La campaña electoral en Cataluña arranca esta medianoche con la mirada puesta en ERC
CiU, PPC e ICV eligen Barcelona para la pegada de carteles, ERC Tarragona y el PSC un pequeño municipio leridano
La campaña más decisiva para Cataluña arranca esta medianoche bajo el signo del postpujolismo y con la incertidumbre de si su sucesor, Artur Mas (CiU), Pasqual Maragall (PSC) presidirán la Generalitat con un nuevo escenario político en el que ERC se perfila como formación clave de gobierno. Para el tradicional acto de pegada de carteles, CiU, PPC e ICV han elegido Barcelona, mientras que ERC tendrá por escenario Tarragona y, el PSC, el pequeño municipio leridano de Sant Jaume de Morunys.
Mas y Maragall se enfrentarán por primera vez el próximo 16 de noviembre en unas elecciones autonómicas a las que Jordi Pujol ha decidido no concurrir tras 23 años al frente del gobierno de la Generalitat. Mas pondrá su primer cartel de campaña en la Diagonal de Barcelona acompañado por Jordi Pujol, que tendrá un papel destacado en la campaña, y de Josep Antoni Duran Lleida. Por su parte, el candidato socialista, Pascual Maragall, iniciará su campaña en el pequeño pueblo de Sant Llorens de Morunys (Lleida) para mostrar su apuesta por todas las localidades catalanas. Durante la campaña, recibirá el apoyo del líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero.
Josep Piqué, el candidato popular, pegará su primer cartel en el parque de la Ciudadela de Barcelona. Está previsto que Aznar visite Cataluña en cinco ocasiones durante estas dos semanas de campaña. También el candidato popular a La Moncloa, Mariano Rajoy, arropará a Piqué. De hecho, Rajoy ofrece hoy en Girona una conferencia sobre "el centro político que Cataluña necesita". Josep Lluis Carod-Rovira, candidato de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), comenzará su campaña esta noche en Tarragona y Joan Saura, de Iniciativa Per Catalunya (ICV), en la Estación de Francia de Barcelona.
La reforma del Estatut
La tradicional pegada de carteles abrirá paso a 15 intensos días de campaña, en los que CiU y PSC intentarán romper a su favor la igualdad que ya presidió los comicios de 1999, cuando los nacionalistas consiguieron la presidencia de la Generalitat por número de escaños, ya que los socialistas ganaron en votos. El Parlamento catalán está compuesto por 135 diputados, por lo que mayoría absoluta está en 68 escaños. No parece probable que ni CiU ni PSC logren más de 55 escaños cada uno, así que ERC puede convertirse en el partido clave para gobernar. Carod-Rovira pretende cobrarse así su trabajada estrategia de "equidistancia", así como certificar en diputados la "buena ola" augurada por los sondeos, compuesta por votantes "desencantados" de CiU, del PSC e incluso de ICV.
Los candidatos han protagonizado una precampaña teñida de múltiples promesas, sobre todo sociales, y con el común denominador del mensaje de que se abre un nuevo ciclo y un nuevo liderazgo. En este sentido, CiU presenta a Mas, de 47 años, como el relevo natural de Pujol. Así, el delfín enarbola el nuevo Estatut como el estandarte de su programa, al tiempo que se presenta como recambio generacional de Pujol y la "nueva" alternativa a un aragall cuyo referente principal es su etapa de alcalde "olímpico" de Barcelona. Maragall, de 62 años y que se presenta como el garante del cambio, jugará la carta del desgaste de CiU, así como el aval de las encuestas que desde hace cuatro años le sitúan al frente del que sería el primer gobierno catalán socialista de la democracia.
Protagonista de los gobiernos del PP desde 1996, Piqué aspira a "cuadrar" el giro catalanista emprendido por el PPC, que pasaría por convertirse por primera vez en partido de gobierno en Cataluña. Piqué, el único candidato que quiere reformar del Estatut y que se presenta como el garante de la estabilidad, intentará ensanchar sus fronteras con el voto fugado de CiU, sin renunciar al electorado del área metropolitana para hacerse un hueco en un mapa postelectoral en el que el resto de partidos le descartan como pareja de baile. ICV se presenta con la expectativa de que un cambio de gobierno que propicie una mayoría de progreso, similar a la del Ayuntamiento de Barcelona, desde la que influir con su programa ecosocialista y de evitar el "voto útil" hacia el PSC.
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