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El precio de las renovables burbujea

Las operaciones se suceden en el sector de las energías limpias y los múltiplos que se pagan empiezan a ser muy elevados, como en la opa de Opdenergy

Energias renovables
Imagen de la planta Solar "La Estación", ubicada en Teruel, con una capacidad instalada de aproximadamente 42 MWpOPDENERGY

Las burbujas económicas nacen, crecen, se reproducen y estallan. Para los que están expuestos a la onda expansiva, es fundamental identificar cada etapa. Por número de operaciones de compraventa, precios, volumen de proyectos y actores implicados, las renovables burbujean. España, según la consultora EY, se mantiene en la octava posición de la lista de países más atractivos del mundo para invertir en energías renovables; tiene instalados 70 GW “verdes” de todas las tecnologías y otros 60 GW en tramitación. Es un gran jardín en el que liban promotores, fondos de inversión y de pensiones, las grandes utilities de siempre y nuevos entrantes como las petroleras, a la busca de un hueco en el negocio. Todo muy animado en un momento electoral que ha dejado en tierra de nadie las certezas sobre la futura política energética.

Las operaciones se suceden. No hay día sin un anuncio de opa (fondo Antin sobre Opdenergy), compra (Acciona-Solideo) o venta (parque eólico de Belinchón por Grenergy). Empresas con beneficios brutos (ebitda) de 86 millones como Opdenergy atraen inversores dispuestos a pagar 10 veces más. La agitación viene de atrás y tocó techo, por dimensión y precio, a finales de 2022 con la compra por Repsol de Asterion Energies por 560 millones. Asterion gestiona una cartera de activos renovables de 7.700 MW en España, Italia y Francia. Desde entonces, la situación ha cambiado. Los precios han caído —lo que se vendía a 250.000 euros MW, se ofrece ahora a 150.000— y se intuye un fin de fiesta, aunque la orquesta sigue tocando. Hay indicios: en el sector fotovoltaico, apuntan fuentes empresariales, hay dos decenas de promociones en el mostrador.

El director general de la Unión Española Fotovoltaica (Unef), José Donoso, es prudente al valorar la fase del ciclo: “Estamos en un momento de consolidación del mercado en el que, según las expectativas que cada uno se hace sobre la evolución de la curva de precios y si va a haber cambios o no en la política energética, se hacen ofertas”. Las cifras marean. En la rampa administrativa hay al menos un millar de proyectos “verdes” que han pasado dos filtros, la declaración de impacto ambiental y la autorización previa de construcción. Les quedan dos obstáculos más: obtener la autorización definitiva de construcción —el plazo acaba el 25 de julio, aunque fotovoltaicos y eólicos reclaman una prórroga a la ministra de Transición, Teresa Ribera— y conseguir la financiación adecuada.

Es un globo gigantesco y el presidente de la Fundación Renovables, Fernando Ferrando, tiene claro cómo se ha formado. “No se compra por fundamentales; se compra con un problema de gobernanza para maximizar el bonus de los ejecutivos, tanto del que vende como del que compra; con la seguridad de que mañana habrá una nueva transacción y con la confianza de que, si en algún momento explotara el globo, no nos van a dejar abandonados porque detrás hay bancos y muchísima gente”. El juego no es nuevo.

Diferentes protagonistas

Muchos de los promotores nunca tuvieron la idea de construir. Su negocio consiste en promover y vender las autorizaciones de los parques. Ahora están nerviosos porque temen que el mercado va a seguir bajando. Son los que están vendiendo. Los fondos de inversión, por su parte, mantienen posiciones. Han comprado activos que piensan que podrán vender más caros en tres años. Y al lado de promotores y fondos están las compañías energéticas divididas en dos grupos: las grandes eléctricas tradicionales —en posición compradora, defensiva y a la búsqueda de socios financieros— y los nuevos entrantes, caso de Repsol o de Naturgy que compran y venden en función del momento.

“No veo ninguna burbuja”, explica el director general de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (Appa), José María González Moya. “Burbuja es algo vacío de contenido y aquí hay compras y ventas de cosas reales. Lo hemos visto durante muchos años y esto es el juego normal. Eso sí, está llegando al mercado una avalancha de proyectos y están bajando los precios. Además, en época electoral todo se acelera”. Todo depende del color del cristal con el que se mira. Juan Virgilio Márquez, director general de la Asociación Empresarial Eólica, apunta al centro de la cuestión: “Toda la potencia renovable que está en desarrollo hoy no cabe”. Así de simple. “Hay 13 GW eólicos con la declaración ambiental aprobada que deberían estar en 2025 y hay aproximadamente otros 60 GW fotovoltaicos. En el caso del sector eólico, el problema es coyuntural. Hay un problema de acumulación y de cadena de suministro, pero está en la senda del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima a 2030. En el caso del sector fotovoltaico”, remacha, “el problema es estructural, no hay cadena de suministro que pueda atender todas sus necesidades”.

Pero lo importante, más allá de la espuma, apunta Paloma Sevilla, directora general de la asociación de eléctricas Aelēc, es el fondo. “La transición energética”, asegura Sevilla, “exige esta incorporación de renovables. Vamos por el buen camino. Es la forma de que el consumidor se beneficie de los costes más competitivos que tienen las renovables”. El camino no es recto. Hay bifurcaciones, curvas y cambios de rasante. Juan Carlos Badillo, socio de AtZ Investment Partners, observa que existe menos liquidez en compras y que están “por debajo de lo que se transaccionaba hace 18 meses”. Pese a ello, asegura, no se trata tanto del fin de la burbuja como de “un cambio de ciclo, de orientación (del negocio renovable) hacia otros ámbitos como la bioenergía o el almacenamiento”. Las claves: biogás, hidrógeno y baterías.

Javier García Breva, presidente de la consultora N2E, mantiene que el modelo de negocio dominante, basado en operaciones corporativas, sofoca buena parte de las ventajas de las energías renovables, como la proximidad al centro de consumo. “La productividad de la economía nacional”, sostiene, “no mejora con operaciones especulativas; lo hace ofreciendo a la economía real más eficiencia y más energías limpias que reducen costes y dan más valor a los productos”. En todo caso, y como dijo en el Congreso Rodrigo Rato, el guía gurú económico del PP, “es el mercado, amigo”. O el zoco, que no es lo mismo.


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