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La universidad madrileña se vacía en el primer día de huelga contra las políticas de Ayuso: “El seguimiento es masivo”

La protesta en la Complutense ha sido mayoritaria desde primera hora de la mañana y ha logrado un apoyo muy alto en la Autónoma y la Rey Juan Carlos

La universidad pública madrileña ha respondido a la llamada al paro. El miedo al futuro ha dejado desiertas casi la totalidad de las aulas de la Universidad Complutense en la primera de las dos jornadas de huelga convocadas para este miércoles y este jueves en las universidades públicas de Madrid para denunciar su asfixia económica. Ni los piquetes informativos han tenido trabajo. Un escenario apocalíptico que no se repite en los otros centros, aunque la actividad es cero en muchas facultades de la Autónoma y muy baja en la Rey Juan Carlos. En el parking de la Rey Juan Carlos en Móstoles el 60% de las plazas están vacías, lo que sirve de termómetro. En Alcalá el seguimiento es bajo (en torno al 25%) entre los trabajadores, pero entre el 75% y el 90% entre los alumnos, informa su gabinete de prensa. Mientras que en la Politécnica y la Carlos III el sindicato Comisiones Obreras dice estar “contento” con las cifras, superiores a las de otras jornadas de protesta. El seguimiento del paro, en cualquier caso, es mucho más alto que en la huelga del 25 de abril, que no tuvo eco por coincidir con el apagón de luz.

Los verdaderos protagonistas de la jornada son los alumnos. Las delegaciones de estudiantes de los seis campus han respaldado por unanimidad la huelga y en la UCM, la Autónoma y Rey Juan Carlos se ha decretado el paro académico. Una figura incluida en la nueva ley de universidades (LOSU, 2023) que impide a los profesores examinar hoy y pasar lista y retrasa la entrega de trabajos.

Vamos a reforzar significativamente la inversión a seis años [en las seis universidades públicas]”, aseguró Isabel Díaz Ayuso, la presidenta madrileña, en julio. Pero desde entonces la Complutense ha tenido que pedir un crédito para pagar las nóminas, el Gobierno autonómico ha reconocido que la Rey Juan Carlos está en la cuerda floja y el presupuesto apenas ha subido un 6,5% que no saca de la UCI a los campus más afectados. Las seis necesitarían recibir 31O millones más para volver a la dotación de 2009, descontando la inflación de 15 años.

Desde Bremen, la ministra de Ciencia, Diana Morant, ha mandado un recordatorio. “Las universidades públicas, especialmente las de regiones gobernadas por el Partido Popular y sobre todo por la señora Ayuso, no se han recuperado de los recortes de la crisis. No han alcanzado los niveles de 2008. Y, en el caso de Madrid, está 20 puntos por debajo de la media española de financiación. Y eso que España está 20 puntos por detrás de Europa”. Por eso Morant ha mostrado “todo su apoyo” a la comunidad universitaria. “Esto va a tener un impacto en la sociedad, en la investigación… Pido a todos los gobiernos autonómicos que, de todo el dinero de más que están recibiendo del Gobierno de España, un 50% desde que gobierna Pedro Sánchez, prioricen a las universidades públicas”.

Por su parte el consejero Emilio Viciana, en un audio enviado a los medios, ha señalado que las protestas ”no tienen ninguna justificación" y lo que sí merecería una huelga es “el cupo independentista por el que las universidades madrileñas dejarán de ingresar 170 millones de euros cada año”. Viciana repite este mantra en bucle, aunque es el Gobierno regional quien decide cuánto dinero destina a su universidad. Además, insiste en que es la región quien más invierte, cuando cualquier estudio confirma que no es así.

La Complutense y la Politécnica, dos mundos opuestos

A las nueve de la mañana, el campus de Somosaguas de la Complutense parecía un desierto. Más allá del piquete, solo una alumna china de Economía esperaba el autobús para volver a casa. No sabía que se había convocado una huelga. Su nivel de español no es alto. En los edificios de Psicología, Trabajo Social y Económicas, los únicos trabajadores presentes eran los de la limpieza.

En Ciencias Económicas el decano Carlos Rivero confirma que el seguimiento: “No hay ningún estudiante y el profesorado y el personal de administración han secundado la huelga de forma masiva”. Esta participación refleja, en su opinión, la fuerza de la reivindicación: “Es un indicador de lo importante que es la causa, los motivos existen para secundar la huelga”. Álvaro Briales, uno de sus profesores y miembro del sindicato CGT, recuerda que su centro suele mostrarse “más pasivo”. Atribuye el rotundo éxito al trabajo previo y a las campañas de concienciación.

Somosaguas es conocido por su espíritu reivindicativo ―se aisló allí a las facultades más “problemáticas”―, pero la imagen se repite en Ciudad Universitaria. Aunque los piquetes tienen tarea en la Politécnica, con quien comparten campus. “Ayuso cobarde, la ‘uni’ está que arde”, “Sin financiación, no hay investigación” o “Gobierne quien gobierne, la ‘uni’ se defiende”, canta el piquete.

Ciencias Físicas e Historia, por ejemplo, no tienen vida. Ni siquiera en Medicina, que nunca para. Guillermo, alumno de Farmacia que prefiere no dar su apellido, se desmarca. Opina que la huelga “tiene motivos políticos”. Reconoce que “sí es verdad que la universidad está infrafinanciada ”, pero considera que la responsabilidad no recae en el Gobierno regional, que es quien en realidad tiene las competencias transferidas. “No habría huelga si el Gobierno de la Comunidad no fuera de derechas”, afirma.

En Farmacia, según UCM por la Pública, se han impartido el 2% de las clases. Al contrario que en la Politécnica, donde un piquete ―con alumnos suyos y de la UCM― ha intentado entrar en varias clases de la Escuela de Caminos, donde la incidencia de la huelga, como en todas las ocasiones, es pequeña. En Arquitectura también se han impartido clases y ha entrado el piquete. En la escuela de Ingeniería de Montes los numerosos coches aparcados sugieren una actividad casi normal. En consejería explican que muchos alumnos no han acudido, pero la mayoría de clases no se han suspendido.

En la cercana escuela de Agrónomos más de lo mismo. Aroa F., de 22 años, ha acudido a clase, aunque “hay profesores que sí la están haciendo”. Planea acudir mañana a la manifestación que recorrerá el centro de Madrid con sus compañeras. Por los grupos de WhatsApp de padres de alumnos de algunos colegios muy movilizados de Madrid circula un mensaje animando a sumarse a esa marcha que cerrará las protestas. “Si no te preocupa tener que pedir un préstamo para pagar la educación superior de tus hijos, puedes quedarte en casa”, se cierra.

En la Autónoma seguimiento desigual

En la estación de la Autónoma bajaban del tren mucho menos estudiantes que otro miércoles. Algunos de sus profesores han decidido dar clase. Algunas facultades, como Humanidades, están cerradas, y otras funcionan con servicios mínimos como Filosofía y Letras o Educación. En Económicas se ven algunos grupos de estudio. El piquete de casi 70 personas, en su mayoría estudiantes, recorre hasta las 11 de la mañana uno por uno los edificios con silbatos y cantos y reparte panfletos a estudiantes y trabajadores.

Dentro del piquete camina Jaume Novelle, de 22 años, que debería estar en clase de disección. Está en segundo año de Medicina y le interesa dedicarse a Emergencias. Dice que su facultad es “privilegiada dentro de la Autónoma” y aun así se han clausurado clases por techos que se caían.

Cristina Cano cuenta que, desde que entró como bibliotecaria de Económicas en 2019, “se han ido reduciendo las suscripciones a bases de datos, recursos muy costosos”. La trabajadora, de 47 años, explica: “Aquí se investiga mucho y [los recursos] se utilizan para que estudiantes y profesores puedan hacer sus investigaciones y publicar sus proyectos”. Y se lamenta: “No se crean plazas nuevas y tenemos cada vez más tareas”.

Huelga Universidad Complutense

Cristina Rodríguez es investigadora pre doctoral y profesora en Psicología. Le contó a sus alumnos que su salario eran 1.300 euros y no lo creían. “Decían ¡ala! ¿Cómo es posible que ganes tan poco?”, relata. “En la investigación tenemos esto de que todo se justifica con la vocación, y con la vocación no puedo pagar el alquiler”. Considera que la ley de universidades era una buena oportunidad para revertir la situación y no ha mejorado. Recuerda que la UAM ha tenido que vender un edificio para subsistir.

Los estudiantes de la URJC no pisan clase

La Rey Juan Carlos está en una situación económica algo mejor que la Complutense ―no ha tenido que pedir un crédito―, pero cerrará por segundo año las cuentas en rojo. Las saldarán con el remanente que les queda, pero no hay suficiente para el curso que viene y el temor comienza a cundir. En esa universidad no hay servicios mínimos, de forma que la biblioteca de Móstoles está cerrada esta mañana porque no ha acudido ningún trabajador. Según datos de CGT, de 22 aulas del campus de Fuenlabrada hay ocupadas cuatro, con unos 70 estudiantes. En Aranjuez, por contra, apenas contabilizan a dos jóvenes y el personal de cafetería. Y en el campus Alcorcón había esta mañana seis aulas de 34 en las que se estaba impartiendo clase con apenas alumnado.

El departamento de prensa de Alcalá apunta a que el seguimiento de la huelga ha rondado entre el 25 y 30% en cuanto al personal, mientras que entre los alumnos, la horquilla ha ido del 75% al 90%, según las escuelas y facultades.

“El seguimiento es masivo, pero no total porque hay profesores que no comparten esta huelga. Hay alguna práctica y clase, y eso hace que haya algo de movimiento de alumnos. También se ha mantenido una visita de un instituto”, cuenta Rubén Torices, profesor de Ecología en la URJC y miembro del piquete informativo de Móstoles.

Y mientras, en la Carlos III se repite la tradición separación entre los profesores de letras, que van a la huelga, y los de ciencias que no. Apenas ha habido clases en Getafe, donde están las facultades de ciencias sociales y humanidades, mientras que en Leganés, sede de las ingenierías, la participación ha sido menor. Y en el caso de Colmenarejo casi imperceptible, según el cálculo de Comisiones Obreras. El departamento de comunicación de la universidad no comparte ninguna información.

Vuelve la ‘Uni en la calle’

Tras visitar las facultades, los piquetes se han concentrado en la plaza Pedro Zerolo, cercana a la gran vía. Se celebran algunas clases en la calle, una práctica que nació durante la crisis de 2012, y que hoy se retoma en época de bonanza económica para seguir protestando. Tres grupos simultáneos de estudiantes y docentes ocupan una parte de la plaza, algunos vestidos con camisetas verdes en las que se lee “universidad pública”.

En una de las clases, Guillermo Pelegrín, de 22 años, estudiante de máster en la Autónoma, expone cómo la privatización excluyen a las personas con discapacidad del sistema educativo. Él mismo tiene una discapacidad visual en uno de sus ojos, cercana a la ceguera. Pelegrín considera fundamental participar en este tipo de iniciativas: “La educación es el futuro de un país y tenemos que luchar porque sea pública y de calidad”. Añade que, como persona con discapacidad, su presencia tiene un valor especial: “Normalmente no se nos dan espacios para hablar sobre la discapacidad y la privatización. Me parece muy importante estar aquí para visibilizar un poco lo invisible”, cuenta a este diario.

En otro grupo, Mercedes Sánchez, profesora de Educación de la UCM, reflexiona sobre la necesidad de impulsar una pedagogía crítica y social en la universidad, y que para eso es necesario que la universidad sea pública. Su objetivo, dice, es que sus alumnos “sean críticos” aunque sea con ella misma: “Que tengan capacidad de ejercer una ciudadanía crítica”.

Y como colofón a la primera jornada de huelga, al frente a la Consejería de Educación, centenares de personas se han concentrado para entonar consignas y alzar carteles en defensa de la universidad pública. Entre ellos se leen mensajes como “sin educación no hay investigación”, “por mucho que nos multes, no podrás silenciarnos”, y “estudiar es un derecho, no un negocio”. Muchos portan hojas tamaño A4 en las que Ayuso, pintada de verde, aparece estrangulando a un pato, símbolo de la Complutense.

Andrés Vásquez, de 44 años, trabajador de la biblioteca de Arquitectura de la Politécnica, se ha sumado: “No tenemos la financiación adecuada”, afirma. Los fondos y el personal de la biblioteca son insuficientes para atender la demanda, asegura. “Cuando hay una baja, no la cubren, o cuesta mucho que se cubra. Y pasa lo mismo con la adquisición de material y fondos para la universidad, para la biblioteca”, explica.

Mañana jueves más. Segundo día de huelga y una manifestación por el centro a la que esperan se sume la sociedad, porque sostienen que el futuro de universidad incumbe a todos.

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