Annan tiende la mano a EE UU pero exige un papel claro para que la ONU regrese a Irak
"La captura de Sadam es una oportunidad clara para comenzar de nuevo la labor vital para ayudar a los iraquíes"
La captura de Sadam Husein ha cerrado "una etapa oscura y dolorosa" de la historia de Irak, en palabras del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y puede que permita además comenzar a cicatrizar el tajo por el que se desangra Naciones Unidas desde la guerra. "Es una oportunidad para comenzar de nuevo la labor vital para ayudar a los iraquíes a tomar el control de su destino", ha señalado hoy su secretario general, Kofi Annan, que ha puesto sin embargo condiciones: "Necesito saber cuáles serán las responsabilidades, quién tomará las decisiones, y, sobre todo, lo que los iraquíes esperan de la ONU y si estaremos en posición de cumplir las expectativas".
Annan ha tendido una mano a Estados Unidos en el discurso con el que ha abierto en el Consejo de Seguridad el debate sobre el papel que jugará la organización internacional en la reconstrucción de Irak de ahora en adelante. Para el secretario general de la ONU, la detención del ex presidente iraquí "no es sólo un símbolo de la caída del antiguo régimen"; aunque ha pedido cautela, porque levantar el país llevará "bastante tiempo", ha querido resaltar que "es una oportunidad para ayudar a los iraquíes a crear un país independiente, seguro y estable".
Desencuentro manifiesto
Naciones Unidas tenía 600 funcionarios internacionales en Irak el pasado 1 de agosto, tres meses después del fin de los combates a gran escala. El atentado suicida que mató a 25 personas (entre ellas a su enviado especial en la zona, el brasileño Sergio Vieira de Mello, y al militar español Manuel Martín Oar) el 19 de ese mes llevó a Annan a ordenar la evacuación de gran parte de ese personal. Un mes después, apenas quedaban un centenar de funcionarios; fue entonces cuando otro ataque terrorista, que acabó con la vida de dos personas, terminó por convencer a la ONU de que no se daban las condiciones de seguridad necesarias para realizar su trabajo.
Tras una nueva evacuación, que afectó a un tercio de los trabajadores, quedaron apenas 44 para coordinar a los 4.000 iraquíes que trabajan en los programas de ayuda a la reconstrucción de Naciones Unidas en el país. Estos recortes fueron recibidos con irritación en los círculos políticos iraquíes y estadounidenses. Pero el desencuentro entre la política del Gobierno de Bush y los planes de Annan ya era manifiesto mucho tiempo antes.
El papel de la ONU
La ONU quiere el control civil de la posguerra, e impone esa condición para dar luz verde al envío de tropas a la zona. Además, desea que Washington acelere el traspaso de poder a los iraquíes, en la línea de los deseos de Francia y Alemania. Bush, por el contrario, desea que la colaboración internacional alivie la carga financiera y militar de la posguerra, pero no pasa por el aro de ceder el mando.
A principios de diciembre, sin embargo, la ONU dio muestras de querer retomar la iniciativa en Irak. Annan presidió la primera reunión de un grupo de contacto formado por 17 países (entre ellos, España) para, con una fórmula similar a la implementada en Afganistán, acordar una estrategia de intervención en el complicado escenario iraquí.
"Necesito saber"
El Grupo de Contacto está integrado por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (Estados Unidos, Reino Unido, Rusia, China y Francia), cinco miembros no permanentes (Angola, Chile, Alemania, Pakistán y España), los seis países que tienen frontera con Irak (Siria, Irán, Arabia Saudí, Kuwait, Jordania y Turquía) y Egipto, por su papel preponderante en la región. Es un órgano sin poder decisorio y en el que Washington, que no deja de pedir la vuelta de la ONU a Irak, se integró a regañadientes. Annan, por su parte, pretende que sirva para lograr un mandato claro y el respaldo de la comunidad internacional para arropar el regreso de la organización.
Pendientes aún de que el secretario general haga público un informe para definir el papel de Naciones Unidas en la posguerra, los miembros del Consejo de Seguridad se reúnen a partir de hoy para tratar de consensuar una salida que convenza a todos. Sin embargo, las palabras de hoy del secretario general no invitan a la esperanza. "El desafío [de la ONU] ha sido encontrar formar creativas de intensificar nuestro compromiso pese a nuestra menor capacidad sobre el terreno", ha señalado Annan antes de pedir de nuevo que se devuelva la soberanía a los iraquíes de forma urgente. Así, ni un atisbo de mayor presencia en la zona (que señala imposible de predecir), ni una cesión concreta a Bush: "Necesito saber cuáles serán las responsabilidades, quién tomará las decisiones, y, sobre todo, lo que los iraquíes esperan de las Naciones Unidas y si estaremos en posición de cumplir las expectativas".
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