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El bum fotovoltaico urge a reformar peajes y cargos para llevar el consumo a las horas solares

La estructura del recibo de la luz diseñada en 2021 ha contribuido a descargar las redes pero no responde a la realidad actual del mercado

Ignacio Fariza
Una planta solar fotovoltaica, en Segovia.
Una planta solar fotovoltaica, en Segovia.Imagen facilitada por Apple

Fue hace justo tres años, pero las cosas han cambiado mucho desde entonces. El 1 de junio de 2021, poco antes de la crisis energética, se estrenaba a bombo y platillo la por aquel entonces nueva factura de la luz. Se creaban tres periodos de peajes y cargos en función del precio (valle, llano y punta) para incentivar o desincentivar el consumo en función de la hora y del día de la semana. Un cambio con sentido, pero que seguía una lógica de demanda y no de oferta: buscaba, ante todo, evitar que se saturase la red. En ese periodo, en cambio, la potencia instalada de fotovoltaica —tanto en suelo como en tejado— se ha disparado. Y el autoconsumo ha desestresado las redes en las horas solares.

Poner la lavadora de madrugada, un gesto de ahorro que empezó a popularizarse a mediados de 2021, empieza a no tener sentido. Tanto en días de diario como en fines de semana, el precio mayorista de la electricidad es recurrentemente más barato en las horas centrales de la jornada —cuando más energía fotovoltaica entra en el sistema— que por las noches, cuando las únicas fuentes renovables capaces de inyectar electricidad son la eólica y la hidráulica. Un cambio de patrón, acelerado en los últimos tiempos, que obliga a repensar tanto los peajes —en manos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, (CNMC)— como los cargos —una responsabilidad que recae sobre el Ministerio para la Transición Ecológica—.

La realidad de los últimos tiempos es que los peajes (con los que se pagan las redes) y los cargos (que cubren otros costes del sistema, como las primas a las renovables antiguas o los sobrecostes en los territorios extrapeninsulares) están neutralizando la señal de precios que sí envía el mercado mayorista. Con la paradoja de que en las horas solares, pese a ser mucho más barata la electricidad en origen, el consumidor puede llegar a pagar más que de madrugada.

“Hay que poner al día los periodos horarios para tener en cuenta el nuevo perfil de la generación”, reclama Luis Atienza, expresidente de Red Eléctrica de España (REE). “El objetivo debe ser llevar la demanda a las horas de sol para aprovechar nuestro mejor recurso”. ¿Cómo? “Alineando todos los incentivos y evitando lo que ocurre ahora: que la señal económica que proporciona el mercado se vea contrarrestada por los peajes y cargos”.

Competencia acaba de echar a andar el proceso para revisar la estructura de los peajes: en abril comunicó que empezarían los trabajos para modificar la circular actual para “actualizar la señal de precios que se quiere trasladar al consumidor”. A largo plazo, eso sí: para el próximo periodo regulatorio, que va de 2026 a 2031. En el caso de los cargos, el ministerio se limita a afirmar que la futura estructura de cargos “intentará adaptarse a la que determine la CNMC para los peajes, para no añadir complejidad y para reforzar, en su caso, las señales de precio que se pretenda dar”.

Más incentivos

“Lo suyo sería que tanto los peajes como los cargos acompañaran al precio más bajo de la luz a mediodía, no como ocurre ahora”, sostiene el analista independiente Francisco Valverde, que llega a reclamar “cargos cero o muy bajos” en las horas solares para incentivar el consumo. Un punto, este último, en el que concuerda Rafael Salas, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid: “En los peajes hay un tira y afloja entre la necesidad de recoger el precio de la energía y el de la saturación de la red, pero en los cargos no: ahí está claro que se debería incentivar el consumo de mediodía”.

La red, aun siendo prácticamente la misma, ha sufrido un cambio importante en estos tres últimos años. Por un factor completamente exógeno: la proliferación de paneles en el tejado. “Con todo el autoconsumo que ha entrado, está mucho menos estresada en las horas centrales del día”, subraya Valverde. La explicación es sencilla: cuantos más hogares y empresas tienen paneles en el tejado, menor es su demanda cuando hace sol.

“La hora punta de la mañana, de diez a dos, ha dejado de serlo, sobre todo en primavera y en verano”, completa Tomás Gómez San Román, profesor de Ingeniería Eléctrica de ICAI, que recuerda, no obstante, que “todos los consumidores no son igual de flexibles a la hora de gestionar sus consumos ni de cambiar sus hábitos”. Un cambio en la estructura de peajes y cargos, en fin, ayudaría; pero tampoco cabría esperar un cambio radical en el patrón de consumo. Sobre todo, en el caso de los hogares: la industria sí suele responder mucho más a los precios.

20 gigas más de paneles

La fotovoltaica, tanto en suelo como en tejado, es el elemento que lo ha cambiado todo. A mediados de 2021, cuando entró en vigor el actual esquema de reparto de peajes y cargos, la fotovoltaica en suelo rondaba los 13 gigavatios (GW) de potencia instalada y los autoconsumos sumaban poco más de uno. Hoy, son casi 27 y siete, respectivamente: 20 gigas más en total. Este despegue sin precedentes también ha elevado el número de horas de precios cero en el mercado mayorista. Y ha propiciado los primeros valores negativos, en los que se desperdicia electricidad por falta de demanda. De ahí que, a la espera de que se popularicen las soluciones de almacenamiento a gran escala, sea tan importante desplazar tantos consumos como sea posible a esos tramos.

Con todo, como recuerda Diego Rodríguez, de Fedea, cualquier cambio en la estructura de peajes y cargos solo tendría incidencia de manera directa en el mercado regulado o PVPC, donde la trasmisión sería directa. En el mercado libre, en cambio, las eléctricas tienden a ofrecer tarifas fijas en las que el consumidor no tiene incentivos para llevar su demanda a las horas más renovables. “Hay un debate, casi de partida, sobre si peajes y cargos tienen o no que emular al mercado. Es una reflexión pertinente, pero hay que pensarlo bien antes de dar el paso”, observa.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.
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