Las oportunidades laborales que traerá la revolución energética
La transición energética necesita profesionales concienciados con la sostenibilidad y con competencias digitales. La modalidad de la Formación Profesional Dual es uno de los caminos para convertirse en uno de ellos
El sector de la energía está inmerso en su propia transición hacia un modelo más sostenible. En Europa y en España, las refinerías se están transformando para ser capaces de generar productos de baja, neutra o incluso huella de carbono negativa a partir de materias primas alternativas, como el CO2 capturado, el hidrógeno renovable o los residuos urbanos y agrícolas. En cuatro años, España contará con nuevas plantas en Cartagena y Bilbao para la generación de combustibles sostenibles, que contribuirán a descarbonizar el sector, que requerirán trabajadores capacitados para gestionar nuevos modelos productivos. Pero, ¿cuál es el perfil de los nuevos profesionales que demandará un sector en plena transformación?
“El 60% de los empleados de una refinería tienen como formación de partida la FP, concretamente, de Química Industrial”, asegura Salvador Lorenzo, gerente de Diversidad de Repsol. Estos estudiantes se preparan para poder desarrollar tareas en casi todos los departamentos de los complejos industriales. Podrían estar destinados a producción, la razón de ser del negocio, pero también a las labores de mantenimiento y prevención de averías y al desarrollo de mejoras técnicas que contribuyan a optimizar los procesos productivos. También a los departamentos de seguridad, medio ambiente y calidad (denominados SMAC, por sus siglas) desde los que se vela por la protección de los trabajadores y la garantía de que todos los procedimientos se llevan a cabo acorde a las normas establecidas y respetando los principios de sostenibilidad.
“Como premisa básica, estos especialistas deben tener como prioridad la seguridad y el medio ambiente en cualquier decisión que tomen en su vida profesional”, remarca Dácil Suárez, responsable de Personas y Organización de la refinería de Repsol en A Coruña.
Suárez trabaja mano a mano con los alumnos del grado superior de Química Industrial del Instituto de Educación Secundaria A Sardiñeira, en la ciudad gallega. “En torno al 95% de los que cursan la FP Dual con nosotros entran a formar parte de nuestra plantilla en el complejo industrial de A Coruña, principalmente como operadores de planta química”, especifica Suárez.
Este ciclo superior es uno de los 10 cursos en los que colabora Repsol. Los estudios de FP Dual están divididos en dos años en los que se compaginan las lecciones teóricas con la parte práctica que se efectúa en los complejos industriales que la energética tiene en A Coruña, Cartagena, Bilbao, Tarragona y Puertollano (Ciudad Real), además de su centro de investigación Repsol Technology Lab en Móstoles (Madrid), entre otros. Los alumnos pasan allí casi la mitad de las 2.000 horas que componen el plan. “Un 40% del tiempo se desarrolla en la planta”, puntualiza Lorenzo.
Cada vez más empresas del sector energético se suman a esta modalidad en alza. En el curso 2019/20 se matricularon en FP Dual en torno a 25.800 alumnos, cinco veces más que en 2012, cuando comenzó en España, y se imparte en 889 centros, según el Ministerio de Educación y supone en torno al 3% de la oferta total de FP. Constituye, además, una de las principales líneas estratégicas del Plan de Modernización de la Formación Profesional impulsado por el Gobierno, dotado con una inversión de 1.500 millones de euros, en el que se prevé crear 200.000 nuevas plazas de formación profesional los próximos cuatro años para dar respuesta formativa a las necesidades crecientes del mercado laboral.
“Este sistema permite integrar las necesidades de la empresa en la educación y a los estudiantes acercarse de manera inmediata a la realidad laboral, la oportunidad de formarse con expertos y adquirir experiencia profesional, algo determinante para acceder al empleo”, admite Lorenzo. El mejor proceso de selección, opina Dácil Suárez, es “haber compartido los retos de cada día durante sus prácticas con los profesionales de Repsol”.
La modalidad dual no atrae únicamente a jóvenes que buscan unos estudios con salida profesional garantizada. Lorenzo y Dácil se encuentran con muchos universitarios que deciden complementar su formación con la FP dual para mejorar su empleabilidad. “Son profesionales sénior y universitarios que buscan dar un vuelco a su carrera y encuentran un camino a través de la FP dual”, puntualiza Lorenzo.
Nuevas aptitudes para la industria del futuro
Los cambios que está experimentando la industria hacia un modelo más sostenible, unido al proceso de digitalización, hace que ambos aspectos ganen peso en el currículum de los futuros profesionales. “La evolución de los puestos de trabajo va paralela a la evolución de la tecnología y experimenta una aceleración con la digitalización, lo que lleva a procesos de automatización y la aparición de nuevas funciones”, destaca Lorenzo. “Las competencias para poder entablar el diálogo con las máquinas y con los sistemas de producción van a ser esenciales”, añade, en referencia a que buena parte de las labores en un complejo industrial se hacen desde un ordenador.
Esto supone un cambio en el perfil de los estudiantes. “Necesitaremos perfiles con orientación a la digitalización, con sensibilidad hacia la transición y la eficiencia energética, con responsabilidad y con buena predisposición al cambio y al trabajo en equipos multidisciplinares, pero sin perder nunca la orientación a la seguridad y el medio ambiente como premisa básica”, anuncia Suárez.
La adaptación al cambio es una de las principales habilidades no técnicas más valoradas en un entorno laboral altamente disruptivo en el que la tecnología está en continua evolución. “Requiere profesionales capaces de asumir trabajos donde la adaptación al cambio es clave, y que están en transformación permanente”, precisa Suárez.
Una cualidad que solo se puede desarrollar en el desempeño diario de las tareas. En eso, la Formación Profesional Dual aventaja a la presencial. “Solo así va a entrenar las competencias relacionadas con la capacidad de asumir una transformación cada vez más acelerada”, detalla Lorenzo.
La resiliencia, esa capacidad para aceptar situaciones adversas y buscar una solución, es también muy estimada en este entorno. “La disposición del joven profesional, su interés y ganas de aprender será lo que marcará en gran medida su desarrollo”, argumenta Lorenzo. “A partir de ahí, lo fundamental va a ser demostrar el talento para crear valor de manera sostenible para afrontar juntos el reto de la energía del futuro”, completa.
De refinerías a 'hubs' multienergéticos
Repsol se encuentra inmersa en un proceso para convertirse en una empresa cero emisiones netas en 2050. Para alcanzarlo esta meta ha desplegado un Plan Estratégico 2021-2025, que incluye una apuesta multienergía que combina todas las tecnologías para la descarbonización y pone el foco, entre otros objetivos, en la mejora de la eficiencia, el incremento de la generación renovable, el desarrollo de la economía circular y el impulso a proyectos punteros que reduzcan la huella de carbono de la industria.
Sus complejos industriales, cinco de ellos en España, han comenzado a transformarse en grandes hubs multienergéticos que permitirán la generación de productos de huella de carbono baja, nula o incluso negativa y el impulso de nuevos modelos de negocio basados en la digitalización.