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Tener casa en la playa se pone por las nubes: estos son los precios que se están pagando

La venta y el alquiler de segundas residencias recobran el pulso a pesar del encarecimiento de los pisos por la alta demanda de compradores extranjeros

Segunda residencia en la playa
Viviendas en la Costa del Sol, una de las zonas más demandadas por nacionales y extranjeros.Algefoto (Getty Images/iStockphoto)
Sandra López Letón

La costa española está dejando con la boca abierta a más de uno y no solo por las 621 banderas azules que ondearán este año y que reconocen la buena calidad de sus playas. El precio de una vivienda vacacional cerca de la orilla supera en muchos casos al de un piso en cualquier gran ciudad. Y alquilar un apartamento por una semana este julio o agosto, también en primera línea de playa, ha subido un 9,7%, superando los 1.000 euros semanales de media.

En general, los precios no han frenado —de momento, porque es previsible una ralentización por la subida de tipos— el apetito por comprar casa en la costa española, donde la demanda de segundas residencias ha sido muy fuerte tras el parón por la pandemia y especialmente desde Semana Santa. Las transacciones hechas por extranjeros han dado el oxígeno necesario a la alicaída costa española. También los nacionales han puesto su mirada en este mercado, en el que se compran y se venden desde estudios hasta villas de gran lujo. “Los nacionales que más demandan vivienda vacacional son los tradicionales: madrileños, andaluces y catalanes. Se trata de un perfil con buena capacidad financiera y con una edad superior a los 40 años”, explica Ernesto Ferrer-Bonsoms, director de Real Estate de Intrum España y director de Negocio de Solvia.

Algunos compradores buscan una casa que puedan disfrutar durante algunas semanas al año, pero sobre todo que puedan alquilar el resto del tiempo para obtener una buena rentabilidad. Otros compran para residir tras el auge del teletrabajo, ya consolidado en la costa. “Estamos asistiendo a un auge de la compra de viviendas costeras para uso propio; la posibilidad de teletrabajar ha convertido a estas residencias en un segundo hogar que poder disfrutar no solo en vacaciones o fines de semana”, señala Ferrer-Bonsoms.

Según las búsquedas hechas en el portal Fotocasa, Torre del Mar (Málaga), Matalascañas (Huelva) y San Juan (Alicante) son las playas más demandadas para comprar una vivienda. Por su parte, Solvia ha detectado un aumento en la demanda en provincias costeras como Gipuzkoa, Bizkaia, Barcelona, Tenerife, Gran Canaria, Málaga y Granada.

Escasez de obra nueva

La reactivación de la demanda contrasta con la falta de oferta, sobre todo de obra nueva, lo que ha provocado un alza de precios que, en algunas zonas, califican de iné­dita. “Nunca habían subido tanto los precios, ni siquiera en los años de la burbuja, en el sur de Tenerife, en la zona de Los Cristianos, en playa de las Américas y en la Caleta”, dice Araceli Ripoll, agente de la propiedad inmobiliaria del Colegio de Santa Cruz de Tenerife y de la inmobiliaria Ocean Properties. Según la tasadora Tinsa, el precio de la vivienda en la costa mediterránea subió en mayo —último dato disponible— un 6,8% interanual. En las islas fue del 4,7%.

El empuje de los foráneos, antes parados por las restricciones para viajar, es clave para entender esta nueva agitación de la costa española. En el primer trimestre del año, el peso de la compra por extranjeros fue del 13,17%, retomando los niveles superiores al 13% que han caracterizado a la demanda foránea en los años previos a la crisis sanitaria, según el Colegio de Registradores. Las provincias con mayor peso de adquisiciones por internacionales fueron Alicante (40,72%), Baleares (35,37%), Málaga (33,70%), Tenerife (32,15%), Girona (27,88%), Gran Canaria (21,36%), Murcia (19,35%), Almería (18,30%), Tarragona (14,25%) y Castellón (11,86%). A los de siempre —británicos, alemanes y franceses— se unen ahora compradores de Europa del Este, que buscan una vivienda para invertir o para vivir en un futuro ante el miedo de que Rusia extienda su invasión más allá de Ucrania.

Canarias es uno de los destinos por los que están apostando. “En el sur de Tenerife hay un montón de ciudadanos de Rumania, Polonia, Lituania o Letonia con cierto poder adquisitivo que buscan apartamentos para alquilar, como inversión”, cuenta Ripoll. Los precios van desde los 220.000 euros por un dormitorio sin vistas al mar hasta los 700.000 euros que pueden costar dos dormitorios con vistas, añade. Y, mientras unos compran, otros venden. Ripoll ha detectado un alza en el número de ingleses que se están desprendiendo de sus casas. “Muchos son ya mayores y los herederos prefieren vender. Además, están las dificultades para viajar que ha supuesto el Brexit”.

También en las islas Baleares se está notando el fuerte aumento de la demanda. Llegan nacionales, pero sobre todo extranjeros: “En Ibiza están despuntando los holandeses, en Menorca los franceses y en Mallorca los alemanes”, señala Natalia Bueno, presidenta del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Baleares. “Un tercio de todas las compras en estas islas son realizadas por inversores, que buscan rentabilidad a través del alquiler. Su interés se centra en viviendas de 180.000 o 200.000 euros, con una rentabilidad del 4%. La consecuencia es que este tipo de producto barato se está agotando”, sostiene Bueno.

Los nacionales que buscan una segunda residencia para uso propio en Baleares compran en la banda de los 300.000 a 400.000 euros. Los precios han crecido en el último año entre un 10% y un 15%, sobre todo en Menorca, donde “eran más bajos. No llegaban a los 2.000 euros por metro cuadrado y ahora se superan”, cuenta Bueno.

La costa de Alicante es un imán tanto para españoles como para extranjeros, y allí los precios son más asequibles que en las islas. “Compran todas las nacionalidades (ingleses, belgas, holandeses, españoles…), y en todos los municipios (Torrevieja, Orihuela, El Campello, Benidorm, Calpe…). Los españoles se decantan por la playa de San Juan”, cuenta Marifé Esteso, presidenta del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Alicante. Los precios se sitúan entre los 150.000 euros de las localidades al sur de la provincia de Alicante (Torrevieja o Guardamar del Segura) y los 300.000 euros o más de las playas del norte (en Altea, por ejemplo).

En la Costa Brava, las poblaciones han mantenido un volumen de transmisiones muy importante, muy por encima de otras del interior que son mayores por número de habitantes. “Sin duda es por la influencia del mercado de segunda residencia que se ha mantenido muy activo, puesto que son compradores con capacidad adquisitiva”, señala Joan Company, presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Girona. La mayor demanda se concentra en Blanes, Roses, Lloret de Mar o L’Escala. En la costa de Girona siempre ha tenido una importante incidencia la compra por parte de extranjeros. “Actualmente, se está a niveles de prepandemia; el comprador extranjero representa un 24% del total de las compraventas de la provincia y el comprador francés es el primer comprador extranjero”, dice Company. En las poblaciones de costa, durante el primer trimestre de 2022 se han recuperado los precios de 2019, después de la breve bajada de precios en 2020. Así pues, si en 2019 la media de precios se situaba sobre los 2.500 euros por metro cuadrado, este año se sitúa en 2.488 euros.

Para comprar muy barato, “las provincias costeras con los precios más ajustados son Huelva, Granada, Almería, Murcia, Castellón o Lugo, con un precio medio entre 1.000 y 1.300 euros por metro cuadrado”, indica Ferrer-Bonsoms.

1.000 euros por semana

Recién estrenado el verano, son muchos los rezagados que aún buscan un apartamento para estas vacaciones. Se van a encontrar con que la media nacional se sitúa en 1.016 euros por semana, 90 euros más que el año anterior, con un incremento del 9,7%, según los datos del informe realizado por Tecnitasa. Aunque el mercado es muy heterogéneo.

La costa catalana es la que más aumenta sus precios, según la tasadora. En Tarragona, que se ha encarecido un 15,2%, destaca Salou, donde hay que desembolsar 1.370 euros por semana por un apartamento de 60 metros cuadrados. Le sigue Girona, con subidas del 12,6%, donde se pueden reservar apartamentos de 50 metros por 1.500 euros en Cadaqués o 1.200 en el centro de Begur. Lo más económico se puede encontrar en Blanes, en Los Pinos, por 700 euros por semana, o en Palamós, por 850 euros. En Barcelona destaca Sitges, donde se alquilan 80 metros por 1.600 euros. No todo son sustos. Alquilar en Cantabria o Murcia puede salir igual o incluso un poco más económico que el verano de 2021. En el centro de San Vicente de la Barquera hay apartamentos por 595 euros o por 735 en la playa de Comillas.

Según José María Basañez, presidente de Tecnitasa, “las subidas producidas en los últimos años hacen que familias con recursos más ajustados deban, a la hora de veranear, reducir el número de días de vacaciones o buscar apartamentos de menor tamaño o bien más alejados de la playa”. Y añade: “Sin embargo, las ubicaciones más privilegiadas, como Illa a Toxa, Puerto Banús, Cadaqués o Ibiza, por poner algunos ejemplos, con precios muy elevados, siguen teniendo una alta demanda, con un lleno prácticamente total”.

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Sobre la firma

Sandra López Letón
Redactora especializada en el sector inmobiliario, del que informa desde hace más de dos décadas. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en EL PAÍS. Actualmente, escribe en el suplemento de información económica 'Negocios'. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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