¿Puede el incremento de gasto militar estimular la economía?
Tras la invasión rusa de Ucrania el mundo asiste a una nueva carrera armamentística. Cada vez son más los países que anuncian fuertes incrementos del gasto militar. Incluso el pacifista Japón ha confirmado que duplicará la financiación de sus fuerzas armadas. ¿Qué puede suponer todo esto para la economía global y las empresas? El último vídeo de ‘Si lo hubiera sabido’ analiza esta tendencia
En febrero de 2022, cuando el planeta comenzaba a desperezarse tras muchos meses sobrecogido por la pandemia, un nuevo terremoto hizo temblar las relaciones internacionales. La invasión rusa de Ucrania y el conflicto desatado sigue provocando importantes cambios políticos y económicos a escala mundial. Uno de los más importantes es el regreso de una ola global de gasto militar. Esa nueva carrera armamentística dibuja un escenario inédito desde los tiempos de la Guerra Fría. Tras años de recortes en el presupuesto de defensa, ahora la mayor parte de los países desarrollados han anunciado importantes incrementos en sus gastos militares. Una tendencia que ha llegado incluso a Japón. Un país que, tras la Segunda Guerra Mundial, adoptó el pacifismo como una convicción que tasciende a su filosofía nacional.
El primer ministro nipón, Fumio Kishida, confirmó el pasado mes de diciembre que el país prácticamente duplicará su presupuesto militar durante los próximos cuatro años y reforzará su armamento para tener capacidad de alcanzar bases enemigas. Una estrategia que pone fin a todas las limitaciones que impedía la Constitución japonesa, como participar en conflictos bélicos y contar con misiles balísticos de largo alcance.
Una medida aplicada en todo el mundo
Según la nueva Estrategia de Seguridad Nacional, el presupuesto militar nipón pasará del tope actual del 1% del PIB a un 2%. Un incremento notable, más aún si se compara con otros países. La media, en la Unión Europea, era de un 1,6% en 2020. Un año después, en España, la media del gasto en defensa de España se situaba en el 1,3% del PIB (y prevé llegar al 2% en 2029) y el 0,98% en Irlanda, por ejemplo. En el caso del país oriental, llegar a ese 2% representa un incremento de casi 50.000 millones de dólares anuales, una medida que permitirá a Japón y las conocidas como Fuerzas de Autodefensas adquirir equipos avanzados y mejorar sus capacidades de defensa y combate.
Las razones que argumenta el gobierno nipón y que justifican el aumento de la deuda pública en gasto militar giran en torno a una hipotética repercusión de la invasión rusa de Ucrania en otros intereses internacionales, como la región Indo-Pacífica o el este asiático. Pero insisten, sobre todo, en la amenaza que representa la expansión militar china y las numerosas pruebas con misiles por parte de Corea del Norte.
La respuesta de Europa
En el marco del Viejo Continente, Alemania ha aprobado una dotación extraordinaria de 100.000 millones de euros. Polonia quiere elevar su apuesta hasta el 4% del PIB (ahora está en 2,12%) para construir así las mayores fuerzas armadas de tierra en toda Europa. Estos son tan solo tres ejemplos de una nueva tendencia extendida en todo el mundo. Si en 2021 el gasto militar mundial superó los 2 billones de dólares, todo apunta a que en los próximos años veremos crecer esta cifra de manera exponencial.
Ahora bien, habría que preguntarse: ¿Qué implicaciones puede tener esta nueva apuesta política desde el punto de vista económico? El debate se presenta complejo, porque tampoco parece tener fecha de caducidad, mientras dure la guerra. La cantidad de argumentos a favor y en contra del aumento del gasto militar es uno de los temas que más impacto tienen en el ámbito social, económico y político.
Por un lado, un mayor volumen de gasto puede impulsar la creación de empleo de calidad, fortalecer el tejido industrial e incrementar la inversión en I+D. El gasto militar es un tipo de gasto público muy particular, que podría contar con tres ventajas principales:
• Es intensivo en equipos y suministros producidos por empresas privadas de corte industrial.
• Destina numerosos recursos a la producción industrial y la investigación aplicada, e impulsa, por lo tanto, el desarrollo de nuevas tecnologías.
• Tiene en cuenta criterios comerciales, ya que el proceso industrial militar es muy intensivo en capital, lo que supone que, para ser eficiente, debe conseguir grandes volúmenes de producción.
Estas tres características hacen que el gasto militar tenga el potencial de ser relativamente eficiente desde el punto de vista económico. De hecho, la investigación militar ha dado lugar a numerosas innovaciones a lo largo de la Historia, como el GPS, la energía nuclear y el propio Internet.
Sin embargo, ¿quiere decir todo esto que las implicaciones de un mayor gasto militar sean positivas? ¿Es esta una buena noticia para la economía? Lo cierto es que la evidencia empírica no se vislumbra tan optimista. En el último vídeo de Si lo hubiera sabido, el canal de información financiera de Mutuactivos, se sobrevuelan y analizan todos los detalles sobre la nueva carrera armamentística y posible su impacto económico.