Binter: el “modo canario de volar” busca hueco en la península

Binter trata de aprovechar a la explosión turística que está experimentando Canarias y de crecer en una de las rutas más competidas: la que une Madrid con las islas. La aerolínea canaria inauguró la ruta hace un año, y para abrirse hueco, la asegura haber renunciado a competir por precio con rivales como Iberia Express o Ryanair, y centrarse en la satisfacción del cliente. “Estamos logrando niveles de excelencia”, presume su director comercial y de marketing, Miguel Ángel Suárez. La meta para este año pasa por consolidar las 16 conexiones entre la capital con Gran Canaria y Tenerife y el objetivo a “medio y largo plazo” de alcanzar una cuota de mercado en esta ruta del 20%. En total, la aerolínea prevé crecer un 11% en el número de plazas ofertadas para 2025, hasta superar los 8,1 millones.

Iberia creó Binter Canarias en marzo de 1989, con el objetivo de cubrir el mercado interinsular. En 2002, la compañía ―hoy parte del grupo IAG― decide venderla a un grupo de empresarios canarios, liderados por su actual presidente y principal accionista, el tinerfeño Rodolfo Núñez. En la actualidad, Núñez es propietario de más de un 63% del capital. El principal objetivo de la compañía son las islas. “Nos debemos a la conectividad interinsular, como un medio, además de cohesión social y económica”, explica Miguel Ángel Suárez. Estas rutas suponen, en la actualidad, el 73% de los asientos operados, con 210 vuelos diarios. En 2023 (últimos datos disponibles), la empresa facturó 337,9 millones de euros (un 10,8% interanual más), y ganó 22,2 millones, el 43,7% más. Es la séptima operadora nacional, según los datos de Aena.

En 2005, la aerolínea comenzó a diversificación de su negocio con destinos fuera de las islas. El primero fue Madeira. Desde 2018, conecta, además, los vuelos interinsulares en el archipiélago. Posteriormente, llegaron las rutas a Marrakech, Agadir, Casablanca (Marruecos), El Aaiún (Sáhara Occidental), Cabo Verde y Lisboa, Banjul (Gambia) y Dakar (Senegal) y Nuakchott. “Los clientes suelen ser canarios”, explica Suárez, “aunque también llevamos a ciudadanos de esos países que viven aquí o que vienen de forma frecuente para compras o para temas de salud”.

En 2018, la compañía le dio un vuelco a su modelo de negocio con el salto a la península. “Ya éramos la aerolínea de referencia en los vuelos interinsulares, pero la idea pasaba por convertirnos, a su vez, en la de los canarios cuando vuelan a la península”, abunda Suárez. El primer paso se dio con rutas hacia Vigo y Palma. “Vigo, porque hay muchos gallegos viviendo aquí y canarios viviendo allá; Palma, sobre todo, porque los baleares también tienen la posibilidad de acogerse al descuento de residente”. A partir de entonces, se han sucedido los destinos: Pamplona, Zaragoza y Murcia en 2019; Santander, Vitoria, Asturias y Jerez de la Frontera en 2020; o San Sebastián, La Coruña, Valladolid, Menorca, Granada, Córdoba, Badajoz, Almería, Oviedo, Pamplona, Valencia, Ponta Delgada (Azores), Guelmin y Fez (Marruecos) entre 2021 y 2025. “Evidentemente, nuestros vuelos es mayoritario el pasajero residente”, matiza el director comercial. “Pero a medida que van avanzando los años hemos ido desarrollando un tipo de cliente muy vacacional”.

El gran salto se produjo el 1 de febrero de 2024, con la puesta en marcha en Madrid de su tercera base operativa fuera de Canarias, que incluye autohandling, oficina de atención al cliente y estación de mantenimiento propio. El motivo, la apertura de la corona: la ruta a Madrid, uno de los “corredores más competitivos”, según la empresa. En esta ruta hay un “gran dominador”, en palabras de Suárez: Iberia Express, que según sus cálculos, controla en torno al 60%, seguido de Air Europa y Ryanair. “Nos dijimos ‘estos están especializados en un modelo low cost, ya tienen esas cuotas de mercado. Si vamos con el mismo modelo vamos a fracasar. Tenemos que apostar por un cliente que quiera volar de otra manera diferente”.

La empresa defiende que, a diferencia de las otras rutas de la compañía, en esta se da un pasajero “más de negocio, más corporativo”, con un nivel adquisitivo más alto y que, “por lo tanto, va a valorar el modo canario de volar”, describe Suárez. “Van a valorar el avión, que es nuevo, que ofrece más espacio entre asientos y van a apreciar el aperitivo gourmet incluido o el equipaje de mano en cabina incluido en todas las tarifas”.

Durante este primer año, la aerolínea ha operado 5.382 vuelos entre el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas y los aeropuertos de Tenerife Norte y Gran Canaria, con 16 conexiones diarias y una media de 112 vuelos semanales. Una quinta parte de estos usuarios echó mano de la conexión gratuita a otros aeropuertos de las islas. Actualmente, la de Madrid supera a la suma de plazas del resto de rutas nacionales.

El grupo ha trazado un plan a cinco ejercicios vista para este corredor. Para el primer año, se marcó lograr que el cliente quede “muy satisfecho”, les recomiende y que repita. “Lo medimos continuamente con encuestas y llamadas, y hemos tenido una nota media de 9,5 sobre 10″. Para este año, se han marcado consolidar los 16 vuelos diarios. “Evidentemente, no podremos mantener la ruta si no es rentable”, admite. La meta es alcanzar una cuota de mercado en esta ruta del 20%.

Binter también saca pecho de su importancia industrial en un archipiélago volcado en el turismo. La compañía insiste en el hecho de ser un grupo de 17 empresas especializadas en cada una de las ramas del sector aéreo. “Es motivo de orgullo ser capaces de contribuir al archipiélago, posicionándonos como un referente en sectores que habitualmente han estado fuera del alcance de la economía canaria”, sentencia Suárez.

A cierre del ejercicio, Binter Canarias y sus sociedades dependientes daban empleo a 1.040 personas. “Empleo cualificado”, resalta Carlos Rodríguez Noreña, mientras muestra los trabajos en la febril actividad que reina en los dos hangares de mantenimiento de la compañía en el Aeropuerto de Gran Canaria. Durante la visita de las instalaciones, entre ruedas, piezas de todo tipo y aeronaves desmontadas hasta casi el esqueleto, dos palabras no se caen del discurso del gerente de Servicios Aero-Técnicos Insulares (Sati), una de las dos empresas del grupo dedicadas al mantenimiento de aviones: seguridad y, sobre todo, cliente. “Está por encima de todo. Si alguien que se sube en uno de nuestros aviones ve que hay algún desperfecto a la vista, pensará ‘si esto es lo que se ve, ¿qué será lo que no se vea?’.