Creatividad, la clave para impulsar tu negocio
Innovar es la mejor manera de impulsar cualquier empresa. Tener curiosidad y observar, pero también ser constante, son las herramientas para fomentar la creatividad
“Si quieres resultados distintos no hagas siempre lo mismo”. Esta sentencia, atribuida a Albert Einstein, creador de la teoría de la relatividad y uno de los científicos más importantes del siglo XX, encierra la esencia de la creatividad. Pero, ¿cómo se aplica la creatividad al mundo empresarial?
En general, la creatividad supone idear algo nuevo y diferente que ayude a cubrir los vacíos del mercado o que reinvente los modelos o los productos que ya existen. Su aplicación permite superar retos, mejorar la eficiencia de los procesos en cualquier ámbito empresarial y, en definitiva, ofrecer mejores productos que respondan a inquietudes y que solucionen problemas.
Crear en la empresa
La creatividad es el mayor activo de una compañía y supone algo más que exponer ideas, aunque las buenas ideas son el resultado de un proceso creativo. De hecho “se necesitan más de 60 ideas nuevas para llegar a crear un nuevo producto”, afirma Isa Moll, directora del máster de Science in Marketing Management de la escuela de negocios ESADE.
De la mano de la creatividad aparece la innovación, que es, ni más ni menos, que su puesta en práctica. Ambos son conceptos íntimamente relacionados. En la actualidad, donde la competencia empresarial es feroz y donde quedarse atrás no es difícil si se impone la rutina empresarial, ambas piezas son imprescindibles para sobrevivir, tanto en el canal físico como en el online. “La creatividad se trabaja, no es una actitud que esté en el ADN de las personas. Para desarrollarla hay que estar atento porque puede surgir en cualquier ámbito: en reuniones, tras la queja de un cliente, a raíz de un problema en el desarrollo de un producto…”, explica Cristian Saavedra, profesor de Marketing y Comunicación de la Escuela de Negocios INESEM.
Empresas como Airbnb o Cabify, que comenzaron desde cero y su inversión no fue su punto fuerte, apostaron por la creatividad para cubrir un hueco en el mercado. Lo lograron tras dedicar una buena parte de su tiempo a la investigación. “Triunfaron porque pivotaron siempre alrededor del cliente y le hicieron el centro de su estrategia”, expone Saavedra.
Ejemplo 1: Ashes to life
El objetivo inicial de esta empresa fue buscar soluciones para paliar las consecuencias de los incendios forestales y devolver la vida a bosques que habían quedado reducidos a ceniza. Con una inversión de 65.000 euros y tras muchos estudios, pensaron en transformar una sustancia como la ceniza en distintos productos ecológicos. De momento, su porfolio está compuesto por jabón hidratante y un exfoliante, que provienen de ceniza de cáscara de coco, y una jabonera de ceniza y resina mineral, que se elabora con la ceniza que se obtiene tras la poda controlada y la limpieza de montes gestionados de forma sostenible.
Ashes to life espera seguir desarrollando la producción tanto de los cosméticos ecológicos de ceniza como diseñar y crear accesorios a partir de este mismo material.
Cómo se fomenta la creatividad
La creatividad es vital ahora que los consumidores tienden a ser infieles ante la gran oferta que se les presenta. Sin ideas no hay creatividad, pero no siempre las que parecen buenas triunfan, ni al contrario. He aquí una serie de pautas que dibujan el camino para desarrollar la creatividad en el ámbito laboral y los negocios
- Investigar y recabar toda la información posible.
- Desarrollar un plan estratégico mediante un trabajo en equipo. “Encontrar elementos que te diferencien del resto”, aclara Moll.
- Observar todo lo que pasa alrededor. También prestar atención a los cambios.
- Aprender de los errores. Fallar no es algo malo, todo lo contrario. “Es positivo. Equivocarse es una manera de aprender continuamente”, explica Saavedra.
- Combinar la intuición con la racionalidad.
- Crear áreas interdisciplinares en la empresa que enriquezcan los distintos escalones.
Ejemplo 2: Mykes Gourmet
Comercializar trufa y setas de Soria no es nada nuevo, pero Mykes Gourmet ha creado productos inusuales con estos ingredientes que abren nuevas posibilidades gastronómicas. Sus creadores, con una inversión que apenas rozó los 40.000 euros, han confeccionado productos artesanales con un valor añadido que les distingue del resto: crema de queso, aceite de oliva o mantequilla con boletus, queso de oveja con trufa negra o blanca, huevos camperos trufados, miel con trufa negra o blanca o salsa con trufa y miel. Su apuesta pasa por renovar regularmente sus productos y el diseño de sus tarros y sus presentaciones.
Técnicas para el desarrollo de la creatividad
No basta con sentarse a pensar y esperar a que afloren las ideas. La creatividad se sirve de métodos que ayudan a su desarrollo, como el Design Thinking. Esta metodología está centrada en el cliente, se orienta a la acción y su fin en encontrar soluciones. Muchos problemas se deben a la rutina, por eso, la creatividad ayuda a que los problemas se enfoquen de manera diferente y se aporten nuevas alternativas que conduzcan a una solución.
Ejemplo 3: Woman’s Back
Una situación tan delicada como superar un cáncer de mama fue el punto de partida de este negocio. Con un toque de creatividad, y para no dejar de practicar deporte (que por otra parte es una actividad recomendada para quienes han sufrido este problema), los fundadores de Woman's Back diseñaron una mochila fácil de llevar, más ligera que no causa daños ni en brazos ni en espalda.
Con el asesoramiento del Hospital de Sant Pau de Barcelona y 10.000 euros de inversión, han creado estas mochilas con un sistema de cierre que con solo tres pasos permite llevar peso y liberar de presión la zona intervenida. Están personalizadas y adaptadas para cada mujer. También están pensadas para personas que les falta un brazo o que llevan un by-pass.
El Design Thinking se divide en varias etapas:
- Empatía. “Realizar un perfil detallado sobre el consumidor es básico”, señala Saavedra. Hay que recabar información para conocer lo que se está demandando. Investigar cualitativamente al consumidor y ponernos en su lugar: qué le preocupa y qué consume, por ejemplo.
- Definir el problema. Ahora toca sintetizar la información, desterrar lo obvio y detectar necesidades, problemas o deseos a los que tenemos que dar solución. Por ejemplo, si nuestro problema estuviera relacionado con las mochilas que llevan los niños al colegio para que no terminen con problemas de espalda, podríamos definir este problema cómo: qué puedo hacer para rebajar ese peso o qué otras alternativas hay para trasladar los libros. A partir de esta etapa, toca encontrar soluciones.
- Idear. Consiste en crear las soluciones para los problemas que plantean los consumidores. Idear no nace solo a partir de una lluvia de ideas (también conocido como brainstorming, su traducción en inglés), “no consiste en proponer muchas ideas, sino convergerlas; es decir, hallar un punto común entre ellas que nos facilite una solución. En general, un 20% del tiempo se puede dedicar a proponer y el resto a converger”, señala Moll.
- Hacer un prototipo. Una vez que tenemos la información, es necesario crear un producto piloto con el que poner a prueba el mercado.
- Testar. Probar el producto, recoger las respuestas del consumidor e ir adaptándolo a la demanda.
¿Qué impide ser creativo?
La creatividad no siempre surge ni es fácil ponerla en práctica. El proceso creativo, a veces, se ve frenado por cuestiones humanas como:
- El miedo a asumir riesgos y a expresar las ideas con naturalidad. Dudar y no atreverse a tomar decisiones es más negativo que equivocarse.
- La falta de confianza en el producto.
- Una excesiva jerarquización de las empresas que no permite canalizar las ideas y que provoca que se diluyan.
- La ansiedad y la prisa suelen conducir a tomar como válida la primera idea.
Ejemplo 4: Santiago Ways
Lleva en el mercado desde 2016 y desde entonces no ha parado de crecer. La idea surgió cuando los creadores intentaron contratar un viaje organizado para hacer el Camino de Santiago sin éxito. Entonces decidieron montar una agencia que se dedicara ex profeso a gestionar viajes para hacer el camino, de forma que el peregrino lo hiciera más cómodamente y sin preocupaciones. Santiago Ways solucionó así un problema y creó un nuevo segmento para el que le bastaron 6.000 euros de capital. Hoy su facturación asciende a cifras con seis ceros.