asturiana, nunca le sugirió que ésta fuera a ser comprada por marroquíes, como finalmente terminó sucediendo. En su intervención, también se ha referido a la muestra de dinamita que le facilitó su confidente en febrero de 2003 para asegurar que "no aportó nada", porque carecía del envoltorio en el que consta a qué mina pertenecen los cartuchos y, por tanto, su procedencia. Además, el explosivo estaba en "mal estado y era muy antiguo", por lo que se lo entregó a sus compañeros expertos en explosivos para que lo destruyeran.
Por último, Manuel García Rodríguez, inspector jefe de Estupefacientes de Avilés ha declarado que, en su relación con el confidente José Emilio Suárez Trashorras, éste "jamás" le dijo que traficaba con explosivos, parte de los fueron utilizados en los atentados del 11 de marzo. Por el contrario, García Rodríguez ha asegurado que sus contactos con este confidente estuvieron siempre relacionados con asuntos de drogas, de los que Suárez Trashorras informaba a las Fuerzas de Seguridad. En su comparecencia ha sostenido que se vio "totalmente sorprendido" cuando conoció, tras la acción terrorista de
Madrid, que su confidente estaba implicado. El jefe de Estupefacientes de Avilés ha reconocido que Suárez Trashorras le habló de que tenía unos amigos "moritos", pero que sólo traficaban con droga.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.